Conflicto armado
Liz Truss advierte a Occidente que pensar en la caída de Vladimir Putin es una "fantasía" e insta a armar más a Ucrania
La exprimera ministra británica, la más breve de la historia de Reino Unido, descarta que haya un levantamiento masivo en Rusia, un golpe palaciego o una enfermedad que termine con el líder ruso
Coincidiendo con la gira europea del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, la exprimera ministra británica, Liz Truss, ha instado a los aliados occidentales a proporcionar más armas, y más potentes, a Ucrania, y a no confiar en un levantamiento masivo, un golpe palaciego o una enfermedad misteriosa para derrocar al presidente Vladimir Putin.
En declaraciones a "Newsweek" al margen de la Cumbre de la Democracia de Copenhague, celebrada este lunes en la capital danesa, Truss, que ocupó la cartera de Exteriores antes de ser nombrada primera ministra, advirtió de que no hay que dar demasiada importancia a los informes generalizados sobre las luchas internas en el Kremlin y los agravios entre la élite rusa relacionados con la desastrosa invasión de Ucrania.
"Creo que hay muchas ilusiones", dijo Truss. "Por supuesto, todos pensamos que es un régimen atroz, pero yo no apostaría por que ocurra nada en ese sentido". Las esperanzas extranjeras de un colapso repentino del régimen de Putin han resultado infundadas hasta ahora, a pesar del malestar que se ha informado en el seno de las élites rusas y de la feroz lucha pública por la influencia entre oligarcas influyentes y funcionarios del Kremlin.
Los reveses militares sufridos por las tropas rusas en Kyiv, Járkiv y Jersón, afloraron estas divisiones internas que se han vuelto a manifestar ahora en la batalla de Bajmut entre el jefe del grupo de mercenarios Wagner y la cúpula militar rusa.
No obstante, Putin ha utilizado los poderes de la guerra para reprimir aún más la disidencia interna. Miles de rusos que se manifestaron contra el conflicto armado -y más tarde contra la "movilización parcial" que siguió a las primeras derrotas de Moscú en el campo de batalla- han sido encarcelados, y se dice que algunos han sido obligados a ir al frente. Cientos de miles más han huido del país.
Los sondeos de opinión -poco fiables en un Estado totalitario donde la disidencia tiene un alto coste- indican una mezcla de sentimientos populares respecto a la guerra, pero la mayoría de las encuestas muestran pocos indicios de una inminente oleada anti-Putin.
Mientras periodistas y analistas debaten sobre el futuro de Rusia, los funcionarios ucranianos afirman estar centrados principalmente en el campo de batalla, no en los pasillos del poder del Kremlin. Truss dijo a Newsweek que los socios occidentales de Kyiv también deberían centrarse en las batallas en curso que determinarán dónde, cuándo y cómo termina el conflicto.
"Creo que el pueblo ucraniano nunca se rendirá", añadió. "Creo que la resistencia a la invasión rusa es tan fuerte que no creo que sea posible que Rusia tenga ningún tipo de éxito a largo plazo en Ucrania. Creo que la pregunta es: ¿cómo evitamos tanta miseria humana como sea posible poniendo fin a esta guerra lo antes posible? Creo que esa es la cuestión".
Es la pregunta que el presidente ucraniano ha trasladado a los líderes europeos durante su última gira. Para Truss las armas modernas -incluidos más tanques pesados, aviones de combate de fabricación occidental y misiles de largo alcance de todo tipo- son "la única forma de acabar con ella". Porque si se produjera una situación en la que hubiera concesiones, eso no pondría fin a la guerra, simplemente envalentonaría a Putin. Y ya lo hemos visto antes con lo que ocurrió en 2014. Hay que expulsar a Rusia del territorio ucraniano".
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