Corrupción política
La libertad de Fujimori agrava la fractura en Perú
El ex dictador quedó en libertad tras salir de la clínica en la que estaba ingresado. El controvertido perdón de Kuczynski ha provocado la cólera de la clase media peruana y de las víctimas de sus crímenes
El ex dictador quedó en libertad tras salir de la clínica en la que estaba ingresado. El controvertido perdón de Kuczynski ha provocado la cólera de la clase media peruana y de las víctimas de sus crímenes.
Su padre le contaba cuentos sobre antiguos samuráis que blandían espadas y protegían a sus nobles, la llamaba su princesa japonesa mientras le susurraba al oído que era su favorita. Ella, Keiko, creció y se convirtió en la sucesora de la dinastía Fujimori. Sin embargo, con el paso de los años, la princesa se reveló contra su familia e incluso llegó a disputar el poder a su hermano Kenji. Los Fujimori están enfrentados. Más aún tras la puesta en libertad de su padre, el ex mandatario Alberto Fujimori, indultado el 25 de diciembre de sus condenas por violaciones de los derechos humanos. Fujimori, de 79 años, salió por primera vez en doce años como un hombre libre, sonriente en una silla de ruedas con una chaqueta y camisa azul, saludando a numerosos periodistas y seguidores que se habían congregado frente a la clínica donde había sido internado el 23 de diciembre por «hipotensión» y «arritmia».
Cuando llegó al coche, el ex dictador se puso con soltura de pie para entrar en él. Fujimori se encontraba acompañado por su hijo menor Kenji, quien los trasladó hasta una residencia en el distrito exclusivo de La Molina. Fujimori fue indultado por el mandatario peruano, Pedro Pablo Kuczynski –PPK–, en la víspera de Navidad en una controvertida decisión que generó celebraciones entre sus simpatizantes y fuertes protestas de sus detractores. La hija del ex mandatario, Keiko Fujimori, publicó una foto en su cuenta de Twitter junto a su padre, Kenji y sus otros dos hermanos. «Muy contentos de darle la bienvenida a nuestro padre en esta nueva etapa de su vida», afirmó. La liberación suscita una profunda división política en Perú y dio paso la semana pasada a protestas de miles de personas en Lima y otras ciudades. Incluso varios ministros renunciaron a sus cargos tras conocerse la controvertida noticia. Observadores y políticos opositores sostienen que el perdón fue producto de una negociación política, pues tres días antes Kuczynski había logrado eludir una destitución en el Congreso gracias, precisamente, a los votos de una corriente liderada por Kenji Fujimori que rechazó la moción de censura.
Kenji desobedeció la orden del partido que lidera su hermana y no votó la destitución de PPK, sino que se abstuvo. Fue secundado por otros nueve legisladores de Fuerza Popular, lo que hizo fracasar la destitución. La líder de la oposición manifestó en un tuit su malestar por el voto de su hermano: «Orgullosa de nuestros 61 congresistas que se mantuvieron firmes en la lucha contra la corrupción, Fuerza Popular no se vende ni negocia».
No era la primera vez que el hermano menor de los Fujimori iba por libre. En ocasiones anteriores ha exhibido una postura más moderada dentro del partido. Keiko quería aprovechar su mayoría absoluta en el Congreso para mantener a Kuczynski contra las cuerdas desde que asumió el poder en julio de 2016. El indulto ha terminado por explotar las diferencias entre los hermanos Fujimori. «No significa necesariamente que Keiko no quisiera el indulto de su padre, pero para ella era prioridad dar la puntilla a PPK, y su hermano la desafío», asegura el analista Rubén Ocorsio de la Universidad de Lima. Además el presidente Kuczynski se encuentra en una posición de extrema debilidad tras la acusación de haber recibido 782.207 dólares de la constructora brasileña Odebrecht por asesoría financiera cuando era ministro de Economía con Toledo. «Es posible que en ese acuerdo por debajo de la mesa, también se haya pactado inmunidad judicial en un futuro y no acabar como los ex presidentes Toledo, prófugo, y Ollanta Humala, en prisión también por recibir coimas [sobornos] de la constructora. En la elecciones de 2021, Keiko podría salir victoriosa sin espíritu de venganza hacia PPK. Otra opción es que se presente su padre o su hermano, doblemente agradecidos con el mandatario», argumenta, por su parte, el politólogo Alberto Riso de la Universidad Católica de Perú.
«El actual mandatario llevaba meses pensando en la posibilidad de indultar a Fujimori. Algunos a su alrededor trataban de convencerle de que era la única manera de ganar el apoyo del fujimorismo, que domina el Congreso con 71 diputados de 130 y ha complicado el mandato de PPK», asegura. «Además no descartan nuevas protestas. Durante la pasada década, Perú experimentó una bonanza que reforzó a las clases medias, convertidas en «indignados» como pasó en Brasil, cansados de la corrupción. Son contrarios al electorado de los Fujimori, las clases más pobres. Además, las agrupación de víctimas de los crímenes cometidos por «El Chino» también podrían volver a las calles», agrega Riso. Para el analista, el presidente Kuczynski ha podido mantener su mandato pero queda tocado de muerte.
Matanzas y corrupción
Fujimori tiene una enorme lista de delitos a sus espaladas, aunque ahora con este indulto podría incluso volver a presentarse a la Presidencia de Perú. El ex mandatario cumplía una condena de 25 años de cárcel por el «caso La Cantuta». Corría 1992, cuando el grupo militar encubierto bautizado como Colina irrumpió en los dormitorios de la Universidad La Cantuta en Lima, y se llevó a nueve estudiantes y a un profesor, acusados de mantener vínculos subersivos, sin que se vuelviese a saber de su paradero.
Los restos de algunos de ellos y sus pertenencias aparecieron enterradas tiempo después en una zona alejada del distrito de Cieneguilla y un testigo dio pistas a la Prensa sobre las personas que los dejaron en el lugar. Otra matanza que se le atribuye fue la de Barrios Altos, donde fueron asesinadas quince personas también por Colina. El indulto también conlleva una gracia presidencial para librar a Fujimori de otro proceso similar por el «caso Pativilca», otra matanza del grupo Colina en la que murieron seis personas. También arrastraba otras penas de corrupción.
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