Italia
El M5E y los socialdemócratas, más cerca de un Gobierno de coalición
El partido de Renzi apoyaría poner a Giuseppe Conte como primer ministro de Italia si les dieran ministerios importantes en el nuevo Gobierno
El partido de Renzi apoyaría poner a Giuseppe Conte como primer ministro de Italia si les dieran ministerios importantes en el nuevo Gobierno
En una negociación que se desarrolla con las cartas boca abajo y cuyos avances se van conociendo de forma errática a través de indiscreciones periodísticas, los símbolos juegan un papel fundamental. Con el reloj de arena activado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, a punto de agotarse, a los partidos le entraron las prisas.
Se filtró –una vez más– que Mattarella había exigido al Movimiento 5 Estrellas (M5E) y al Partido Democrático (PD) una respuesta sobre el avance de sus conversaciones antes de las 7 de la tarde. De modo que el líder del M5E, Luigi Di Maio, y su homólogo en el PD, Nicola Zingaretti, se citaron una hora antes.
Fue una reunión rápida, de apenas 25 minutos, aunque no fue como las que habían mantenido hasta ese momento. El lugar elegido fue el despacho que tiene Di Maio como vicepresidente en el Palacio Chigi, la sede del Gobierno italiano. El simbolismo invita a pensar que próximamente se volverán a reunir allí en un Consejo de Ministros.
Los protagonistas, sin embargo, salieron por la puerta de atrás, sin hacer declaraciones. Todavía quedan cuestiones por resolver, aunque las pistas que salen de los partidos llevan implícita una voluntad de entendimiento. El primer ministro, Giuseppe Conte, regresó a Roma de forma urgente desde Biarritz, donde asistía a la última jornada de la cumbre del G7.
Dejó a los periodistas compuestos y sin rueda de prensa para estar en las últimas negociaciones. Tras el cierre de esta edición estaba previsto un nuevo encuentro entre Conte, Di Maio y Zingaretti, en el que podrían limar las últimas diferencias.
Durante las horas previas la principal dificultad estaría precisamente en el nombre de Conte. Desde el aparato del Movimiento, comandado por el fundador Beppe Grillo y el empresario Davide Casaleggio –hijo del cofundador, Gianroberto Casaleggio–, quieren imponer la continuidad del actual primer ministro. Saben que la acción de Gobierno le ha impulsado y que es su hombre de mayor prestigio. Precisamente el motivo por el que el PD lo rechaza, aunque el argumento sea que no supondría una ruptura con el pasado inmediato, en el que el M5E ha convivido más de un año con el ultraderechista Salvini.
A última hora, el veto a Conte parecía desvanecerse. Aunque para ello el PD podría exigir alguna de las carteras más importantes como Economía, Trabajo o Justicia.
A falta de anuncios oficiales, la cara sonriente de Zingaretti a última hora de engrosaba la lista de señales que apuntan a la alianza. Recluido en la sede de su partido tras reunirse con Di Maio, salió apenas unos minutos para saciar la sed de los reporteros.
En un tono muy optimista dijo que «el encuentro fue positivo» y que pensaban «en un futuro de estabilidad para los italianos». Fácil de leer entre líneas. De la otra parte, el M5E, no hubo una palabra. Grillo había vuelto a encerrar a todos sus líderes en un apartamento privado de Roma, del que fueron saliendo uno y otro a la carrera y con la boca cerrada.
La dirección que enfiló Di Maio, hacia el Palacio Chigi, donde le esperaba Zingaretti, conjuraba al menos la hipótesis de que podría volver a entenderse con Salvini. Por la mañana circuló el rumor de que los pesos pesados del partido preferían tragarse el sapo de volver con sus antiguos socios antes que pactar con el PD.
Una encuesta publicada por «Il Sole 24 Ore» augura un declive electoral de la Liga de Salvini, principal responsable de la ruptura del Gobierno, que obtendría el 33,7% de votos en unas elecciones, lejos del 38,9 que le otorgaba el 30 de julio esta misma encuesta, elaborada por Winpoll. Solo el 7% por ciento de votantes de la Liga y el 16% de los del M5S apoyan la opción de reeditar el pacto.