La epidemia de las armas y sus dramáticas consecuencias se expanden con fuerza durante los primeros meses del año en Estados Unidos. Un alarmante balance de 140 tiroteos masivos en apenas unas semanas, desde que dio comienzo 2022, mantiene en vilo a gran parte de la población.

Dos jóvenes de 17 años morían este domingo en el vecindario de East Allegheny, en Pittsburgh, y varias personas resultaban heridas después de que se contabilizaran hasta 90 tiros en una fiesta multitudinaria organizada en una propiedad privada, que había sido alquilada por terceros a través de la plataforma Airbnb. En el interior de la vivienda, se reunieron más de 200 personas, muchas de ellas menores de edad.

Los hechos sucedieron durante la madrugada y la Policía confirmó al día siguiente temprano que dos personas habían recibido disparos mortales, y al menos otras nueva resultaron heridas de bala, pero se encontraban fuera de gravedad. Mientas otra media docena resultaba herida al huir de la escena del ataque.

De los 90 disparos contabilizados por las autoridades, el jefe de la Policía de Pittsburgh, Scott Schubert, dio a conocer que “se dispararon hasta 50 rondas en el interior, lo que provocó que algunos asistentes a la fiesta saltaran por las ventanas y sufrieran lesiones, como huesos rotos y laceraciones”.

En plena celebración de Pascua en Estados Unidos, el jefe de la Policía calificaba el tiroteo de “desgarrador”, reconociendo que había “varias familias, dos, que no verán a un ser querido” al confirmar las dos víctimas mortales, menores de edad, de la tragedia.

Horas después, los investigadores trataban de esclarecer, en la “caótica” escena, los detalles del suceso. Cómo una fiesta pudo convertirse en un auténtica batalla campal y qué tipo de altercado pudo derivar en semejante cruce de disparos. Cuando los agentes de la Policía llegaron al lugar de los hechos, se encontraron que todavía “había gente que estaba huyendo, sólo tratando de salir de allí”, añadió Schubert.

Más de 90 balas de múltiples armas disparadas, tanto en el interior como en el exterior de la casa alquilada para la fiesta. Ahora la investigación se lleva a centra hasta en ocho escenarios distintos del crimen, separados en distintas zonas de la propiedad.

La empresa que ofreció el servicio de alquiler entre propietarios, Airbnb, en estrecha coordinación con el Departamento de Policía y la oficina de la Alcaldía de Ed Gainey, emitió un comunicado anunciando la expulsión definitiva de la plataforma de la persona que alquiló en primera instancia la vivienda, añadiendo que la compañía no permite la organización de fiestas como parte de su contrato, calificándola de “fiesta no autorizada, organizada sin el conocimiento o consentimiento del anfitrión” y, a la vez, condenando “el comportamiento que supuestamente provocó esta violencia criminal con armas”.

Pero este tiroteo masivo no fue el único que se produjo en el país con más armas de fuego en manos de civiles de todo el mundo. El mismo fin de semana, pocas horas antes, otros dos tiroteos tenían lugar en otro estado, Carolina del Sur. Sorprendentemente, en ninguno de los dos altercados se registraron víctimas mortales a pesar de que un total de nueve personas recibieran disparos en uno, durante una fiesta de Pascua en Furman, y otras 14 personas en el otro, un centro comercial de la localidad de Columbia. Una persona fue arrestada, según confirmaron las autoridades policiales, en relación a este último tiroteo masivo de la concurrida área comercial.

En otra de las zonas más concurridas del país por estas fechas, Nueva York, también conocida como “la capital del mundo”, lo que podía haber sido el mayor ataque de terrorismo doméstico de la historia reciente del metro de la ciudad terminó hace casi una semana en un gran susto para las víctimas, milagrosamente solo con heridas de bala o por inhalación de humo. Bajo tierra, en el metro de Brooklyn, 33 balas perdidas tras ser disparadas por un residente de Filadelfia, Frank James, contra los pasajeros de su vagón.

El presidente Joe Biden anunciaba hace unos días próximas medidas contra la epidemia de violencia armada que sufre el país, especialmente destinadas a regular las conocidas como “armas fantasma”. Y es que, además, la venta de armas de fuego se disparó en 2020. Y la violencia armada y los tiroteos masivos han batido un récord histórico ya en los primeros meses de 2022.