Manifestaciones masivas
Siguen las huelgas en Francia: el pulso de Macron con los sindicatos se prolonga en Energía y Transportes
Francia vive su huelga general más multitudinaria desde finales de los 80 por el endurecimiento de las pensiones
El incendio social en Francia parece no tener fin y puede que marque definitivamente este segundo quinquenio de Macron. Aún con los ecos de la movilización del pasado martes en las calles, que volvieron a ser masivas en la sexta jornada de paros contra la reforma de las pensiones, este miércoles continuaban los efectos en dos sectores estratégicos para la economía del país, la energía y los transportes.
El sindicato CGT anunciaba el martes que se habían producido paros en todas las refinerías del país y que la situación se dilataría en el tiempo como medida de presión contra el Ejecutivo de Elisabeth Borne. Algunos de esos paros ya se iniciaron incluso antes de la jornada de huelga. Aunque el Gobierno ha descartado problemas de desabastecimiento en el corto plazo, lo cierto es que un 6% de las gasolineras del país ya tenían dificultades este miércoles y si el movimiento persiste, podría repetirse la situación del pasado mes de octubre en unos días.
La imagen de gasolineras sin combustible y de vehículos haciendo horas de cola para poder repostar en las pocas que cuenten con abastecimiento. De momento, la situación no es tan crítica pero el calendario de protestas va a continuar durante todo el mes de marzo en paralelo al trámite parlamentario de la polémica reforma de Macron.
La jornada del martes confirmó que el pulso de los sindicatos al mandatario francés se ha transformado en su mayor desafío interno por varios motivos. El primero es que las cifras constatan que el movimiento de protesta contra su reforma estrella no se desinfla. Fueron masivas de nuevo y casi sin erosión. Francia no quedó completamente paralizada pero sectores claves estratégicos para su economía sufrieron importantes perturbaciones que van a continuar. También en el de los Transportes.
El metro y tren de cercanías parisino también registraba perturbaciones este miércoles, algo menores que las de la jornada anterior. En definitiva, un pulso que ha pasado a la llamada "fase 2" con un endurecimiento de posiciones.
La intersindical ya ha anunciado las próximas dos jornadas de movilización para los días 11 y 15 de este mes y ha emplazado a Macron a que reciba a sus representantes en el Elíseo Oda la situación.En la mañana de este miércoles, el portavoz del Gobierno, Olivier Veran, ha respondido a dicha petición señalando que "las puertas del Gobierno están abiertas”. Eso sí, por el momento el Elíseo se niega a recibir a esa representación sindical.
La estrategia del Ejecutivo pasa en estos momentos por acortar el trámite parlamentario, intentar pactar rápido con la derecha moderada los últimos flecos y dejar el texto sentenciado para pasar página lo antes posible. Pero pocos creen ya en Francia que un incendio social de tal magnitud pueda ser apagado tan fácilmente.
El plazo para adoptar la ley es finales de marzo. En un principio el hipercentro macronista quiere apoyarse en Los Republicanos para sacar el texto adelante pero sino, al Gobierno le queda la opción de imponerla mediante el artículo 49.3 de la Constitución, que permite poner fin a los debates. Pero entonces se arriesgará a encender todavía más los ánimos en los sindicatos, la oposición y la calle.
Se trata de un proceso parlamentario que no está resultando nada fácil. El pasado 18 de febrero venció el plazo para los debates en la Asamblea Nacional sin que hubiese tiempo para proceder a un voto y con acusaciones especialmente dirigidas a la coalición de izquierdas. Ahora la ley ha ido al Senado y, si se aprueba ahí, este deberá pactar un texto conjunto con la Asamblea Nacional. Las oposiciones de distinto color político intentan posicionarse frente a la reforma para capitalizar su rechazo aunque utilizando estrategias distintas tanto en el hemiciclo como en la calle.
Los ministros del Gobierno siguen defendiendo con insistencia sus argumentos en los medios de comunicación. El Ejecutivo apoya el retraso de la edad de jubilación de los 62 a los 64 años como medida "necesaria" para garantizar la viabilidad del sistema pensional, que durante las próximas décadas enfrenta el gran desafío del envejecimiento de la población en Francia y el interrogante de si las futuras generaciones podrán sostener tantas jubilaciones.
Los sindicatos, por su parte, tienen como referente lo que ocurrió en el año 1995, durante el Gobierno del conservador Jacques Chirac, cuando varias jornadas de huelgas masivas paralizaron los intentos de reforma de las pensiones incluso cuando Los Republicanos tenían mayoría absoluta en el Parlamento. Emular aquel precedente se ha convertido en un objetivo actual para esta renovada unión sindical frente a Macron que el próximo sábado vivirá su séptima jornada de movilización.
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