Bruselas
Francia cede a la presión de Bruselas para bajar su déficit
A sólo 48 horas de que la Comisión Europea pueda sacar la tarjeta roja a París, el Gobierno socialista anunció ayer un esfuerzo adicional para reducir en 2015 su déficit público en otros 3.600 millones de euros. Francia trata así de evitar que Bruselas pueda tumbar sus cuentas públicas después de que el comisario europeo de Asuntos Económicos, el finlandés Jyrki Katainen, remitiera la semana pasada una carta a París en la que expresaba sus dudas sobre el compromiso francés para sanear sus cuentas el próximo año.
En cambio, el ministro de Finanzas galo, Michel Sapin, atribuyó esta enmienda presupuestaria a los buenos resultados en la lucha contra el fraude fiscal y a la caída de los tipos de interés de la deuda francesa. En su contestación al vicepresidente de la Comisión, Sapin resaltó que su presupuesto se asienta en dos pilares: las reducciones de impuestos y de cotizaciones sociales y la disminución del gasto en 21.000 millones de euros. De hecho, esta rectificación no implicará más recortes por parte del Gobierno de Manuel Valls, obligado a hacer auténticos esfuerzos malabares para no irritar aún más a la corriente díscola del PS. «Nuestra actuación se adapta a la situación macroeconómica de la zona euro», señaló Sapin. El proyecto de presupuesto para 2015 presentado por el Gobierno socialista a comienzos de octubre prevé un déficit del 4,3% del PIB, sólo una décima menos que este año y lejos de la meta del 3%. Tras dos trimestres de estancamiento de la actividad económica francesa, la previsión de crecimiento para este año es del 0,4% (en lugar del 1% anunciado) y del 1% en 2015 en vez del 1,7%.
Desde Italia, otro país bajo la lupa de Bruselas, también se anunció ayer un esfuerzo extra de 4.500 millones de euros. Según el ministro de Finanzas transalpino, Carlo Padoan, «las medidas presupuestarias adicionales que presento en mi carta permitirán a Italia mejorar su ajuste hacia el objetivo a medio plazo [de equilibrio presupuestario], acercarse al esfuerzo estructural exigido y al cumplimiento de la regla de la deuda». Ahora la pelota está en el tejado de la Comisión Europea.