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Refuerzo

La OTAN despliega 700 soldados más en Kosovo tras los altercados que dejaron 30 militares heridos

La Unión Europea prepara una reunión “urgente” para que las dos partes vuelvan al diálogo

Soldados de la OTAN y la policía militar internacional cerca de Zvecan, en el norte de Kosovo AFP

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció este martes que la Alianza ha decidido reforzar su misión en Kosovo con el despliegue de 700 soldados adicionales ante el aumento de las tensiones entre Serbia y Kosovo tras los enfrentamientos de ayer que dejaron 30 militares heridos.

Según el Almirante Stuart B. Musch, esta medida resulta “prudente” para asegurar que la misión internacional de la OTAN “tiene las capacidades para mantener la seguridad” de manera acorde al mandato de Naciones Unidas. La Alianza ha condenado la violencia en los municipios al norte de Kosovo y ha pedido a las dos partes el cese de las hostilidades.

Por su parte, el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, está preparando una reunión “urgente” para intentar que Serbia y Kosovo vuelvan al diálogo, después de que la violencia étnica haya vuelto estos días a poner en peligro la frágil paz entre los dos territorios.

Tras las guerras de los Balcanes, Kosovo -la provincia de Serbia de mayoría de población albanesa- declaró su independencia de manera unilateral en el año 2008 con el padrinazgo de EEUU. Desde entonces, la mayoría de los países europeos le reconoce como un Estado independiente excepto cinco, entre ellos España. Bruselas lleva años intentando que los dos territorios normalicen sus relaciones, pero numerosas crisis se suceden. Uno de los puntos más peliagudos es el tratamiento recibido por las minorías serbias que viven al norte de Kosovo y que se sienten discriminadas.

Las tensiones han sido in crescendo desde que los alcaldes de etnia albanesa tomaran posesión de sus cargos la semana pasada en municipios del norte. Cientos de serbios se habían manifestado para exigir la retirada da los Ayuntamientos de los nuevos regidores de la mayoría albanesa y que fueron elegidos en unos comicios celebrados en el mes de abril que fueron boicoteados por los serbios.

Debido a esta situación, la participación fue apenas del 3%, lo que ha contribuido aún más a que, para los serbios, estas elecciones carezcan de legitimidad. Las tensiones comenzaron el pasado viernes e hicieron que la policía kosovar acabara entrando en algunos ayuntamientos para recuperar la calma. Esto también desencadenó que, desde la semana pasada, Serbia pusiera a su ejército en estado de alarma. Los serbios acabaron enfrentándose a las fuerzas internacionales de mantenimiento de paz de la OTAN, KFOR, e incluso hirieron a 25 soldados aliados. Los choques más violentos tuvieron lugar en la localidad de Zvecan.

“Ya ha habido demasiada violencia. Ahora ya tenemos demasiada violencia en Europa. No podemos permitirnos otro conflicto”, ha subrayado el máximo representante de la diplomacia comunitaria quien ha hablado personalmente con los dos mandatarios de los respectivos territorios. Los representantes de Serbia y Kosovo han sido invitados este 1 de junio a una cumbre en Moldavia de la Comunidad Política Europea, un nuevo formato que reúne a los países vecinos de la UE, con el objetivo de plantar cara a Vladimir Putin, y que aglutina tanto a los Estados limítrofes que quieren formar parte de la UE como aquellos que tan sólo quieren ser buenos vecinos.

Las tensiones entre Serbia y Kosovo retrasan el proceso de adhesión de los dos territorios y abren la puerta a que otras potencias como China y Rusia -que no reconocen a Kosovo como Estado- puedan sacar tajada de situación y aumentar su presencia en la región. Se espera que esta cumbre de Moldavia aglutine a casi 50 jefes de Estado y de Gobierno y se celebren entre pasillos numerosos contactos bilaterales. Fuentes diplomáticas no descartan que pueda ser una ocasión propicia para que Pristina y Belgrado intenten limar asperezas.

Desde hace meses, no se registran apenas avances en la normalización de las relaciones y la impresión es que la UE tan sólo consigue apagar fuegos. La anterior crisis comenzó en verano de 2021 y se prorrogó durante meses cuando Pristina decidió prohibir en su territorio el uso de documentos de identidad y matrículas de Serbia. A principios del mes de mayo se produjo la última ronda negociadora en la capital comunitaria entre Serbia y Kosovo.

Belgrado exige cierta autonomía para la población serbia minoritaria en Kosovo en áreas como economía, sanidad y educación antes de poder reconocer como un Estado soberano a la provincia de mayoría albanesa. La semana pasada, Belgrado ha votó en contra de que Pristina forme parte del Consejo de Europa, a pesar de que las dos partes pactaron no obstaculizar el ingreso de Kosovo en los foros internacionales.