Ankara
Erdogan se convierte en el nuevo presidente de Turquía
El islamista Recep Tayyip Erdogan prestó hoy juramento como el primer presidente de Turquía elegido en las urnas, lo que le otorga un mandato de cinco años al frente del Estado euro-asiático. El juramento del hasta ahora primer ministro durante 12 años tuvo lugar en el Parlamento, en una ceremonia a la que asistieron decenas de invitados extranjeros, aunque destacó la ausencia de dignatarios occidentales de primer nivel.
El nuevo jefe de Estado, el duodécimo en la historia de la República, tiene previsto encargar en las próximas horas la formación de un nuevo Gobierno al hasta ahora ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, que sucederá a Erdogan al frente del Ejecutivo.
"Como presidente, juro que voy a defender la independencia del Estado, su unidad, y voy a ser fiel a los principios laicos de la Constitución", leyó Erdogan en su toma de posesión.
Tras el juramento, Erdogan, tal como demanda el protocolo, se ha dirigido al Mausoleo de Mustafa Kemal "Atatürk", para rendir honores al fundador y primer presidente de la Turquía moderna.
A la toma de posesión han acudido una quincena de jefes de Estado, casi todos de países vecinos o culturalmente cercanos a Turquía, como los presidentes de Bulgaria, Macedonia, Albania, Kazajistán y Turkmenistán, entre otros.
Sin embargo, ha destacado la ausencia de figuras occidentales de primera fila, y en el caso de EEUU, acudió a la ceremonia solo el encargado de negocios de su Embajada en Ankara.
El nuevo jefe de Estado ha dejado claro que va a ejercer una presidencia activa, pese a que el cargo en el sistema parlamentario turco es en gran parte ceremonial y sus predecesores han buscado siempre un perfil institucional.
La llegada a la Presidencia de Erdogan, de 60 años, marca una nueva etapa en su proyecto de cambio político en el país, entre cuyas prioridades está impulsar una nueva Constitución.
El veterano político no ha ocultado su ambición de estar en el poder al menos hasta el año 2023, cuando se cumple un siglo de la fundación de la moderna república turca laica.
Casi todos los analistas coinciden en que Erdogan va a dominar las labores de gobierno desde el palacio presidencial de Cankaya, y que Davutoglu, uno de sus más leales colaboradores, le apoyará en sus ambiciones.
Erdogan ha manifestado que aspira a un sistema presidencialista con amplios poderes para el jefe del Estado, lo que sólo se puede lograr con cambios constitucionales que requieren de dos tercios de apoyo parlamentario, fuera del alcance de la actual mayoría absoluta del partido islamista gubernamental.
Ni las acusaciones de corrupción y de gobernar de forma autoritaria ni la polémica que generó por bloquear -hasta que el Constitucional lo declaró ilegal- el acceso a Twitter y Youtube, han restado popularidad a Erdogan, que ganó las presidenciales el pasado día 10 con casi el 52 por ciento de los votos.
Los diputados de la mayor formación opositora turca, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), abandonaron la ceremonia en el Parlamento al no tener un turno de palabra para expresar su malestar por considerar que Erdogan ha violado la Carta Magna.
Según ha repetido el líder de CHP, Kemal Kilicdaroglu, Erdogan debería de haber abandonado su cargo de primer ministro y el liderazgo de su partido nada más convertirse de forma oficial en presidente electo.
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