Cuerno de África
Etiopía, cada vez más cerca de recuperar su salida al mar Rojo
El Gobierno etíope y las autoridades de Somalilandia firmaron el lunes un acuerdo donde los etíopes reconocerán su soberanía a cambio del acceso a 50 kilómetros de costa
Hace casi 31 años desde que la independencia de Eritrea encerró a Etiopía lejos del mar Rojo. Porque fue con la independencia de Eritrea en 1993 cuando los etíopes perdieron cualquier acceso al codiciado mar, considerándose como un duro golpe que ha afectado a la política exterior etíope desde entonces. Y fue en el pasado mes de octubre cuando Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía, dijo que “la existencia de Etiopía como nación está vinculada con el mar Rojo”, reiterando en este mismo discurso las intenciones de su Gobierno de garantizar un acceso marítimo y despertando preocupaciones entre los países vecinos.
Hasta ahora. El Gobierno etíope y las autoridades de Somalilandia, una región independentista del norte de Somalia, firmaron este lunes un acuerdo que permitirá el acceso de Etiopía al mar Rojo en un futuro próximo, según comunicó la oficina de Abiy Ahmed a través de la red social X, que confirmó que este acuerdo "allanará el camino para hacer realidad la aspiración de Etiopía de asegurar el acceso al mar y diversificar su acceso a los puertos marítimos". El Ministerio de Asuntos Exteriores de Somalilandia confirmó en un comunicado posterior que este "acuerdo histórico garantiza el acceso al mar para las fuerzas navales etíopes, correspondido por el reconocimiento formal de la República de Somalilandia, lo que marca esto como un importante hito diplomático para nuestro país".
Etiopía se convertirá así en el primer país del mundo en reconocer la independencia de Somalilandia, recibiendo a cambio 20 kilómetros de acceso al mar para el uso de las fuerzas navales etíopes y arrendados por un período de 50 años a las autoridades de Somalilandia. La posibilidad de este acuerdo ya se tanteó en 2018, cuando Etiopía y Somalilandia firmaron un tratado previo que habría concedido a Addis Abeba el 19% de las participaciones del importante puerto militar de Berbera. La iniciativa no consiguió salir adelante porque “Etiopía no cumplió las condiciones necesarias para adquirir la participación antes de la fecha límite”, según anunciaron en 2022 las autoridades de Somalilandia. En lo que respecta al nuevo acuerdo, todavía se desconoce cuándo entrará en vigor y cuándo reconocerá Etiopía oficialmente la soberanía de Somalilandia.
Las reacciones a esta noticia son mixtas. Por un lado, aleja la posibilidad de un conflicto entre Etiopía y Eritrea con motivo del acceso al mar Rojo, pero también por las tensiones regionales que han estallado en los territorios etíopes de Tigray y Amhara en los últimos tres años, tensiones donde los eritreos han estado íntimamente involucrados en uno u otro bando. La inestabilidad del Cuerno de África encuentra así un ligero respiro tras el estallido de la guerra de Sudán y considerando la grave situación de seguridad en Somalia, atosigada de forma permanente por los ataques del grupo yihadista conocido como Al Shabaab.
Aunque el gobierno de Somalia todavía no ha querido pronunciarse de forma oficial al respecto, pero teniendo en cuenta que cualquier reconocimiento de la soberanía de Somalilandia atenta directamente contra los intereses somalíes, es de esperar que las relaciones entre Etiopía y Somalia saldrán perjudicadas en un futuro inmediato. Por lo pronto, el ejecutivo somalí convocó este martes una reunión de emergencia que permita buscar una salida a esta nueva crisis. Y pocos minutos después de esta reunión, el primer ministro somalí, Hamza Abdi Barre, aseguró en su cuenta de X que el Gobierno “está comprometido en la defensa de nuestro país”, mientras mostró su rechazo ante un acuerdo que calificó de “ilegal”. Igualmente, desde Mogadiscio han llamado a consultas a su embajador en Etiopía tras el anuncio de este nuevo acuerdo.
Abiy Ahmed juega un juego peligroso. La construcción de la Gran Presa del Renacimiento Etíope en el río Nilo ha deteriorado gravemente sus relaciones con Egipto y con Sudán, mientras los conflictos regionales asolan Etiopía. Su partenariado con Eritrea durante la guerra de Tigray se ha debilitado además a raíz del nuevo conflicto de Amhara. Un enfrentamiento diplomático con Somalia, con quien comparte una frontera de 1.600 kilómetros, no parece la mejor de las ideas cuando se tiene en cuenta la amenaza yihadista que representa Al Shabaab (que ya ha realizado en el pasado incursiones contra Etiopía desde territorio somalí, obligando a colaborar a ambos ejércitos).
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