PCCh
Xi no descarta emplear la fuerza para lograr la reunificación con Taiwán
El líder chino advierte de las amenazas a las que se enfrenta el país en su discurso ante el XX Congreso del Partido Comunista, que le coronará para un tercer mandato
En un discurso histórico que dio inicio al XX Congreso del Partido Comunista (PCCh), el presidente Xi Jinping expuso la visión de su década de mandato y el futuro de China. Durante las dos horas que duró su lectura, Xi reiteró su advertencia de que está dispuesto a utilizar la fuerza para reunificar China con Taiwán y advirtió de “peligrosas tormentas” que se avecinan, destacando la seguridad nacional por encima del crecimiento económico. Exigió un desarrollo militar rápido y no anunció cambios en las políticas que han tensado las relaciones con Washington.
Xi subió el domingo al escenario en medio de un estruendoso aplauso de más de 2.300 delegados, a la espera de consagrar un tercer mandato. En su discurso de apertura en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, el líder casi septuagenario saludó al Partido Comunista Chino y apuntó que el evento estaba celebrándose en un “momento crítico” para el país.
“Debemos estar preparados para resistir vientos fuertes, aguas turbulentas e incluso peligrosas tormentas en nuestro camino”, exclamó. Solo si “mantenemos el liderazgo del Partido, China superará esos desafíos”. Afirmó con contundencia que la influencia y el poder internacional de China han aumentado significativamente bajo su liderazgo, pero advirtió que el país debe estar preparado para el peor de los casos.
Así pues, el presidente se centró en dos de las cuestiones de seguridad y soberanía más delicadas de la nación asiática, como son Hong Kong, tras la represión de las protestas democráticas, y Taiwán.
Alabó los esfuerzos de China por restablecer el orden en Hong Kong tras las manifestaciones masivas de 2019. Por ello Pekín impuso una Ley de Seguridad Nacional que prohíbe el terrorismo, la secesión, la subversión y la connivencia con la fuerza extranjera, en junio de 2020, para sofocar la disidencia antigubernamental. Esta amplia legislación ha sido condenada por las democracias occidentales por reducir las libertades en la antigua colonia británica.
Tras referirse al éxito de “Un país, dos sistemas” en Hong Kong y Macao, para Xi, China ha " avanzado en un marco político para resolver el problema de Taiwán en la nueva era”.
Destacó su “lucha decidida contra el separatismo y el haber contrarrestado la injerencia extranjera, demostrando determinación y capacidad para salvaguardar la soberanía y la integridad territorial China, oponiéndose a la independencia taiwanesa”. Señaló que su idea es la reunificación pacífica, pero sin renunciar al uso de la fuerza como opción.
Pekín considera la isla autónoma como parte de su territorio y ha aumentado la presión militar sobre ella, lo que ha incrementado las tensiones con Estados Unidos. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha afirmado en repetidas ocasiones que acudiría en ayuda de la democracia si fuera atacada, lo que supone un cambio en la política de “ambigüedad estratégica” que ha guiado las relaciones entre las potencias durante décadas, aunque la Casa Blanca insiste en que nada ha cambiado.
En respuesta, el portavoz de la Oficina Presidencial taiwanesa, Chang Tun Han, afirmó en un comunicado que Taiwán es un país soberano y que su pueblo cree en la democracia y la libertad. Advirtió que la mayoría de sus ciudadanos han dejado claro que “rechazamos el principio de un país, dos sistemas””.
Chang añadió que la presidenta, Tsai Ing Wen, seguirá manteniendo los “Cuatro Compromisos”, además de reforzar su propia resistencia y aumentar la visibilidad de la isla en el mundo. Su postura es firme; “no cederá su soberanía territorial, ni comprometerá la democracia y la libertad, y tomar las armas no es una opción para las relaciones a través del estrecho”.
Xi volvió la mirada hacia la pandemia que puso de rodillas al mundo y azotó a China a principios de 2020, con epicentro en Wuhan, y con variantes incluso en 2022. Elogió la estrategia “covid cero” que ha mantenido baja la tasa de mortalidad por el virus, pero tiene un elevado coste económico y social. Ha hecho de ella una piedra angular de su liderazgo, elevándola por encima del crecimiento económico, incluso cuando la tolerancia pública parece estar resquebrajándose. “Pusimos la vida de las personas por encima de todo y aplicamos una política de tolerancia cero al virus para detener su propagación. Hemos protegido la salud y la seguridad de la gente en la mayor medida posible”.
De hecho, no ofreció nada para calmar las preocupaciones de los inversores tras asegurar que seguiría sacrificando el crecimiento económico para lograr objetivos ideológicos como la reducción de la brecha de riqueza del país durante los próximos cinco años.
El político que más cargos ha acumulado en la China contemporánea, llegó al final de su segundo mandato con un equipo moldeado a su imagen y semejanza. No es de extrañar que también hablara de su firme lucha contra la corrupción- que la tildo de “cáncer” - en el Partido y de cómo había “atajado el hedonismo” a través de una política de “autorevolución”. “Hemos decidido ofender a unos pocos miles en lugar de fracasar a 1,4 millones, limpiar a nuestro partido de todos sus males”.
Se espera que Xi consolide aún más su control sobre los 86 millones de miembros del PCC mediante la elección de una nueva línea de liderazgo. Esto se logrará mediante la formación de un nuevo Comité Central en el que dominarán sus leales, aunque también se incluirán otros de facciones rivales, como la Liga de la Juventud Comunista. Esta incorporación minoritaria del campo rival es necesaria para suavizar y gestionar la oposición interna en las filas del partido. Actualmente está formado por 205 miembros titulares y 171 suplentes.
De los más de 200 miembros del Comité Central, Xi elegirá a dedo el politburó más importante y poderoso, compuesto por 25 miembros. Por último, determinará un comité permanente del politburó, compuesto por los principales dirigentes del país. Con Xi al frente, China será gobernada por 7-9 personas, incluido el secretario general del PCCh.
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