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Las purgas en China

Xi Jinping continúa con su implacable «caza de moscas, tigres y zorros»

El presidente chino castiga a más de 100.000 funcionarios en tres meses, en su lucha contra la corrupción en el partido comunista

Chinese President Xi Jinping (C) learns about the cultivation of crops tolerant to drought and alkalinity in a wheat field in Cangzhou, north China's Hebei Province XINHUA / Yan YanEFE

Iniciada a principios de 2013, la ofensiva anticorrupción liderada por el presidente chino y jefe del Partido Comunista, Xi Jinping, ha sido la más persistente de los últimos años. El líder impulsó su campaña para combatir esta lacra, mediante la cual se ha investigado públicamente a cientos de miles de funcionarios. Entre ellos se encuentran cargos estatales, suboficiales y miembros de comisiones militares, decenas de funcionarios ministeriales y cientos de viceministros.

Los últimos datos revelan que el mandatario chino ha castigado en los últimos meses a más de 110.000 funcionarios en el marco de una nueva campaña anticorrupción, según un informe del Centro Indo-Pacífico de Comunicación Estratégica (IPCSC).

Según el reporte, "111.000 personas fueron multadas en el primer trimestre de este año, incluidos cuadros de nivel provincial y de provincia, 633 cuadros de nivel de departamento, 669 de nivel de distrito y 1.000 de municipio. Se incluyen 15.000 generales. Además, otros 76.000 ejecutivos en zonas rurales, empresas, etc.".

La Comisión Central de Inspección Disciplinaria y la Comisión Estatal de Supervisión del Comité Central del Partido Comunista dieron a conocer su informe mensual anticorrupción a través de sus cuentas oficiales de WeChat. En él documento señalan que, durante los tres primeros meses, los organismos de inspección disciplinaria y supervisión recibieron 776.000 peticiones e informes, de los cuales 231.000 eran quejas y acusaciones. Según los datos del balance de marzo, se investigaron y resolvieron 7.021 infracciones.

La lucha contra la corrupción

La determinación política de Xi para "acabar con los tigres", "matar moscas a cañonazos" y "cazar zorros" se basa en su creencia de que "lo que el pueblo más resiente es la corrupción, así que debemos luchar decididamente contra ella".

Así, en medio de esta espectacular purga, Xi no dudó en atacar entre otros a un antiguo miembro del Comité Permanente del Buró Político del Partido Comunista, Zhou Yongkang, antiguo jefe de la seguridad interna, rompiendo así el tabú de la garantía de protección ofrecida a los dirigentes y a sus redes de relaciones tras el fin de su mandato.

Asimismo, la oficina general del Comité Central ha pedido a los miembros del partido de todas las regiones y departamentos que se movilicen como parte de una campaña nacional para "rectificar" el trabajo del partido, una frase que también utilizó el difunto líder supremo Mao Zedong.

De hecho, Mao fue el primer dirigente chino moderno que atacó explícitamente la "corrupción" dentro del régimen y entre las clases capitalistas. Sus campañas de principios de la década de 1950 pronto se convirtieron en brutales purgas políticas, que presagiaron los horrores de la Revolución Cultural.

De cara a este año, China ha continuado con la operación integral anticorrupción denominada "Sky Net”, que tiene su origen en 2015 y en la que ha establecido un mecanismo global para perseguir a los fugitivos.

La decisión se tomó a mediados de marzo en una reunión de la Oficina de Repatriación de Fugitivos y Recuperación de Activos del Grupo Central de Coordinación Anticorrupción. Como parte de los esfuerzos anticorrupción, la Comisión Nacional de Supervisión esta llevando a cabo una campaña específica para luchar contra los delitos relacionados con el servicio, localizar a los funcionarios corruptos huidos al extranjero y recuperar los activos robados.

Además, el Ministerio de Seguridad Pública ha relanzado la campaña "Caza del Zorro" con el supuesto objetivo de detener a funcionarios huidos al extranjero, mediante tratados bilaterales de extradición y acuerdos de cooperación judicial o a través de operaciones no oficiales llevadas a cabo en suelo foráneo.

Para ello, el Banco Popular de China junto al Ministerio de Seguridad Pública persiguen las transferencias encubiertas de activos malversados al extranjero. Por otra parte, el Tribunal Popular y la Fiscalía Popular Supremos tienen el objetivo de devolver los bienes robados en casos en los que los sospechosos o acusados se hayan fugado o hayan fallecido.

Cabe destacar que el gigante asiático lanzó su "caza de zorros" en 2014. Durante la campaña del año pasado, la Policía china detuvo a más de 700 fugitivos sospechosos de diversos delitos económicos y recuperó mil millones de yuanes (unos 131 millones de euros) de activos ilegales en un solo caso, la mayor cantidad de este tipo en los últimos tres años.

Asimismo, Pekín designó recientemente a un funcionario poco conocido del gobierno local como el principal regulador de la nación que supervisa el sector financiero de 61 billones de dólares, en un movimiento sorpresa después de que Xi revelara la mayor revisión de la burocracia de la nación en décadas. Li Yunze, un exbanquero, fue nombrado secretario del partido de la recién creada oficina nacional de supervisión y gestión financiera que regula miles de bancos, aseguradoras y empresas fiduciarias.

A la hora de imponer castigos apropiados a los corruptos, Xi no ha escatimado en variar las sentencias de severas a duras, de modo que el mensaje quede grabado en la memoria para hacer realidad "el objetivo estratégico de no atreverse, no poder y no querer ser corrupto". Incluso cuenta con su propio programa de televisión, "Tolerancia cero", una producción anual muy popular entre el público por mostrar la labor del organismo en la lucha contra el soborno y sacar a la luz la corrupción y la opulencia de los altos cargos del partido.