Democracia en peligro
Bangladesh celebra elecciones marcadas por el boicot de la oposición y detenciones masivas
En los últimos meses, la policía ha detenido y encarcelado al menos 20.000 dirigentes y activistas
En un escenario marcado por una baja participación ciudadana, Bangladesh se enfrenta a los resultados de unos comicios generales cargados de tensión y desafíos. Mientras la sombra de la violencia se cierne sobre el proceso electoral, la primera ministra Sheikh Hasina busca asegurar su cuarto mandato consecutivo, enfrentando el boicot del principal partido de la oposición y sus aliados. El futuro político del país, que se conocerá el lunes, pende de un hilo, mientras la nación se debate entre la incertidumbre y la necesidad de estabilidad.
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, cerca de 120 millones de votantes registrados tuvieron la oportunidad de ejercer su derecho al voto en las elecciones del domingo, distribuidos en más de 42.000 centros de votación en todo el país, según la Comisión Electoral. Un total de más de 1,500 candidatos provenientes de 27 partidos políticos, además de 436 independientes, se disputaron los escaños en esta contienda electoral. La magnitud de este evento no pasó desapercibida para la comunidad internacional, ya que más de 100 observadores extranjeros, incluidos tres provenientes de India, supervisaron de cerca el desarrollo de esta 12ª elección general.
Tras una espiral de violencia que dejó una estela de caos, la jornada electoral finalmente llegó y fue relativamente tranquila. En un contexto desalentador, el desinterés y la desconfianza en el proceso electoral quedaron al descubierto con apenas un 27.15% de participación ciudadana a una hora del cierre de las urnas. Sin embargo, más tarde las estimaciones iniciales apuntaban a un porcentaje cercano al 40% de participación, una cifra que podría variar tras el recuento final, según informó el Comisionado jefe de Elecciones, Kazi Habibul Awal. Estos números reflejan una realidad preocupante y plantean interrogantes sobre el estado de la democracia en el país.
El sufragio estuvo marcado por una resaca de los violentos incidentes de seguridad que sacudieron al país. Ataques incendiarios contra un tren de pasajeros cobraron la vida de cuatro inocentes el viernes, sumiendo a la nación en un estado de tensión constante. Además, en un acto desafiante, el partido opositor Partido Nacionalista de Bangladesh y sus aliados rechazaron participar en las elecciones, generando un vacío de representación y sumiendo al proceso democrático en un abismo de desconfianza.
Para garantizar la seguridad y el orden público, durante la jornada se desplegaron más de 750.000 miembros de las fuerzas del orden y de seguridad en todo el país. Su imponente presencia buscó brindar un entorno seguro y protegido para poder ejercer un derecho democrático sin temor a la violencia o las amenazas externas. Con todo, el domingo se produjo un trágico incidente: un partidario de un candidato de la Liga Awami fue apuñalado mortalmente en el distrito de Munshiganj, cerca de Dhaka. La policía se abstuvo de hacer comentarios inmediatos sobre el asunto, lo que aumentó la preocupación por la inestabilidad de la situación.
El panorama político de Bangladesh está dominado por la rivalidad entre dos partidos políticos: el socialista-laico Liga Awami y el conservador-nacionalista BNP. Además de las diferencias ideológicas, la pugna es personal y está arraigada en los agravios históricos entre la primera ministra y presidenta Sheikh Hasina, y la presidenta del BNP, Khaleda Zia. Esta lucha a menudo se torna violenta durante los ciclos electorales y fuera de ellos, con frecuentes ataques contra los oponentes políticos, enfrentamientos callejeros entre ambos bandos, manifestaciones brutales antigubernamentales y represión estatal de las mismas. Asimismo, en esta feroz situación suelen estar implicadas las facciones estudiantil, juvenil y sindical de los partidos.
El partido liderado por Hasina busca mantener su dominio sobre los corredores del poder en Dhaka por cuarto mandato consecutivo desde que asumió el cargo en 2009. Como hija del padre fundador de la nación del sur de Asia, Sheikh Mujibur Rahman, la líder se encuentra inmersa en una ola de reformas económicas centradas en la participación de las mujeres en la economía, lo que ha sacado a millones de la pobreza en los últimos años. El éxito de Bangladesh se atribuye en gran medida a su habilidad para aprovechar los beneficios de su equilibrada relación geoeconómica con las potencias asiáticas vecinas, India y China. Sin embargo, el crecimiento del país asiático ha experimentado una desaceleración desde mediados de 2022. Los expertos advierten que la estabilidad económica se perfila como uno de los principales desafíos para el próximo gobierno.
Pero estos comicios están siendo observados globalmente por las acusaciones generalizadas contra la administración de Hasina de intentar transformar la democracia multipartidista del país en una monopartidista. La ex primera ministra Khaleda Zia, quien se encuentra bajo arresto domiciliario por cargos de corrupción, los ha boicoteado por tercera vez consecutiva. Esta formación ha alegado que no se ha constituido un "gobierno provisional" para administrar el proceso y ha acusado al Ejecutivo de la Liga Awami de perseguir a sus líderes “con causas penales falsificadas y chapuceras”.
Y es que, en los últimos meses, la policía ha detenido y encarcelado al menos 20.000 dirigentes y activistas -entre ellos un gran número de sus dirigentes nacionales y locales-, lo que ha provocado que muchos más miles se hayan escondido para evitar ser detenidos. Así pues, aunque el Partido Nacionalista de Bangladesh hubiera pensado en cambiar de rumbo y participar en estas elecciones, la represión se lo habría impedido.
La decisión del BNP de boicotear la consulta popular ha generado un clima de tensión, ya que se teme que esto pueda desencadenar una serie de eventos postelectorales violentos. Con la Liga Awami posicionada para mantener su poder, la lucha interna dentro del partido también ha aumentado, lo que añade un elemento preocupante a la situación. La competencia feroz entre los distintos grupos políticos puede desembocar en conflictos mientras buscan obtener cargos dentro del gobierno en los días posteriores a la votación.
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