Coronación de Carlos III
La coronación de Carlos III: ¿qué popularidad mantiene la monarquía británica bajo su reinado?
El monarca deberá hacer frente a las críticas por el patrimonio de la familia real y combatir la apatía de las nuevas generaciones
La monarquía británica atraviesa una etapa de transición. El reinado de Isabel II estuvo caracterizado por las convulsiones en el seno de la familia real y el desmoronamiento del imperio británico, pero pasó a la posteridad contra todo pronóstico como una etapa de estabilidad y aparente continuidad para la institución. Como cabía esperar, su muerte a la edad de 96 años en el castillo escocés de Balmoral abrió un periodo de honda incertidumbre que su eterno heredero intenta controlar.
Pero Carlos III no arrastra el legado de Isabel II ni cuenta con el mismo respeto que inspiraba la reina entre la opinión pública. Desde su ascenso al trono en septiembre, han venido ganando terreno las posiciones contrarias a la institución. De hecho, en sus recientes apariciones públicas, se han escuchado manifestaciones antimonárquicas que, bajo el reinado de Isabel II, eran impensables. Pero la corona mantiene su legitimidad.
El último sondeo de la encuestadora YouGov recoge un apoyo a la monarquía del 58%. Ese es el porcentaje de la sociedad británica que prefiere al monarca antes que a un jefe de Estado salido de las urnas. Sólo el 26% estaría dispuesto a reemplazar la monarquía. Sin embargo, la encuesta refleja una serie de cambios de peso por debajo de estas cifras.
Existen claros desafíos de popularidad para el nuevo rey, de acuerdo con YouGov. El primero está relacionado con el apoyo entre las nuevas generaciones. Mientras que los mayores de 65 años, con un 78%, son los que más apoyan la monarquía, los jóvenes entre 18 y 24 años son los que menos. Sólo el 32% de ellos respalda a la monarquía.
El 38% de los jóvenes prefiere un jefe de Estado elegido, aunque el 30% restante no lo sabe. La indiferencia podría ser un problema tanto como la oposición, ya que el 78% del grupo de edad más joven dice “no estar interesado” en la familia real.
Los problemas que arrastra la monarquía británica tienen que ver, sobre todo, con el patrimonio de la familia real. Más aún si cabe en un contexto marcado por el aumento del coste de vida en Reino Unidos. En los últimos meses, algunos medios de comunicación han investigado las cuentas del Palacio de Buckingham y han cuestionado los límites de la financiación privada y pública de la institución. Es un factor que desgasta a la monarquía, que todavía no ha aceptado ciertas demandas de transparencia.
El Gobierno británico mantiene su posición y no revelará cuánto costará la coronación, en términos de gasto público, hasta después del acontecimiento. Aunque se estima que costará unas 100 millones de libras, al cambio, unos 125 millones de euros. Buckingham alega que las decisiones sobre financiación e impuestos las decide el Gobierno, no la propia familia real.
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