Francia
Los sindicatos impulsan un “jueves negro” contra la reforma estrella de Macron
Se espera una gran movilización con la que los agentes sociales tratan de que el Gobierno francés dé marcha atrás al retraso de dos años de la edad de jubilación
El futuro de Emmanuel Macron y probablemente su legado político tiene la fecha de hoy señalada en rojo. Por primera vez desde hace tiempo, los sindicatos franceses harán hoy frente común en la calle en una movilización que pretende parar el país y ser la gran respuesta que haga al mandatario galo dar marcha atrás, al menos en los puntos más polémicos, con la reforma de las pensionespresentada la semana pasada. La bautizada como “madre de todas las reformas” pretende retrasar dos años la edad legal de jubilación, de los 62 actuales a los 64 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una pensión completa.
Los sindicatos tienen por objetivo crear un auténtico jueves negro de parálisis como nunca antes se ha visto durante los años de Macron en el poder. La manifestación principal arrancará a mediodía en la céntrica plaza de la República en París para llegar hasta la Bastilla. Interior francés desplegará un importante dispositivo de 10.000 gendarmes en una jornada que muy previsiblemente tendrá un alto seguimiento en sectores como el Transporte o la Educación. La última gran movilización sindical unitaria tuvo lugar en 2010 cuando el gobierno del conservador Nicolas Sarkozy propuso y aprobó retrasar la edad de jubilación de 60 años a 62 años. Más de seis de cada 10 franceses se oponen, según un sondeo de OpinionWay publicado el pasado martes. Un 61% de los encuestados considera “necesaria” una reforma, pero no esta, y un 58% apoya las protestas.
Macron, en Barcelona
Cosas del destino, Macron seguirá desde España acompañado del presidente Pedro Sánchez todo lo que hoy suceda en Francia porque esta jornada coincide con la cumbre franco-española que se celebra en Barcelona. Al frente de lo que suceda en Francia se quedará hoy su primera ministra, Elisabeth Borne, que ha defendido en los últimos días insistentemente que la reforma es “un proyecto de justicia”. El Gobierno, que ya se vio obligado a intervenir en octubre ante una huelga en el sector petrolero que afectó a casi un tercio de gasolineras, reitera en los últimos días su llamado a “no bloquear el país”.
La de las pensiones es una reforma que ya tuvo que ser retrasada en su primer mandato con la irrupción de la crisis de la covid. Ya entonces Macron fue claro explicando que acabada la pandemia rescataría el proyecto. Y ahora ha llegado ese momento. Para justificar la necesidad de esta controvertida reforma, el Ejecutivo galo se basa en las proyecciones del Consejo de Orientación de las Pensiones, un organismo público independiente, cuyos informes han sido objeto de interpretaciones distintas por parte del Ejecutivo y la oposición. Según ha dicho el Gobierno, el sistema de pensiones registrará un equilibrio a corto plazo, pero se prevén déficits en las próximas décadas a medida que disminuye el número de personas que cotizan por cada jubilado, debido al envejecimiento general que vive el país.
Apoyo de la derecha
Para sacar adelante la reforma, Macron espera contar con el apoyo de Los Republicanos, que en los últimos meses se convirtió en la muleta del gobierno para alcanzar la mayoría absoluta parlamentaria perdida en junio. La reforma pasará el próximo lunes por el Consejo de Ministros e iniciará sus trámites parlamentarios en febrero. Sin embargo, el Gobierno se guarda un as en la manga. Para evitar la obstrucción parlamentaria, anunciada ya por la oposición de izquierda, podría recurrir al procedimiento del artículo 47.1 que limita el tiempo del debate a 50 días. Si las dos cámaras del Parlamento no votan la reforma para el 26 de marzo, el gobierno podría aplicarla mediante una ordenanza, según fuentes parlamentarias, corriendo el riesgo de aumentar la imagen de autoritario de Macron.
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