La muerte de 330 inmigrantes en las aguas del Canal de Sicilia cuando trataban de alcanzar la costa italiana ha provocado una nueva polémica entre Roma y Bruselas. Como ya ocurrió en octubre del 2013, cuando fallecieron 368 personas en el hundimiento de una embarcación cargada con refugiados cerca de la isla de Lampedusa, ahora también Italia y la Unión Europea tratan de escurrir la responsabilidad y echarse mutuamente la culpa de la tragedia.

El primer ministro italiano, el socialdemócrata Matteo Renzi, realizó un nuevo llamamiento a la UE para que intervenga. A su juicio, la raíz del problema se encuentra en Libia. «No existe sólo Grecia y Ucrania», advirtió, haciendo referencia a los dos países que monopolizan el debate en las últimas semanas en Bruselas. «También está Libia, que se encuentra fuera de control. Si queremos que el Mediterráneo no siga siendo un cementerio, la prioridad es resolver la situación de Libia», remachó.

Renzi también respondió al anterior primer ministro, Enrico Letta, quien planteó la necesidad de que Italia vuelva a poner en marcha la «operación Mare Nostrum», dotada de un amplio despliegue militar para socorrer a los inmigrantes en alta mar. El actual Gobierno de centro izquierda decidió ponerle fin a principios del pasado noviembre al considerar que los nueve millones de euros mensuales que costaba no eran asumibles. «Mare Nostrum» fue sustituida por «Tritón», un dispositivo de los Veintiocho con medios mucho más modestos. Son muchos los que piensan en Italia que con la anterior operación se habría evitado esta nueva tragedia. Hasta el comisario de derechos humanos del Consejo de Europa, el letón Nils Muiznieks, instó a la UE a dotarse de un sistema de socorro «eficaz», pues Tritón «no está a la altura».

«No hay que hacer un derbi entre ‘Mare Nostrum’ y ‘Tritón’. Cuando hay muertos sólo la idea de instrumentalizarlos hace daño al corazón», aseguró Renzi. También respondió a la derecha italiana, que considera las embarcaciones de inmigrantes una vía de acceso para los yihadistas. «Es imposible establecer un nexo entre estas barcas y el terrorismo», zanjó el primer ministro.

El vicepresidente de la Comisión Europea, el holandés Frans Timmermans, respondió a las palabras del primer ministro italiano diciéndole que «estamos todos en la misma barca». «La Comisión está preparando una agenda europea sobre esta materia, como una de nuestras prioridades, pero no podemos hacerlo solos. Junto a los Estados miembros y a los países de origen y de tránsito, debemos afrontar las razones por las que las personas sienten la necesidad de huir, aún sabiendo que corren el riesgo de morir», dijo Timmermans, pidiendo una «mayor cooperación a todos los niveles».