Oriente Medio

Israel lleva la guerra a Beirut con el lanzamiento de misiles desde un F-35 contra un líder de Hizbulá

En el ataque ha fallecido uno de los comandantes del grupo terrorista, según medios libaneses, además de otras siete personas

Horas después de salir del hospital, donde había sido atendido como consecuencia de la explosión de uno de los dispositivos intervenidos por el Mosad, Israel acabó esta tarde con la vida del jefe de la unidad de élite de Hizbulá –la fuerza Radwan– Ibrahim Akil, en el sur de Beirut. Junto a él, según las propias autoridades militares israelíes confirmaron este viernes, en el ataque murieron otros diez comandantes de la estructura militar de la organización chií que estaban reunidos con el jefe de operaciones de la organización proiraní.

Según información de las autoridades sanitarias libanesas recogida por el diario «L’Orient-Le Jour», el misil disparado desde un dron en el edificio de viviendas de Dahiyeh -en el sur de Beirut– donde tenía su refugio Akil acabó con la vida de al menos trece personas –cinco de ellas, niños– y dejó también casi 70 heridos, con nueve de ellos en estado crítico al cierre de esta edición.

Además de la guerra puramente militar, Israel y Hizbulá también se encuentran inmersos en una batalla propagandística y psicológica que se agudiza con el paso de los días. Hoy, el Partido de Dios no reconoció la eliminación de Akil ni de ninguno de los otros nueve mandos que las autoridades militares israelíes aseguran haber asesinado en los bombardeos selectivos, pero sí la muerte en combate en el sur del país de Husein Ali Mohsen Ghandoir.

Por su parte, el portavoz arabófono del Ejército israelí, Avichay Adraee, aseguraba en un mensaje en la red social X (antiguo Twitter) que las FDI «eliminaron a Ibrahim Akil, responsable de operaciones de Hizbulá y jefe efectivo de la fuerza Radwan, así como líder del plan de Hizbulá para la ocupación del Golán». Según fuentes militares israelíes recogidas por el diario «Haaretz», los miembros de Hizbulá abatidos fueron los cerebros de la agresión de Hizbulá contra el norte de Israel del día 8 de octubre de 2023, horas después de la incursión de las brigadas Al Qassam de Hamás en Israel, la cual dejó un balance de 1.200 muertos y centenares de heridos en unas pocas horas.

Una de las reacciones más virulentas a lo ocurrido en Beirut llegó de la Embajada iraní en Líbano, que en una nota oficial aseguró que «la locura de Israel ha sobrepasado todas las líneas». Desde el Pentágono se trataba de rebajar la tensión asegurando que la Inteligencia estadounidense no tuvo nada que ver en el ataque de ayer en Beirut y que el Gobierno del presidente saliente, Joe Biden, trabaja para que las poblaciones tanto del norte de Israel como del sur de Líbano «puedan regresar a sus hogares» lo antes posible.

Durante toda la jornada de este viernes, las fuerzas israelíes siguieron bombardeando incesantemente –y cada vez con mayor virulencia- la provincia meridional de Líbano donde Hizbulá concentra gran parte de sus armas. Mientras tanto, aunque cada vez más menguada su moral y también su capacidad bélica, Hizbulá continuó atacando el norte de Israel en la jornada de ayer. Según el portavoz de las FDI, la milicia chií lanzó hasta 200 cohetes contra territorio israelí en las últimas horas.

Con la eliminación de uno de sus principales mandos militares, Hizbulá recibe un nuevo golpe en una semana dramática para sus intereses. En un ataque de factura cinematográfica llevado a cabo por Israel –aunque no confirmado hasta el momento–, una cadena de explosiones simultáneas acabó con la vida de cuarenta personas y dejó en torno a 4.000 heridos en el sur del país, el valle de la Becá, en el este del país, y en la periferia sur de Beirut, el martes y el miércoles de esta semana.

En la tarde de este jueves, el líder de la organización, el jeque Hasan Nasrallah prometía, como tantas otras veces, venganza contra Israel y seguir continuando la guerra hasta que no concluya la ofensiva israelí en la franja de Gaza, que está a punto de cumplir un año, aunque admitiendo el «duro golpe» recibido.

A finales de julio, la rama militar de la organización liderada por Nasrallah ya había perdido a su «número dos», Fuad Shukr, en su escondite en el bastión de Dahiyeh, en la periferia sur de Beirut. Lo cierto es que, a pesar de la gravedad de las pérdidas sufridas, Hizbulá no ha sido capaz desde entonces, tampoco en las últimas horas, de atacar con la dureza prometida por sus líderes al «enemigo sionista».

Tampoco Irán, que ha lanzado recientemente –aunque antes de los tres días negros para Hizbulá de esta semana– un mensaje de mano tendida a Estados Unidos a través de su nuevo presidente Pezeshkian con el ánimo de revivir el acuerdo nuclear, ha sido capaz de vengar al frente del «eje de la resistencia» tras el asesinato en su suelo del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán al día siguiente de la eliminación de Fuad Shukr. «Israel sabe que Nasrallah no es ya creíble después de tanta amenaza y conoce perfectamente la capacidad armamentística de Hizbulá, puesto que es capaz de interceptar los misiles prácticamente en el momento de ser lanzados hacia su territorio. El mejor regalo que podría hacerle Israel en estos momentos a Hizbulá, que disfruta con esta situación de permanente tensión prebélica, es llevar a cabo una incursión terrestre en el sur de Líbano», reflexiona para LA RAZÓN el autor libanés y exinvestigador de Chatham House y la Universidad de Oxford en Reino Unido Nadim Shehadi. «Una incursión israelí restablecería su legitimidad como resistencia contra la ocupación, que se volvió dudosa después de que Israel se retiró en mayo de 2000», añade el experto. Aunque el escenario de guerra abierta queda aún lejos, la tensión y la incertidumbre son máximas en Líbano en estos momentos.