Canadá
Justin Trudeau: la pesadilla de que tu país se convierta en el estado 51 de EEUU
El primer ministro canadiense ha descartado de plano la incorporación a Estados Unidos, pero tendrá más difícil lidiar con la amenaza de los aranceles
La toma de posesión de Donald Trump está cada vez más cerca y desde el país vecino norteño esperan inquietos para ver hasta qué punto son reales las amenazas del presidente electo de convertir Canadá en el estado 51 de EEUU. El republicano no bromea. En una reunión hace pocos días en su mansión de Mar-a-Lago (Florida) con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, Trump ya puso encima de la mesa esa posibilidad. De lo que no se ha hablado tanto es de la respuesta del líder canadiense, que cuando escuchó sus intenciones planteó el intercambio de ciertos territorios por los estados norteamericanos de Vermont o California.
La nueva solución, explicó Trudeau en una entrevista con la cadena NBC, no le hizo tanta gracia al futuro mandatario y enseguida pasaron a discutir «cuestiones más serias», dijo Trudeau en la entrevista, en la que también enfatizó que «la atención no debe centrarse en lo que está diciendo y que nunca sucederá, sino en lo que sí podría suceder, como si decide seguir adelante con aranceles que elevarán el coste de casi todo para los ciudadanos estadounidenses», en referencia al 25% de carga que Trump quiere imponer a los productos canadienses. Por mucho que Trudeau se empeñe en desviar la atención a otros frentes también importantes, lo cierto es que Trump ha redoblado los llamamientos a anexionar Canadá amenazando con «fuerza económica», sobre todo después de la decisión de renuncia del líder canadiense, que esta semana anunció que abandonaría su cargo tras casi 10 años de mandato cuando su partito tuviera un buen sustituto.
Lo cierto es que la idea no parte de las infundadas ilusiones de un soñador, lo que Trump propone viene de lejos, cuando los primeros estadounidenses invadieron Quebec durante la Revolución americana con la intención de hacerse con la ciudad. Nunca lo llegaron a conseguir, pero los temores de una anexión forzada estuvieron latentes hasta el siglo XX, cuando ambas potencias se convirtieron en aliados en el seno de la NORAD (North American Space Defense Command) y la OTAN (organización del Tratado del Atlántico Norte).
Tampoco hay que olvidar que ya en el pasado EE UU consiguió hacerse con una parte del Ártico, por ejemplo, que puede servirle para defender su otra cruzada de anexionar Groenlandia. Fue el 3 de marzo de 1867, cuando compró el terreno de Alaska a Rusia por 7,2 millones de dólares de la época (el equivalente a 138 millones actuales, 134 millones de euros). Hoy en día, Alaska es uno de los estados más ricos del país norteamericano por sus abundantes recursos naturales como el petróleo, el oro y el pescado, además de ser una puerta estratégica de entrada al Ártico.
Aun así, hay expertos que apuntan a la complejidad logística. Canadá es una monarquía constitucional dividida en 10 provincias, y una cuarta parte del país habla francés. Además, la idea de que Canadá se convierta en territorio estadounidense es bastante impopular entre los habitantes del país norteño. Una reciente encuesta publicada por The Canadian Press apunta a que el 82% de los canadienses se opone a unirse a EE.UU, y además otro estudio señala que la gran mayoría de ellos habrían preferido que la candidata Kamala Harris ganara las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre, en vez de a Trump.
Trump no parece estar bromeando acerca de esta cuestión, y esta semana, en una rueda de prensa desde Florida dio muestras de haber pensado acerca del tema y sus ventajas. «Si nos deshacemos de esa línea trazada artificialmente y observamos cómo se ve, también sería mucho mejor para la seguridad nacional», señaló. Trump no recurrió a estos términos de manera casual.
El presidente electo podría declarar una emergencia nacional para hacer realidad la imposición de aranceles, apelando a la entrada de fentanilo a través de la frontera. Aunque también es cierto que, de ahí a quedarse con Canadá, hay un camino largo. No hay «ni la más mínima posibilidad» de que eso ocurra, dijo Trudeau esta semana. Posiblemente la decisión ya no esté en sus manos porque está a punto de marcharse, pero a su opositor tampoco parece gustarle la idea.
«Canadá nunca será el estado 51. Punto», ha dicho el líder del Partido Conservador Pierre Poilievre, «somos un gran país independiente. Somos los mejores amigos de EEUU. Gastamos miles de millones de dólares y centenares de vidas en ayudar a EEUU a tomar represalias contra Al Qaeda por los ataques del 11-S». Jagmeet Shing, líder socialdemócrata del Nuevo Partido Democrático le pidió a Trump que dejara de decir «tonterías». «Ningún canadiense quiere estar contigo», sentenció.
Moderno, cosmopolita y carismático
Justin Pierre James Trudeau se convirtió en el 23º primer ministro canadiense en 2015, pero era líder de su Partido Liberal desde 2013. Su padre también fue primer ministro hasta 1979. Puede presumir de un carisma que siempre le ha ayudado a acercarse al pueblo. Moderno, cosmopolita y progresista, ha sobrevivido a cuatro administraciones estadounidenses.
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