Asia
Xi Jinping está decidido a construir una "gran muralla de acero" militar en China
El presidente chino elogia el papel del Partido Comunista Chino en la historia reciente del gigante asiático tras la humillación sufrida por el "acoso de potencias extranjeras" a finales el siglo XIX
En un momento en que las relaciones con Occidente atraviesan momentos extremadamente tensos, Xi Jinping ha prometido reforzar la seguridad de China y convertir el ejército en una "gran muralla de acero" para salvaguardar la soberanía nacional y los intereses de desarrollo de su país. El contundente mensaje lo lanzó en un discurso pronunciado el lunes durante la clausura de la sesión anual de la Asamblea Popular en la capital, en la que Xi se aseguró un tercer mandato sin precedentes como presidente y nombró a un estrecho aliado como su número dos.
Al término de la sesión parlamentaria anual y ante un auditorio de cerca de 3.000 delegados que le eligieron presidente por unanimidad, Xi elogió el papel del Partido Comunista Chino en la historia reciente del gigante asiático, tras la humillación sufrida por el "acoso de potencias extranjeras" que habían reducido a la nación a un Estado "semicolonial" y "semifeudal". En un plática, con fuertes tintes nacionalistas, afirmó que "tras un siglo de lucha hemos barrido la humillación y el pueblo chino se ha convertido en dueño de su propio destino"
En un pasaje dedicado a Taiwán, Xi renovó su compromiso de "resolver la cuestión" y proceder a la "reunificación con firmeza" de la isla con China, algo que constituye una "aspiración común" de todo su pueblo. "Debemos oponernos resueltamente a la interferencia de fuerzas externas y a las actividades independentistas y proseguir con el proceso de reunificación de la madre patria", aseveró. Con todo, se abstuvo de afirmar, como lo hizo en otras ocasiones, que no descartaría el uso de la fuerza militar si otros esfuerzos no prosperan.
Las tensiones en torno a Taiwán han aumentado recientemente. Los dirigentes comunistas consideran a la república democrática insular como parte de su país. Pero la isla se considera independiente desde hace mucho tiempo. Tras la invasión rusa de Ucrania, ha aumentado la preocupación internacional ante la posibilidad de que China emprenda una acción similar contra esta. En ese caso, Estados Unidos también se vería arrastrado al conflicto al estar comprometido con la capacidad defensiva de Taipéi .
No se hizo mención directa a las tensiones con Estados Unidos, ni con Occidente. No obstante, no pasó desapercibido el reciente nombramiento como ministro de Defensa de un general, Li Shangfu, que fue golpeado por las sanciones estadounidenses en 2018 por comprar armas a Rusia. Ya en los últimos días, Xi subrayó la importancia de reforzar la unidad de las Fuerzas Armadas, y de nuevo durante la Asamblea la semana pasada señaló a Washington y Occidente, en términos más tajantes que nunca.
El fragmento más poderoso de su arenga fue el dedicado al Ejército, en el que vinculó la seguridad al desarrollo de China. "Es necesario transformar las Fuerzas Armadas en una Gran Muralla de Acero que salvaguarde eficazmente la soberanía nacional, la seguridad y los intereses del desarrollo", dijo el presidente chino. En un contexto de crecientes tensiones con la Casa Blanca, el presupuesto militar de la potencia emergente aumentará un 7,2%, más que el gasto global.
China posee, con diferencia, el mayor ejército del mundo, con 2,8 millones de soldados, marineros y aviadores, el doble que los estadounidenses. Estados Unidos es el número dos y otros países con más de un millón de soldados en activo son los vecinos de China: Rusia, India y Corea del Norte. Sin embargo, el ejército chino era un millón de personas más fuerte en la década de 1980, antes de que los líderes comunistas reconocieran que su tamaño en realidad iba en contra de su objetivo de desarrollar una fuerza moderna.
Por último, Xi reiteró una vez más la importancia de la autonomía científica y tecnológica de su pais , en un momento complicado en el frente económico, tema que el nuevo primer ministro, Li Qiang, desarrolló de forma más específica. Las perspectivas, en cuanto a la recuperación económica mundial, "no son optimistas", dijo el nuevo primer ministro en su debut y añadió que el objetivo de un crecimiento en torno al 5% para 2023 "no es una tarea fácil" aunque dijo tener "plena confianza" en las capacidades del país.
En cuanto a las tensas relaciones con Estados Unidos, el nuevo primer ministro se mostró más conciliador y abogó por ampliar la cooperación. Las dos mayores economías están estrechamente vinculadas y ambas se benefician de ello. Apenas se refirió vagamente a la acusación de Xi sobre la voluntad estadounidense de impedir el ascenso de su país en el mundo mediante la contención y el aislamiento: "El cerco y la opresión no benefician a nadie".
Recientemente, Pekín ha tomado una serie de medidas para cooperar con Estados Unidos en materia de seguridad: firmar la Convención sobre Armas Químicas y el tratado de prohibición de pruebas nucleares, poner fin a su ayuda a las instalaciones atómicas de Pakistán, comprometerse a cortar las transferencias de misiles balísticos a este último, así como el comercio nuclear y de misiles de crucero antibuque con Irán, y contener discretamente a los norcoreanos. Además, China padece enormes problemas socioeconómicos, cuya solución exige mantener buenas relaciones con las principales potencias económicas del mundo, y con Washington en particular.
En estos tiempos de incertidumbre para la segunda economía mundial, el presidente chino en su plática de final de campaña hizo un llamamiento a mantener la estabilidad. Abogó por impulsar la innovación y la "autosuficiencia científica y tecnológica", pero no abordó las sanciones estadounidenses a tecnologías clave. "Debemos esforzarnos por mejorar eficazmente la calidad de la economía y lograr un crecimiento cuantitativo adecuado".
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