París
Hollande deshoja la margarita tras la debacle en las municipales
El presidente francés duda si relevar al primer ministro tras la segunda vuelta o esperar a las europeas de mayo, mientras los "barones"socialistas le reclaman un cambio de Gobierno
Tensa calma en el Elíseo. En apariencia todo sigue su curso, pero en la trastienda François Hollande vive uno de los peores momentos políticos desde su victoria en 2012. El descalabro electoral del pasado domingo ha sorprendido desprevenido al presidente francés, al que cada vez más voces le urgen a remodelar su Gobierno.
Por eso, el socialista tuvo que acortar su participación en la Cumbre de La Haya y el lunes por la noche regresaba precipitadamente. Si algo detesta Hollande es que los acontecimientos le dicten la conducta a seguir, pero la buena estrella que hasta ahora le permitido bandear la situación le ha dado la espalda y no podrá dilatar mucho tiempo más un ineluctable cambio en su Gabinete. ¿Cuándo? y ¿con qué magnitud?. Estas son las dos incógnitas.
Dos líneas prevalecen en el círculo presidencial: inmediatamente después de la segunda vuelta, la – tesis mayoritaria, – o tras el varapalo esperado de las europeas. La intención de Hollande es conservar a su primer ministro hasta los comicios de mayo pero mantener a Jean-Marc Ayrault al frente del Ejecutivo, tras los nefastos resultados que el próximo domingo podrían amplificarse, se antoja muy difícil. Los mejor situados para reemplazarle son el ministro de Interior, el popular Manuel Valls; el titular de Exteriores, Laurent Fabius, o una solución intermedia: el responsable de Defensa, Jean-Yves Le Drian, muy próximo al presidente.
Hasta en las filas socialistas han dado la voz de alarma ante un Gobierno que se resiste a admitir la dimensión de la derrota. Los franceses "han enviado un mensaje"y hay que sacar las conclusiones, insisten en la sede de Solferino. "Debemos ser capaces de escuchar ese mensaje, pero sin precipitarse"moderaba ayer, Stéphane Le Foll, el ministro de Agricultura. Para este fiel hollandista, hay que evitar una imagen errática. "En política no vale el zig-zag, todo es cuestión de coherencia", subraya.
El presidente galo pasó ayer la jornada analizando los resultados, procediendo a consultas y valorando la oportunidad de dirigirse a los franceses pasada la segunda vuelta, el próximo lunes. Una intervención televisiva que sólo tendrá lugar "si tiene algo importante que decir", señalan desde el entorno elíseo.
Algunos "barones"socialistas urgían ayer a Hollande. "La palabra del presidente será muy importante. Debe tomar nota del sentimiento de los franceses,"dijo el alcalde de París, Bertrand Delanoë, que achaca directamente a la política nacional la "bofetada de la izquierda".
Al mismo tiempo, candidatos y partidos ultimaban ayer a nivel local las listas para la segunda vuelta tras dos días de intensas negociaciones, pactos y alianzas para impedir fundamentalmente al Frente Nacional que el domingo se haga con más ayuntamientos. Los socialistas, en su mayoría, respetaron la consigna del partido para fusionar las listas de la izquierda y desistirse en favor del candidato que mejor pueda vencer a la extrema derecha. Pero la estrategia del llamado "frente republicano"para combatir al "Frente Nacional"no entra en los planes de la UMP, adepta del "ni-ni". Ni alianzas con el FN, ni pactos con la izquierda.
Entre los díscolos, el candidato socialista de Béziers (sur), cuya permanencia en la segunda vuelta podría favorecer la victoria de la ultraderecha. En Grenoble, el PS retiró la investidura a su candidato por desacato al no querer fusionarse con Los Verdes, beneficiando a la derecha. Pese a su ventaja, al FN se le complican las cosas en ciudades como Fréjus o Perpignan, donde tras la retirada de los socialistas, se enfrentará en duelo con la derecha.
El FN fusiona dos de sus listas con la derecha
Son dos acuerdos que Marine Le Pen presentaba ayer como dos "excepciones"para derribar a la izquierda. En Villeneuve-Saint-Georges (sureste de París) y L'Hôpital (región de Lorena) las listas del FN se fusionaron con las de los candidatos de la "derecha diversa", es decir, sin etiqueta política. La respuesta no se hizo esperar. La UMP, que apadrinaba la candidatura en Villeneuve-Saint-Georges y que proscribe todo pacto con la extrema derecha, le retiraba ayer su apoyo. El principal partido de la oposición aplica la "tolerancia cero"y por eso advirtió de que excluiría de la formación a todo miembro de la UMP que participe en esas listas. Sin embargo, la idea de alianzas locales entre la UMP y el FN es menos tabú entre sus simpatizantes. Un 55% de los partidarios de Copé y un 62% de los seguidores de Marine Le Pen, se muestran favorables.