El Salvador

Bukele estrena su segundo mandato con el reto de levantar la economía

El presidente salvadoreño presume de haber erradicado la violencia pero enfrenta el desafío de la inflación y las condiciones de vida

Avalado por el 84% de votantes que le dio su apoyo en la elección, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, comenzó este sábado su segundo mandato con la mejora de la situación económica del país como gran prioridad. Venerado por muchos en El Salvador, y en otros países de América Latina, por haber triunfado en la guerra contra las maras, el mandatario se enfrenta ahora a un reto no menor, el de frenar la inflación y generar oportunidades para un país cuya economía ha estado durante décadas lastrada por la criminalidad y la violencia.

Consciente de la magnitud del reto, pero también del capital político con el que lo emprende, Bukele recalca estos días el éxito de su ofensiva contra las pandillas. «El país ya se curó de las pandillas y quiere ahora curarse de la mala economía», dijo en su juramento presidencial en el Palacio Nacional, en el centro histórico de San Salvador, donde estuvo acompañada por su esposa, Gabriela Rodríguez, y su hija pequeña.

Bukele quiso reivindicar la acción de su gobierno. «Logramos ser el país más seguro de toda Latinoamérica y hoy somos el más seguro de todo el hemisferio occidental», dijo. Hasta ahora las recetas del heterodoxo Bukele le han funcionado, al menos en opinión del electorado salvadoreño, que respaldó masivamente su reelección, pese a las voces que la denunciaban por inconstitucional.

Poco le han importado a él y a sus partidarios en su país las denuncias de ONG y organismos internacionales que señalaban que se estaban produciendo centenares de detenciones arbitrarias en el marco del plan gubernamental para la erradicación de la violencia. Tampoco las denuncias de hacinamiento de los presos y vejaciones en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la megacárcel en la que el gobierno de Bukele ha internado a miles de sospechosos de pertenecer a las bandas. El presidente también quiso destacar que, pese a haber desoído algunas advertencias internacionales, el suyo «es un gobierno reconocido por todo el mundo».

En la jura de Bukele estuvieron presentes líderes internacionales como el rey de España, Felipe VI; el presidente de Argentina, Javier Milei; el de Ecuador, Daniel Noboa; el de Paraguay, Santiago Peña; la de Honduras, Xiomara Castro; y el de Costa Rica, Rodrigo Chávez. Estados Unidos, país con el que Bukele ha tenido algún desencuentro desde que Joe Biden es presidente, envió a su secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.

El reto de hacer florecer la economía requerirá, según dijo el presidente, «coraje» e «imaginación». La situación de partida no es demasiado alentadora. El Centro para la Defensa del Consumidor, una organización independiente dedicada al monitoreo del mercado, indica que la canasta básica alimentaria urbana ha aumentado 5,55 dólares y la rural 41,33 dólares de enero de 2021 a marzo de 2024, por lo que reclama a Bukele un aumento del salario mínimo, que desde 2021 está fijado en 365 dólares mensuales para la mayoría de empleos del sector servicios e industrial.

Por ahora, el gobierno ha apostado por proyectos y programas turísticos que buscan poner en valor las zonas liberadas del azote de la delincuencia, pero necesitará algo más que eso para generar un crecimiento suficiente y sostenible. El precedente de la decisión de Bukele de convertir a El Salvador en el primer país del mundo con el bitcoin como moneda de curso legal no invita al optimismo. Los expertos coinciden en que esa decisión no ha servido para mejorar la vida de los salvadoreños.