Crisis política en Libano
El «plan b» de Hizbulá
El método de utilizar coches bomba para perpetrar atentados en Líbano fue perfeccionado durante la guerra civil, por lo que no sorprende que hoy en día, aquellos que en su momento mejoraron la capacidad destructora de estos artefactos, sigan utilizándolos para causar el mayor daño posible. Pero detrás de este modus operandi, lo que es más significativo y preocupante en relación al ataque de ayer, y de los muchos otros que se han venido produciendo en estos meses como consecuencia del contagio del conflicto sirio, es que supone una muestra de que los libaneses siguen tan divididos como siempre. Este último atentado es un claro mensaje a los que en este país se muestran críticos con el presidente sirio, Bachar al Asad. Con ello, Hibuzlá quiere silenciarlos.
Sin embargo, también se puede hacer otra lectura más profunda de este hecho, y es que los supuestos responsables del ataque se sienten cada vez más aislados, asediados y preocupados por el devenir del conflicto sirio que comenzó en 2011. La incertidumbre sobre la resolución de esta guerra y la posibilidad de que se produzca un cambio de rumbo político como resultado de las negociaciones que tendrán lugar en Ginebra –previsiblemente a finales de enero– ha puesto en alerta a la milicia chií, que intenta buscar su sitio. Cabría la posibilidad de que, tras el encuentro suizo, Bachar al Asad renunciara a ser presidente o bien compartiera su poder, lo que supondría un riesgo real para Hizbulá al perder a su gran aliado y pieza clave en Oriente Medio. Por lo tanto, esta milicia necesita un «plan b» para demostrar que es capaz de consolidarse como una fuerza autónoma en Líbano, independientemente del resultado de la guerra siria. La manera de conseguirlo es enviar este tipo de señales que demuestren que todavía tienen mucho que decir sobre la seguridad del país y su política exterior. Por este motivo, hay un riesgo real y veremos una escalada de violencia generalizada, como ya hemos comprobado en Siria, según se acerque la fecha de las negociaciones de Ginebra. Sin duda, Hizbulá saldrá como la gran perdedora del encuentro, ya que no estará presente en la mesa internacional, por lo que consideran que los atentados son la única manera de consolidar su posición y alzar la voz sobre la gestión del país. Es su manera de presionar. Una estrategia de desgaste indirecto, ya que por otras vías lo tienen todo perdido.
*Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Queens de Canadá