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Guillermo Fariñas: «El verdadero poder en Cuba lo seguirá teniendo el hijo de Raúl»

Guillermo Fariñas: «El verdadero poder en Cuba lo seguirá teniendo el hijo de Raúl»
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Guillermo Fariñas, premio Sajarov y uno de los disidentes más carismáticos del régimen cubano, considera que el sector militar seguirá imponiendo su visión política tras la salida de Castro, aunque un civil sea el que tome el relevo de Raúl.

¿Castro seguirá influyendo en las decisiones como primer secretario del Partido Comunista?

Ellos están tratando de aparentar que la próxima Cuba va a ser una sin Castro. Desde 2008, el verdadero poder lo tiene otro Castro, que se llama Alejandro Castro Espín, y que es coronel del Ministerio del Interior y preside la Comisión de Defensa de Seguridad Nacional, el órgano que acapara todos los servicios de inteligencia. Miguel Díaz-Canel va a ser una persona insustituible como sucesor de Raúl, pero el verdadero poder siempre va a estar detrás. Tras la caída del bloque socialista, el régimen envió investigadores a distintos países, desde Corea del Norte a México, para estudiar qué modelos con regímenes semitotalitarios convenían más a Cuba. Ellos quieren hacer una mezcla entre Rusia, Egipto y Birmania, donde todos los poderes puedan cambiar excepto el poder militar, que es el que maneja la economía. Cuba no es Rusia ni China, no es una potencia, pero tiene un exilio muy fuerte económicamente, lo que impedirá que se adopte ese modelo. Cuando Obama estaba en el poder, Cuba trató de que el Gobierno de EE UU reconociera y aceptara la dictadura para negociar con ella y mantener las inversiones del propio enemigo.

¿Augura una transición suave en el futuro?

Si no sabemos hacer las cosas perfectamente, esto puede terminar en estallido social y en una guerra civil. Los militares de carrera están comprometidos con Alejandro Castro Espín.

¿Trump va a ser un presidente dañino para los intereses de la Cuba actual?

No lo creo. Trump tiene cosas buenas y malas. Desde el punto de vista migratorio, los cubanos no quisieran perder las bondades que tenía la Ley de Ajuste Cubano. Desde el punto de vista geoestratégico, Trump ha tratado de poner a EE UU en su lugar. Va a defender la democracia representativa. No lo veo como una cuestión maligna para los cubanos ni para la causa de la democracia en América Latina. Al contrario, creo que va a exigir que se cumpla la ley. Lo hemos visto con Venezuela y en los caso de Cuba y Nicaragua ha sido bastante severo en sus palabras.

¿Continúa en marcha la apertura económica en Cuba alentada por Obama?

Se había aparentado una apertura económica que favorecía al segmento militar cubano, que maneja el 70% de la economía cubana y que aspira a manejar el 85% de la misma. La apertura era una caricatura. Al sector militar se le dieron todas las prebendas posibles, pero el presidente Trump puso las cosas en su sitio. Es importante no aupar a los militares porque eso se va a consolidar como una junta militar en las bambalinas. Habría que tratar de que el Gobierno cubano, con la presión internacional y la presión económica interna y externa, dé pasos hacia una verdadera apertura económica, porque eso sí va a llevar a la apertura política.

¿Cómo viven los cubanos estos cambios?

Cada día hay más apagones eléctricos en Cuba, el transporte ha empeorado y hay una escasez creciente en las tiendas. Obama eliminó la «ley de pie secos pies mojados» y el cubano ya no puede emigrar a Estados Unidos. Si no hay un cambio de mentalidad dentro de los propios jerarcas cubanos, vamos a un estallido social, como lo hubo en 1994, solo que entonces el Gobierno cubano optó por abrir una válvula de escape con la base naval de Guantánamo propiciando la salida de los balseros. Pero esta vez no se va a poder hacer así porque los cubanos ya no pueden irse a EE UU. El Gobierno cubano está en una disyuntiva muy fuerte.

¿Por qué los niveles de represión política siguen siendo tan altos en Cuba?

Están tratando de mantener el control social, porque saben que si lo pierden entonces tendrán que sentarse a negociar con la oposición y con el exilio. Y eso va contra de su ser, porque van a perder poder económico y político.