Accidente
Irán confirma la muerte de Raisi en el accidente de helicóptero por el mal tiempo
El vicepresidente Mohamad Mojber, nuevo presidente en funciones hasta que se celebren nuevas eleccines en 50 días
Las malas condiciones atmosféricas y la complicada orografía de los valles de la provincia de Azerbaiyán Oriental, en el norte de Irán, causaron el accidente de helicóptero en el que murieron este domingo al presidente de la República Islámica Ebrahim Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores Hossein Amirabdollahian entre otros cargos de la administración del régimen.
Tras más de 15 horas de búsqueda en la zona en medio de una espesa niebla, lluvia y hasta nieve -gran parte de las cuales ya caída la noche—, los servicios de rescate iraníes daban finalmente con los restos del aparato siniestrado -un vetusto Bell 212— en el que viajaba Raisi.
En la detección del lugar exacto, el bosque de Dizmar, situado a una distancia de entre 70 y 100 kilómetros de la ciudad de Tabriz -adonde se dirigía la aeronave procedente de la frontera con la república de Azerbaiyán—, fue decisivo un dron modelo Akinci con capacidad de visión nocturna enviado por las autoridades turcas. El dispositivo contó también con la ayuda de un nutrido equipo de rescatistas procedente de la Federación Rusa, uno de los principales aliados del régimen de los mulás.
Pasadas las cinco y media de la madrugada hora local de Teherán, los medios de comunicación oficiales de la República Islámica comenzaban a mostrar imágenes de los restos del aparato accidentado. “No hay señales de vida”, era el lacónico mensaje que antecedió a la confirmación de la muerte del presidente Raisi. Elegido en las presidenciales de junio de 2021 -con una de las participaciones más bajas de los últimos años—, el político y alfaquí no había cumplido aún tres años en el cargo.
El inconcluso mandato de Raisi, que había sido líder de la judicatura iraní y fiscal en varias ciudades, estuvo marcado por la ola de protestas surgida a raíz de la muerte de la joven Mahsa Amini en el mes de septiembre de 2022, el avance en los planes nucleares y armamentísticos del régimen y la consolidación de la estrategia de expansión de influencia iraní en el tapete de Oriente Medio a través de fuerzas proxy, la cual adquirió especial visibilidad a raíz del ataque coordinado de Hamás en suelo israelí del pasado 7 de octubre.
Tras confirmarse la noticia del fallecimiento del presidente y el ministro de Exteriores, las agencias y medios oficiales se inundaron de mensajes de condolencia e imágenes de un pueblo en duelo. La agencia Fars difundía en la tarde de ayer un despacho en que se daba cuenta de la conversación mantenida entre Vladimir Putin, y el presidente interino de Irán, Mohamad Mojber, durante la que el mandatario ruso hacía pública la necesidad de que sus respectivos países estrecharan aún más sus lazos. Al cierre de esta edición, la agencia de noticias oficial IRNA daba cuenta de que los cuerpos sin vida de los políticos fallecidos se encontraban aún en el cementerio de la ciudad de Tabriz.
Ante la hipótesis de la implicación israelí en el siniestro habida cuenta de la reciente crisis entre los dos países -hace poco más de un mes Teherán lanzó unos 300 drones y misiles en dirección al territorio de su archienemigo—, el Gobierno presidido por Benjamin Netanyahu negaba ayer tener relación alguna con el accidente del helicóptero en que viajaban el presidente y canciller iraníes. “No fuimos nosotros”, zanjó un portavoz del Ejecutivo israelí a los periodistas.
Con arreglo a la Constitución de la República Islámica, la desaparición del presidente -jefe del Gobierno y no del Estado, responsabilidad que corresponde al Líder Supremo—, el régimen deberá celebrar elecciones en un plazo de 50 días a contar desde el lunes. Durante este plazo el primer vicepresidente, Mohamad Mojber, asumirá la segunda mayor responsabilidad de la arquitectura de la República Islámica.
“Las elecciones presidenciales en Irán tienen importantes elementos democráticos y, por tanto, de incertidumbre, por lo que constituyen un verdadero desafío”, explica a LA RAZÓN el profesor en la Facultad de Literatura Persa y Lenguas Extranjeras de la Universidad Allameh Tabataba’i de Teherán Raffaele Mauriello. “Aunque no es el jefe de Estado, el presidente administra gran parte del presupuesto del Estado, designa una parte importante de los cargos de la Administración y tiene un papel destacado en las relaciones internacionales”, sintetiza el investigador italiano especialista en temas iraníes.
La desaparición del presidente iraní y la elección de su sucesor tendrá necesariamente implicaciones en la carrera, también abierta, por suceder al Líder Supremo, el ayatolá Alí Jameneí, que cumplió el mes pasado 85 años. Raisi, una figura vinculada ideológica y personalmente a la del veterano jefe del Estado, figuraba entre los principales favoritos a sucederle según los expertos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar