Eritrea
Etiopía-Eritrea: Esperanza para la paz, oportunidad para Europa
Los dos países representan grandes oportunidades de inversión europea en la región por sus grandes recursos y alta población
Los dos países representan grandes oportunidades de inversión europea en la región por sus grandes recursos y alta población.
Los líderes de Etiopía y Eritrea firmaron una declaración el pasado 9 de julio poniendo fin al estado de guerra entre los dos países. Fue un paso importante hacia la resolución de uno de los conflictos más sangrientos y prolongados de la África poscolonial.
El Consejo de Seguridad de la ONU aseguró que la declaración de paz firmada por Etiopía y Eritrea después de 20 años como enemigos «representa un desarrollo histórico y significativo con consecuencias positivas de gran alcance para el Cuerno de África».
El consejo elogió al primer ministro etíope, Abiy Ahmed, y al presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, por la firma del acuerdo y dio la bienvenida a su compromiso de «reanudar las relaciones diplomáticas y abrir un nuevo capítulo de cooperación y asociación».
La historia reciente de ambos países está teñida de sangre. Libraron una guerra desde 1998 hasta 2000 por su disputa fronteriza, que dejó unas 80.000 víctimas mortales. Firmaron un acuerdo de paz en 2000, pero los etíopes nunca aceptaron los límites que consignó la comisión establecida por el acuerdo. La frontera ha sido un punto de conflicto mortal desde entonces, y la disputa ha sido ampliamente considerada como un punto muerto diplomático.
La reanudación de relaciones entre Etiopía y Eritrea podría traer asimismo un resurgimiento económico del Cuerno del continente. Los países son socios económicos naturales; la paz crearía acceso a los puertos, el comercio transfronterizo y el empleo. Pero crear una paz duradera no pasa sólo por forjar lazos diplomáticos entre Addis Abeba y Asmara; se tratará de la remoción de minas, la desmilitarización de la frontera y la restauración de los medios de subsistencia de las comunidades que han vivido cerca una de la otra.
Para Europa son buenas noticias. En primer lugar, para detener el flujo de migrantes. En 2017, los refugiados eritreos representaron la mayoría de los inmigrantes ilegales que llegaron a Italia. En diez años, 305.000 eritreos huyeron, según la agencia de la ONU para los refugiados.
El Banco Europeo de Inversiones ha prestado 200 millones de dólares (180 millones de euros) a Etiopía para la construcción de dos parques industriales que emplearán a 30.000 refugiados. Esta ayuda tiene como objetivo reducir la afluencia de inmigrantes al continente europeo.
Pero no sólo hay inmigración, también hay inversión. En la última década, en Etiopía, el segundo país más poblado de África, se ha construido una realidad económica sin precedentes, como su historia, entre el proteccionismo y el liberalismo.
El país tiene abundantes recursos, incluidos 45 millones de hectáreas de tierra para la producción de algodón. Además, el país también exporta café –es el mayor productor africano–, flores cortadas y ganado. Esto representa enormes oportunidades para la inversión europea en esta región.
Dos países pueden representar puertas de entrada para las empresas europeas en África: Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos.
Así, durante la visita del Rey Mohammed VI a Addis Abeba, se puso en marcha la construcción de un complejo de producción de fertilizantes agrícolas para hacer que Etiopía sea autosuficiente en el año 2025. El costo de la inversión total es de 4.000 millones de euros, será llevado a cabo conjuntamente por la empresa pública marroquí OCP (hasta 2.250 millones de euros) y por el Gobierno etíope.
En cuanto a los Emiratos Árabes Unidos, este país jugó un papel importante en la firma de paz entre Etiopía y Eritrea. Workneh Gebeyehu, el canciller de Etiopía, sostuvo que el acuerdo histórico entre su país y Eritrea fue el resultado de los grandes esfuerzos realizados por su alteza el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan y agradeció el papel fundamental que desempeñó en el avance diplomático.
Los Emiratos buscan proteger sus intereses marítimos en el Golfo de Adén y el Mar Rojo, ubicados en el borde del Cuerno de África. Asegurar sus aguas, actualmente azotadas por la piratería somalí, permitiría un mayor desarrollo del comercio marítimo. El estrecho de Bab el Mandeb, entre Yemen y Yibuti, es un punto estratégico en el comercio marítimo internacional. Las oportunidades económicas son muy fuertes también gracias a la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, una zona de libre comercio que incluye ocho países de África Oriental, incluidos Yibuti, Sudán, Somalia y especialmente Etiopía.
Esto abre una vía importante para que todas las empresas europeas establezcan asociaciones triangulares que beneficien a todas las partes. Europa debe aprovechar esta oportunidad y enfrentarse a una China cada vez más presente en el continente africano y, a menudo, con métodos inmorales.
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