Política

Sao Paulo

Haddad, el candidato atrapado por el odio hacia su mentor Lula

Muchos seguidores del candidato del PT le votarán como mal menor para evitar la llegada de Bolsonaro.

Haddad, el candidato atrapado por el odio hacia su mentor Lula
Haddad, el candidato atrapado por el odio hacia su mentor Lulalarazon

Muchos seguidores del candidato del PT le votarán como mal menor para evitar la llegada de Bolsonaro.

El candidato izquierdista Fernando Haddad arrastra una cruz que se llama Lula da Silva. Hace apenas un mes y medio, el encarcelado ex presidente renunció como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) obligado por la Justicia mientras cumple una pena de 12 años por corrupción. Se pensaba entonces que el fervor que millones de brasileños sentían hacia su persona podría ser traspasado a su delfín Haddad. En realidad, el heredero es casi tan odiado como su mentor. Para muchos brasileños, el que fuera alcalde de Sao Paulo y ministro de Educación es un comunista peligroso, que alienta la pederastia y que tiene más de 30 casos de corrupción a sus espaldas.

Ninguna de las tres acusaciones, que tanto esgrimen los seguidores de Jair Bolsonaro, son ciertas, pero las “fake news” han hecho estragos en estas elecciones, y hasta los brasileños mejor formados parecen dispuestos a creerse todo lo que llega por los grupos de Whatsapp, auténtico motor de influencia política en esta campaña tan polarizada y visceral que ha dividido familias y amigos en el país más grande de Latinoamérica.

Las últimas encuestas daban un 44% a Haddad, doce puntos menos que Bolsonaro. En las calles y plazas importantes de Sao Paulo, cientos de militantes apuraron hasta las últimas horas para tratar de dar la vuelta a los sondeos. El sentimiento de muchos brasileños entrevistados por este periódico era de contrariedad. Pocos se ven seducidos por este profesor universitario, pero muchos están dispuestos a votarle para evitar «que un fascista llegue al poder», como sostiene Laico Pontes, de 28 años, ejecutivo en una multinacional alemana. «Esta elección es desgarradora porque tenemos que elegir entre corruptos o aprendices de dictadores. Mi voto irá para el candidato menos malo».

Giovanna Ferreira, administradora de una empresa, no confía en la capacidad de gestión del PT, pero se niega a votar a Bolsonaro. “Es cierto que existe mucho odio hacia Lula. Su Gobierno hizo cosas malas y la gente quiere un cambio, pero ese militar no es el remedio que Brasil necesita”. André, trabajador de banca, de 22 años, votará en blanco: “Ninguno de los dos candidatos me representa. No me gusta que Haddad sienta admiración hacia Lula, un corrupto, y no me gustan sus ideas, pero tampoco me gusta alguien que admira la época de la dictadura brasileña”.

A las puertas de la favela del Chaparral, Fausto Gasparini, de 59 años, dice que no votará jamás por un militar, y si finalmente hoy vota por Haddad, a quien el semanario «The Economist» ve como un moderado, lo hará con la nariz tapada. «Es el mal menor. En cambio, Bolsonaro es un ignorante y un corrupto como los demás. ¿Quién no es corrupto en Brasil? El problema de mi país no son los políticos, sino el pueblo», lamenta en el patio de su casa, que logró pagar en un solo año durante la era dorada del lulismo. «Lula se equivocó regalando la Bolsa Familia a los pobres, así no se sale de la pobreza, sino con formación y educación para prosperar. Con Bolsonaro tampoco vamos a salir», concluye.

A pocos metros, una vecina de la favela, Maria Flavia, de 26 años y cuatro hijos, defiende que la salud y la educación en Sao Paulo mejorarán si gana Haddad. Cree que Lula debería estar libre y se siente agradecida porque le ha permitido beneficiarse de la Bolsa Familia, un programa de ayuda asistencial por el que recibe del Estado 400 reales al mes por sus cuatro hijos. “Dicen que si gana Bolsonaro va a quitar este subsidio, pero no creo que sea así porque entonces tendrá a millones de brasileños en contra”.