Reformas en Cuba
El Ejército tiene la última palabra
Las Fuerzas Armadas controlan los resortes de la economía desde hace medio siglo. En todos los sectores clave hay un militar
Las Fuerzas Armadas controlan los resortes de la economía desde hace medio siglo. En todos los sectores clave hay un militar.
El único vestigio socialista que queda en el mundo está enmarcado en aguas caribeñas, por eso al hablar de futuro y de reformas son muchos los expertos que se anticipan a augurarle a la isla un camino similar al que siguió China. Apertura económica y continuidad política. La mayoría de los observadores independientes coinciden en que de un Gobierno de Raúl Castro se pueden esperar algunas reformas económicas, pero no una apertura política. Raúl tiene fama de ser el ideólogo detrás de algunas de las reformas de los noventa y hasta se le denomina como «el Deng Xiaoping cubano», en referencia al padre de la apertura capitalista en China. Pero hasta ahora se mostró más que tímido en este sentido.
La realidad indica que Raúl Castro es el «gerente general» de un gran imperio económico. Las Fuerzas Armadas a su cargo desde hace 50 años manejan 844 empresas, que equivalen al 30% del total de la economía de la isla, y que van desde la producción de azúcar hasta hoteles, granjas y fábricas de acero. Y de acuerdo a los empresarios españoles que hacen negocios con los oficiales a cargo de estas industrias, «son los más serios y eficientes del país».
De seguir el modelo del gigante asiático, las Fuerzas Armadas del país jugarían, al igual que en la actualidad, un papel decisivo. Hay que tener en cuenta que en estos últimos años Raúl Castro se ha encargado de que en todos los sectores económicos clave hubiese algún mando militar. «Creo que por ahí hay que esperar los cambios. Raúl quiere una economía más eficiente, ya habló de luchar contra la corrupción y va a ir lentamente ampliando el mercado interno», analiza para LA RAZÓN el segundo secretario de la Dirección Nacional de la Juventud, Orlando Yero Travieso, con 30 años de experiencia en la isla y conocimiento profundo de los hombres en el poder. «La revolución es la construcción de una utopía y nosotros creemos firmemente en ella», aclara Travieso.
No obstante, lo más probable sea que Raúl Castro siga ocupando el poder con el respaldo de una cadena de mando militar unificada. Tanto él como los generales de mayor relevancia mantendrían a ciertos civiles destacados en determinados cargos de alta jerarquía dentro del Gobierno y del Partido Comunista, pero el régimen, básicamente, tendría un carácter pretoriano. Sin embargo, al igual que en algunos países de Europa oriental durante las transiciones poscomunistas, los oficiales más jóvenes pudieran emerger como poderosa fuerza reformista. Los jóvenes oficiales liberales, insatisfechos con el control que los generales partidarios del Gobierno han ejercido durante décadas, podrían exigir cambios profundos tanto en el Ejército como en el país.
Por otro lado, la unidad y la fraternidad que aparentemente existen en las altas esferas militares pudieran no ser más que una ilusión. Es muy probable que los tradicionales jefes de tropas y oficiales del Estado Mayor, incluyendo a los administradores de empresas pretorianas, se hayan ido alienando progresivamente unos de otros, ya que las misiones de las Fuerzas Armadas han experimentado cambios y muchos oficiales se han convertido en beneficiarios de actividades con fines de lucro.