Brasilia
Luz verde para destronar a Dilma Rousseff
La comisión parlamentaria aprueba iniciar el proceso de destitución de la presidenta brasileña. El vicepresidente filtra un audio en el que da por hecho que sucederá a Dilma
La comisión parlamentaria aprueba iniciar el proceso de destitución de la presidenta brasileña. El vicepresidente filtra un audio en el que da por hecho que sucederá a Dilma
La comisión especial parlamentaria que analiza la validez del «impeachment» contra Dilma Rousseff aprobó ayer el envío al plenario del proceso, lo que supone un espaldarazo a la causa para provocar la destitución de la mandataria. Por 38 votos a favor y 27 en contra, la comisión, integrada por 65 diputados, decidió apoyar la propuesta de juicio político de la oposición, que acusa a Rousseff de haber cometido un supuesto «crimen de responsabilidad» al gestionar las cuentas públicas de 2014.
Durante la tumultuosa y larga sesión, quedó escenificada la polarización de Brasil respecto al «impeachment». Los diputados de los dos bandos, que se enzarzaron en innumerables diatribas, exhibieron carteles a favor y en contra del juicio político, considerado por algunos un golpe de Estado encubierto. Ante el temor de que se produzcan masivas manifestaciones a favor y en contra de la presidenta, se instaló un muro construido por vallas de metal y alambre de espino a las afueras del Parlamento en Brasilia, en una enorme explanada de césped en las inmediaciones de las sedes de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo.
Al final de la tarde, una filtración amenazaba la estabilidad de todo el proceso. El vicepresidente Michel Temer, según algunos un «traidor» con ansias golpistas, envió supuestamente por error un audio en el que da por hecho que el «impeachment» prosperará y presentó un programa de Gobierno.
En su alocución, enviada a un grupo de Whatsapp equivocado y luego filtrado a la Prensa, Temer dice estar «preparado para enfrentarse a graves problemas que afligen a nuestro país». Señala que Brasil deberá hacer «muchos sacrificios» para volver al crecimiento, mientras que el entorno de Rousseff se declaraba «estupefacto» por la revelación.
«Ese audio demuestra las características golpistas del vicepresidente», comentó Ricardo Berzoini, ministro de la Secretaría de Gobierno, en referencia a las ansias de Temer de que la caída de la mandataria le convierta en presidente hasta 2018, como establece la Constitución brasileña. Algunas fuentes presidenciales señalaban que no había nada de erróneo en el envío del audio, sino que se trató de un acto deliberado para influir en la votación del Congreso.
Todo ello porque ahora es en la Cámara Baja donde se concentra el peso político del «impeachment», que debe recibir el respaldo de al menos dos tercios de la Cámara (342 de los 513 diputados) para que prospere y llegue a la fase definitiva en el Senado.
Se trata de una extensa mayoría que ninguna encuesta predice por el momento. Aunque la burocracia brasileña tiende a impedir la celeridad del proceso, algunos juristas y políticos especulan con que la votación en el Congreso se celebrará el domingo, con el objetivo expreso por parte de la oposición de llenar las calles de Brasilia de manifestantes y someter a los parlamentarios a la presión popular, sea a favor o en contra. Si el Congreso diera su visto bueno, el Senado, presumiblemente, analizaría en los primeros quince días de mayo si finalmente aparta o no a Rousseff del poder. Pero los plazos pueden quedar alterados si el Gobierno recurre al Supremo Tribunal Federal y la máxima instancia judicial concede alguna medida cautelar para suspender el proceso por cuestiones de forma.
La «hoja de ruta»
- Viernes. Se comienza a debatir el «impeachment» en el Congreso.
- Domingo. El Congreso, previsiblemente, votará si expulsar a Dilma o no de su puesto como presidenta.
- Próximamente. El último paso antes del «impeachment» será llevado a cabo por el Senado, que ratificará o no la decisión del Congreso.
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