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Guerra
La invasión rusa rompe familias ucranianas: “Tú eres un nazi por apoyar a Ucrania, así que ya no eres mi hijo”
Igor siempre ha tenido una excelente relación con su madre, pero desde el comienzo de la guerra, las cosas han cambiado”
Igor, un productor de sonido de Kyiv, siempre ha tenido excelentes relaciones con su madre, a pesar de que ahora vive en Crimea, ocupada por los rusos. Sin embargo, en enero su madre comenzó a decirle cosas extrañas. Afirmaba que el presidente de Ucrania es un drogadicto, que el idioma ruso está suprimido en Ucrania. Cuando Rusia invadió Ucrania el F-24, un misil cayó en el área donde Igor se escondía en un refugio. Mientras escuchaba los sonidos de las explosiones, su madre lo trató de convencer de que los ucranianos se estaban disparando a sí mismos y que el ejército ruso los liberaría a todos.
“Mis pelos se ponían de punta mientras la escuchaba”, escribe Igor. “Le supliqué que protestara en publico en contra de la invasión y demostrara que la vida de su hijo es importante para ella. Se negó”. Igor la bloqueó en el mensajero. Su madre no ha tratado de comunicarse con él desde entonces.
Docenas de comentarios a la publicación de Igor en Instagram cuentan historias muy similares sobre las dolorosas conversaciones entre padres e hijos, hermanos y amigos cercanos que viven en los dos países. Muchas de las 11 millones de personas en Rusia que tienen familiares en Ucrania repiten las narrativas profundamente arraigadas de la propaganda rusa y se niegan a creer las historias escalofriantes sobre las atrocidades cometidas por el ejército ruso.
Para ayudar a los ucranianos a mantener la conexión con sus familiares en Rusia y hacerles saber la verdad, Misha Katsurin, dueño de un restaurante en Kyiv, creó un proyecto especial. “Papa, pover” (“Papá, créeme”) es una especie de “Wikipedia anti-propaganda”, que contiene respuestas típicas a los mitos de la propaganda rusa que siguen apareciendo en este tipo de conversaciones.
Misha se vio impulsado a crearlo por su propia experiencia. Su padre vive en un pequeño pueblo en Rusia, en un monasterio. Cuando comenzó la invasión y su hijo le dijo que Rusia estaba bombardeando ciudades en Ucrania, él se negó a creerle: “¡Todo es propaganda!”. Misha indicó que lo vio con sus propios ojos, pero fue en vano. “Piensa que los rusos son héroes”. Aún así, Misha ha seguido hablando con su padre.
Reconoce en una entrevista que concedió al canal de televisión ucraniano 1+1 que la experiencia puede ser muy dolorosa: “En un lado, hay muchos años de propaganda por tecnólogos políticos profesionales. En el otro lado, estoy yo”. Su padre sólo obtiene información de la televisión, los periódicos y la radio. Todos están estrictamente controlados por el estado.
Misha afirma, “somos sus únicos medios libres”. Si logramos decirles pacientemente la verdad, se lo dirán a sus amigos y debilitarán el maldito régimen. Plantar una duda en sus cabezas ya es una victoria”.
Misha recomienda a las personas en tal situación que hablen sobre sus propias experiencias, lo que dificultaría que sus familiares en Rusia los vean como un fake. Una historia personal o una foto tiene un efecto mucho mayor que las imágenes en Internet.
Reconoce que tiene suerte porque su padre es un hombre tierno y lo ama de verdad aunque se niega a creerle. Conoce otras historias. Cita un mensaje que una de sus amigas recibió de su madre que vive en Rusia: “Tengo suerte de haber dado a luz a tres hijas. Tu eres nazi, así que me quedan dos hijas de verdad”.
Un discurso de la abogada ucraniana Cristina Ovruch, ampliamente compartido en redes sociales, no comparte el optimismo de Misha. Indica que ni siquiera un pariente o amigo de Rusia la contactó después de que las historias sobre las atrocidades en Irpin y Bucha se hicieron ampliamente conocidas para preguntarle cómo estaba o expresarle su condolencias.
Según ella, esos familiares rusos que dicen que “estamos al margen de la política y que estamos por la paz” realmente quieren decir que no quieren escuchar tus palabras sobre los horrores de la guerra. “Otros son agresivos, te gritan y dicen que eres un fascista”. Para Cristina, tanto la falta de empatía como agresión verbal son otra forma más de violencia o abuso que los rusos desatan en Ucrania.
Está segura de que “si realmente quisieran encontrar información veraz, lo harían. Simplemente no quieren encontrar nada que contradiga sus creencias”. Los considera “viles, insensibles, de voluntad débil”.
Afirma que en lugar de entablar diálogos internos o tratar de hacer entrar en razón a los familiares, es importante ahorrar energía y concentrarse en sobrevivir. “Nuestra vida puede terminar en cualquier momento. No pierdas tu tiempo. Entiérralos en tu cabeza como nos enterraron a nosotros”.
Un sociólogo Oleg Pokalchuk admite en su comentario al periódico ucraniano LB que los lazos familiares son muy importantes para los ucranianos y sirven como una de las piedras angulares de su sociedad. Pero aconseja darse cuenta de que los lazos de sangre no son realmente tan importantes como los nuevos lazos que se pueden formar ahora con todos los que están comprometidos en el inmenso esfuerzo de repeler la invasión rusa. “Ucrania es tu familia. Aquellos que te protegen de los soldados rusos son tu verdadera familia”.
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