Visita de Estado
El plan de paz chino para Ucrania, que no gusta ni a Kiev ni a Moscú, centra el encuentro de Xi Jinping y Putin en Rusia
Se trata de la primera vista a Rusia del mandatario chino desde el inicio de la guerra en Ucrania y su primer desplazamiento a Moscú desde hace casi cuatro años
El presidente chino, Xi Jinping, aterrizó finalmente en Moscú para iniciar la visita de Estado más esperada de los últimos meses. Considerado a día de hoy como el único líder mundial capaz de parar la guerra en Ucrania, Xi Jinping llegó ayer a Rusia, con el plan de paz confeccionado por su Gobierno en la maleta y dispuesto a escuchar a su colega, Vladimir Putin, en este, su octavo viaje a Rusia, el país que más ha visitado de manera oficial como jefe de Estado.
Putin y Xi se conocen bastante bien, considerándose mutuamente los artífices de la nueva multipolaridad, siempre en contra del modelo occidental y norteamericano, una postura que les ha unido aún más desde el comienzo de la invasión de Ucrania y el aislamiento sufrido por Rusia como consecuencia de las sanciones impuestas.
La jornada de hoy, primera de esta visita, fue relajada y sirvió para que el presidente ruso pudiera conocer de primera mano el plan de doce puntos ideado por Pekín. «Hemos estudiado cuidadosamente sus propuestas para resolver la crisis aguda en Ucrania. (...) Siempre estamos abiertos al proceso de negociación. Discutiremos, por supuesto, todos estos temas, incluidas sus iniciativas, que consideramos, por supuesto, con respeto», comentaba a la prensa el jefe del Kremlin en presencia de su homólogo chino.
Putin no dejó escapar la oportunidad de felicitar a su colega por la tercera reelección conseguida como jefe del Gobierno de su país, algo sin precedentes en el gigante asiático. «En los últimos años, China ha dado un salto colosal en su desarrollo. En todo el mundo, esto es de genuino interés e incluso les envidiamos un poco», decía Putin al comienzo del encuentro, responsabilizando a Xi del éxito de su país durante la última década.
Lo de ayer solo fue una primera de contacto durante un almuerzo informal entre ambos líderes como antesala a la reunión oficial prevista para este martes en el gran palacio del Kremlin a las 15:00, hora de Moscú. Tal y como informaba ayer el portavoz del Gobierno ruso, Dimitri Peskov, será durante la jornada de hoy cuando Vladimir Putin y Xi Jinping aborden asuntos de la agenda bilateral con la firma de varios acuerdos de relevancia para ambos países. El colaborador de Putin también confirmó que el conflicto en Ucrania ocuparía una parte importante de la reunión, en la que el presidente ruso explicará de manera exhaustiva a su colega los motivos de la «Operación Especial» iniciada hace ya casi 13 meses por Moscú contra el país vecino. El Gobierno chino siempre se ha mostrado cauto a la hora de manifestar juicios en contra de Rusia, siendo incluso criticado por la comunidad internacional tras rechazar la adopción de sanciones en contra de Moscú, convirtiéndose en uno de los pocos países en abstenerse a la hora de condenar los ataques rusos en Ucrania durante la votación celebrada en la Asamblea de la ONU.
Esa falta de parcialidad de la que se acusa al Gobierno de Pekín fue recientemente corroborada por medios estadounidenses que publicaron la aparición en territorio ucraniano de varios drones de fabricación china, después de haberse utilizado para atacar desde las posiciones rusas. Otros medios norteamericanos afirmaban que varias factorías chinas habrían enviado al Ejército ruso alrededor de 1.000 fusiles de asalto y otros equipamientos militares. A pesar de ello, Xi Jinping ha considerado que puede convertirse en un mediador válido para poner fin al conflicto, continuando con el papel de pacificador ya demostrado tras negociar un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán.
Putin, que ya debe conocer todos los detalles de la propuesta china de paz, debería pronunciarse en breve al respecto, aunque la postura rusa está muy clara. El Kremlin no está dispuesto a retroceder en sus posiciones y ya ha dicho que sólo mantendría negociaciones con Kyiv si se le garantiza el control de la franja este y sur de Ucrania, algo que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha rechazado de plano exigiendo como primer paso para sentarse a conversar la retirada completa de las tropas rusas de su país. No obstante, desde Kyiv se mantienen atentos al resultado de esta visita, que le sería comunicado a Zelenski personalmente por Xi Jinping a su regreso.
El ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano afirmaba hoy mismo que «sigue de cerca» la visita del líder chino, esperando que este «use su influencia sobre Moscú» para llegar por fin a la paz en Ucrania», según un comunicado firmado por su portavoz, Oleg Nikolenko. «Estamos dispuestos a involucrarnos en un diálogo más cercano con China para restablecer la paz en Ucrania en consonancia con los principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas y con la última resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre este particular», afirmaba el documento difundido ayer. El ministro ucraniano de Exteriores, Dimitro Kuleba, mantuvo una conversación telefónica con su homólogo chino, Oin Gang, antes de la salida de Xi a Moscú.
La visita se produce pocos días después de que la Corte Penal Internacional emitiera una orden de arresto contra Putin por crímenes de guerra. La CPI acusa al mandatario ruso de ser el responsable de las deportaciones ilegales de niños ucranianos, alrededor de 16.000 confirmadas, a Rusia. Precisamente hoy, La comisión internacional de la ONU que investiga los crímenes en la guerra de Ucrania consideró que los traslados forzosos y la deportación de menores ucranianos a territorio ruso violan el derecho internacional y constituyen crímenes de guerra. «Las autoridades rusas violaron su obligación de facilitar por todos los medios posibles la reunificación de las familias y retrasaron injustificadamente la repatriación de civiles», aseguró Erik Møse, miembro de la comisión. Se desconoce si ambos mandatarios hablaron de la orden de arresto, aunque Pekín la criticó públicamente y ayer el Comité de Instrucción de Rusia incoó un caso penal contra el fiscal y los tres jueces del tribunal.
Esturión, ciervo y tarta Pavlova
Los presidentes concluyeron ayer tras cuatro horas y media de conversaciones su reunión informal en el Kremlin. Xi, que llegó sobre las 11:15 a Rusia en visita de Estado, abandonó el Kremlin al término de las negociaciones y de la cena con la que le agasajó su colega ruso. Putin ofreció un menú de siete pasos. Arrancó con un aperitivo de mariscos del Lejano Oriente ruso, seguido de un entremés de crepes con codorniz y setas. Después, ambos jefes de Estado disfrutaron de una sopa de esturión acompañada de rasstegái. Como plato fuerte, los comensales eligieron entre salmón blanco con verduras o un asado de ciervo con salsa de guindas. Y como postre, saborearon una tarta Pavlova, bautizado en honor de la bailarina rusa.
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