Precedentes históricos
Otros presidentes de EEUU, además de Trump, que sufrieron atentados, mortales o no
En 1981, Reagan salvó la vida de milagro: una bala le entró por la axila y se alojó en el pulmón- Kennedy, en 1963, fue el último que murió en una acción similar
Hace unos años, en campaña, el entonces aspirante a presidente de Estados Unidos Donald Trump afirmó que podría disparar a varias personas al azar en la Quinta Avenida de Nueva York y aún así le seguirían votando. Pero la realidad ha marchado por otra senda, y el candidato republicano y expresidente ha sido la víctima de una bala y no el tirador tal y como presumía.
Resulta que este sábado 13 de julio (justo 88 años después de que en España asesinaran al político José Calvo Sotelo), Donald Trump tuvo que ser evacuado por el personal de seguridad del escenario en Butler, Pensilvania, tras sufrir un ataque que las autoridades investigan como "intento de asesinato". El líder republicano confirmó en un primer mensaje en su red Truth Social tras el tiroteo que una bala le alcanzó en la oreja derecha y dijo que es "increíble" que algo así pueda haber ocurrido en el país.
Pero Donald Trump no es el primer presidente o expresidente estadounidense en sufrir un intento de asesinato, siendo abundantes los atentados contra los mandatarios a lo largo de la historia del país, pero desde 1981 no se registraba un suceso de esta gravedad:
Abraham Lincoln
El asesinato del presidente Abraham Lincoln en una cabina del Teatro Ford en Washington el 14 de abril de 1865 es uno de los hitos trágicos más famosos en la historia política estadounidense.
Lincoln fue asesinado por John Wilkes Booth, un actor y partidario de los confederados, quien se indignó con la sugerencia del entonces presidente de que el sufragio debería extenderse a los estadounidenses negros.
Wilkes Booth fue el autor del disparo mortal al presidente, y este agresor permaneció en busca y captura durante 12 días, antes de ser encontrado en una granja de Virginia y ajusticiado a tiros (quien a hierro mata...) por soldados del Ejército de la Unión.
James A. Garfield
James A. Garfield fue presidente durante apenas cuatro meses. Fue víctima de un disparo en una estación de tren en Washington DC, el 2 de julio de 1881. Resultó gravemente herido por dos balas que lo alcanzaron en el hombro y la espalda, y murió 11 semanas después por una infección.
El asesino del efímero Garfield, Charles J. Guiteau, otro enajenado, declaró que había disparado al presidente porque estaba enojado por no haber sido designado embajador en Francia.
William McKinley
El presidente republicano William McKinley fue acertado por una bala en el estómago el 6 de septiembre de 1901 en una feria del estado de Nueva York por parte de un anarquista. Murió ocho días después a causa de la gangrena.
El asesino Leon Czolgosz fue juzgado y condenado a muerte un mes después.
Theodore Roosevelt
En 1912, cuando Roosevelt ya había abandonado la presidencia pero era todavía un hombre enormemente popular, fue emboscado delante del Gilpatrick Hotel en Milwakee por un hombre llamado John Schrank, propietario de una taberna y presuntamente desequilibrado. La bala se quedó en el pecho de Roosevelt sin llegar al corazón. De hecho, Theodore vivió siete años más.
John F. Kennedy
El asesinato más famoso de todos los tiempos, con permiso del de Lennon, acabó con la vida de John F. Kennedy, quien recibió un disparo de Lee Harvey Oswald mientras viajaba por Dallas, Texas, en un descapotable junto a su esposa Jackie.
Recibió dos balazos en la cabeza y la espalda y fue declarado muerto media hora después en un hospital cercano. Aunque una investigación oficial concluyó que Oswald actuó solo, una encuesta realizada el año pasado concluyó que la mayoría de los estadounidenses creen que era parte de una conspiración más amplia.
Ronald Reagan
En 1981, el entonces presidente Ronald Reagan llevaba apenas unos meses en el cargo cuando fue disparado al salir de un hotel Hilton en Washington. Su agresor, un perturbado admirador de la actriz Jodie Foster, le disparó una bala que entró por la axila y se alojó en el pulmón, sin tocar el corazón ni poner en peligro su vida. En menos de un mes, el otrora actor retornó a la Casa Blanca.
Además de los citados, los servicios secretos han desbaratado numerosos planes para matar a otros presidentes en ejercicio, en planes más o menos elaborados. Estos planes, o al menos los que se han llegado a conocer, han tenido por objetivos a Donald Trump, Barack Obama, Bill Clinton, George W.Bush, Jimmy Carter, Gerald Ford y Richard Nixon, entre los más conocidos del siglo pasado