Alemania
Crece la presión sobre Scholz para echarse a un lado como Biden
Merz, el líder de la CDU, acusa al canciller socialdemócrata
de «la división de Alemania» en un bronco debate en el Bundestag
Con la ruptura de la coalición alemana y la fecha de las nuevas elecciones fijada para el 23 de febrero, Alemania emprende la carrera electoral. Una campaña que se anticipa compleja a tenor del intercambio de acusaciones que se sucedieron ayer en el Bundestag tras la declaración del canciller Olaf Scholz. Solo una semana después de que la salida de los liberales diera por concluida la alianza tripartita, el líder de la oposición, el cristianodemócrata Friedrich Merz, lanzó duros ataques personales contra el canciller, al que negó cualquier autoridad de gobierno y liderazgo. «Usted está dividiendo el país y es el responsable de estas controversias y de la división de Alemania, simplemente no se puede gobernar un país así», le acusó.
Minutos antes el canciller defendió como «inevitable» la destitución de su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, y la consiguiente salida de la coalición. Al mismo tiempo, Scholz advirtió de una división en el país y pidió que se sigan haciendo compromisos en política. «El camino del compromiso sigue siendo el único camino correcto», justificó.
Scholz celebró el acuerdo sobre la fecha de las nuevas elecciones y confirmó que el 11 de diciembre pedirá el voto de confianza al Bundestag para que el 16 de diciembre el Parlamento pueda decidir. Si, como se espera, no obtiene la mayoría, las nuevas elecciones se celebrarán el 23 de febrero. Hasta entonces, quedan poco más de cien días de campaña. Todo lo que suceda a partir de ahora tiene visos de tornarse complicado. De hecho, Merz acusó al Partido Socialdemócrata (SPD) de querer realizar una campaña electoral sucia. «Desde ayer circulan por internet vídeos falsos sobre mí generados por inteligencia artificial, hasta ahora todo va mal», le reprochó a Scholz. «Pero el hecho de que sean publicados y transmitidos por parlamentarios socialdemócratas da una idea del tipo de campaña electoral que ustedes obviamente están dispuestos a llevar a cabo», añadió. Merz apuntó directamente a un vídeo que el miembro del Bundestag del SPD de Schleswig-Holstein Bengt Bergt había compartido en su cuenta de Instagram. Bergt había dicho que se trataba claramente de «una sátira exagerada» y no de una noticia falsa. «Lo que usted ha presentado aquí, señor canciller, es algo fuera de este mundo», concluyó el candidato de la CDU.
Por su parte, el primer ministro bávaro, Markus Söder, adoptó una actitud similar en su discurso. «Los ciudadanos están preocupados», aseguró. «En vista de la guerra en Ucrania, la situación en Oriente Medio y el resultado de las elecciones estadounidenses, necesitamos una Alemania fuerte». Pero, en lugar de ello, «estamos propagando la máxima debilidad», le reprochó a Scholz el político bávaro, que agregó que ningún otro Gobierno federal había «dividido tan profundamente a este país» como el tripartito.
La líder del partido ultra Alternativa para Alemania, Alice Weidel, se dirigió a los parlamentarios para lanzar graves acusaciones contra el canciller. «Lo que su gobierno le ha hecho a este país y a sus ciudadanos no tiene precedentes». Weidel habló de una «política ridícula de transformación verde», desindustrialización y atacó al Gobierno por su política migratoria. Pero también atacó a Merz, al que acusó de hipócrita. «Con usted como sustituto, Alemania no progresará».
Por el contrario, las palabras de Scholz fueron defensivas. «Los conflictos públicos nunca más deberían eclipsar el trabajo del Gobierno», aseguró el canciller, que defendió la imposibilidad de gobernar con «el puño sobre la mesa» e hizo una llamada a todos los ciudadanos a contrarrestar las divisiones en la sociedad. Asimismo, se pronunció a favor de una mayor inversión en seguridad y que esta nunca se haga a expensas de las pensiones o la sanidad. El Gobierno estará en funciones hasta las elecciones, pero el canciller aludió a la necesidad de aprovechar el tiempo para aprobar leyes que no se pueden posponer. En concreto, Scholz mencionó correcciones al impuesto sobre la renta o un aumento de la prestación por hijos.
La carrera electoral empieza con ventaja para la Unión conservadora. Desde hace un año su intención de voto en las encuestas asciende hasta el 30%, mientras que el SPD ocupa la tercera posición con entre 16 y 18 puntos porcentuales, incluso por detrás de la AfD. No obstante, las cosas no son muy diferentes a las elecciones de 2021. Dos meses y medio antes de estos comicios, el SPD estaba 16 puntos por detrás de la Unión pero una sonrisa del candidato a canciller de la Unión, Armin Laschet, en plenas inundaciones del oeste alemán cambió los pronósticos. El SPD finalmente venció a los conservadores el 26 de septiembre con un 25,7% frente a un 24,1. Scholz se convirtió en canciller. Una posible repetición de la historia da ánimos al SPD que espera un tropezón de Merz.
Por otro lado, Los Verdes tienen una estimación entre el 11 y el 12%; los liberales rozan el umbral del 5%, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) podría llegar al Bundestag al sumar entre el 5 y el 9% y la AfD ocupa el segundo lugar con entre un 15 a un 19,5%. Por primera vez habrá cuatro candidatos a canciller en una campaña electoral.
Falta por decidirse si Scholz será el candidato de la formación socialdemócrata. La dirección del partido asegura que se presentará aunque, no obstante, la junta de su formación decidió no nombrarlo en su primera reunión después del colapso de la coalición.
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