Bruselas
Bruselas baja la alerta y evidencia el fracaso de la Europa antiterrorista
"Quiere decir que hay una gran probabilidad de que se estén preparando acciones, pero no tiene un carácter inminente"
Los titulares de Interior y Justicia belgas presentan su dimisión, pero no es aceptada por el primer ministro. El Gobierno reconoce errores de seguridad, mientras el Parlamento abre una comisión de investigación.
Los errores por parte de las Fuerzas de Seguridad belgas han vuelto a ocasionar un terremoto político en el país y, por ende, en el resto de Europa. El ministro del Interior belga, Jan Jambon, y el de Justicia, Koen Geens, presentaron ayer su dimisión, pero el primer ministro, Charles Michel, las rechazó. Poco después, el país rebajó un escalón el nivel de alerta, desde el cuatro (el máximo) hasta el tres, dos días después de los atentados que dejaron al menos 31 muertos y 300 heridos en los ataques al aeropuerto y a una estación de metro de Bruselas.
El detonante de la situación de tensión política, en medio de enésimas críticas al papel de los cuerpos policiales belgas, han sido las duras acusaciones de Turquía. Su presidente, Recep Tayyip Erdogan, denunció el miércoles que su país había devuelto a Países Bajos dos veces a Ibrahim El Bakraoui, uno de los hermanos inmolados en el aeropuerto de Zaventem, por sospechar que querían alistarse al Estado Islámico (EI), y que les advirtió de su radicalización tanto a Bruselas como a Ámsterdam.
En un primer momento, Bélgica desmintió que hubiera sida informada de la peligrosidad del kamikaze, pero al final las autoridades del país han acabado reconociendo errores. En el caso de Países Bajos, las cosas no parecen tan claras. Su ministro de Justicia, Ard van der Steur, puso ayer en duda que El Barraoui estuviera en ninguna lista de sospechosos terroristas ni nacional ni internacional y aseguró que sólo se había producido una deportación y que su vecino no le había informado de la peligrosidad de El Bakraoui
Bélgica, sin embargo, está dispuesta a reconocer sus errores. «He presentado mi dimisión y Geens también. Han sido rechazadas. Continuamos. Hay dos fuentes de error. Al nivel de la Justicia y al nivel de la relación con la oficina de Turquía, lo que implica a los departamentos de Justicia e Interior. Pero, por ahora continuamos con nuestro trabajo», resumió ayer Jambon. La gran pregunta es hasta cuándo apoyará Michel a estos ministros tan fuertemente cuestionados. La situación en el país impide hacer grandes cambios en medio de la tormenta, pero muchas cosas tendrán que cambiar cuando el viento amaine y haya un recambio seguro. A todo esto, hay que añadir la fragilidad de la coalición del Gobierno. Los dos ministros pertenecen al partido independentista flamenco NV-A, del que depende el Ejecutivo liberal.
Este fracaso no quedará aquí. El expediente Bakraoui será examinado por el Parlamento en dos comisiones de investigación que tendrán lugar el viernes: la primera, de Terrorismo y la segunda, conjunta de Justicia e Interior.
Otra de las grandes incógnitas es por qué las autoridades belgas no actuaron con mayor contundencia, independientemente de la información aportada por Turquía, en el caso de dos individuos con un perfil tan sospechoso. Aunque formalmente no estaban involucrados en actos terroristas, sus fichas policiales resultaban al menos inquietantes. Ibrhim fue condenado en 2010 a nueve años de cárcel por haber disparado con un Kaláshnikov a una patrulla de policía que trataba de detenerlo tras haber cometido un robo.
A Jalid también se le condenó a cinco años de prisión en 2011 por robos de coches y también estaba en posesión de un rifle de asalto Kalashnikov. Pero esto no termina aquí. Las últimas aportaciones de la Prensa aseguran que Jalid debería haber permanecido en prisión en vez de disfrutar de la libertad que le permitió cometer atentados. Como su hermano, Jalid El Bakraoui estaba en libertad condicional por los delitos antes citados. Una infracción de tráfico (un vehículo mal aparcado) puso a Jalid en el foco de la Policía que constató que este vehículo le servía al yihadista para reunirse con un antiguo cómplice, algo prohibido en su libertad condicional. Pero el tribunal de aplicación renunció a que Jalid volviera a la cárcel porque consideró que estaba cumpliendo las otras condiciones: buscar trabajo y citarse con su asistenta social. Parece que en esos momentos no presentaba signos de radicalización.
Las críticas se extiende también a a la, a priori, exitosa detención del terrorista Salah Abdeslam hace una semana en Bruselas. La Policía belga apenas interrorgó al asesino del 13-N durante una hora en la prisión de Brujas. Además, los agentes se centraron en preguntarle sobre los atentados de París y no sobre las futuras acciones planeadas por la célula terrorista.
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