El presidente chino Xi Jinping ha estado este viernes en Hong Kong para celebrar los 25 años de la devolución de esta ciudad por parte de Reino Unido, que durante más de cien años fue la potencia colonial que gestionó los designios de este territorio. En su discurso, Xi alabó la ciudad financiera asiática por su “libertad” y “entorno empresarial de clase mundial”, y destacó que se debe defender el principio de “los patriotas gobiernan Hong Kong” y mantener la “posición y ventajas únicas” de la ciudad. El experto Michele Geraci, profesor en la Universidad de Nottigham, explica a LA RAZÓN su visión sobre la gestión de Pekín.

¿China está respetando la autonomía de Hong Kong desde que fue devuelto del control británico hace 25 años?

Creo que debemos recordar que Hong Kong forma parte de China y los británicos se lo llevaron por la fuerza y establecieron el gobierno colonial. Por tanto, la gente de Hong Kong nunca experimentó ninguna autonomía durante 150 años. Con este contexto en mente, desde el punto de vista de China, no hay autonomía que respetar, sino una transición lenta para recuperar el control total.

¿Ha sido un éxito la fórmula «un país, dos sistemas» tal y como ha dicho Xi Jinping?

Eso creo. Ha habido muchos desafíos, pero desde el punto de vista financiero y económico, Hong Kong es muy valioso para Pekín, ya que ofrece acceso a un sistema financiero en pleno funcionamiento, moneda convertible y comercio abierto. Por lo tanto, también le interesa a China preservar eso, dado que China continental, en cambio, quiere mantener una combinación de economía planificada y de mercado. Por lo tanto, Hong Kong ofrece una visión de una economía de mercado completa sin correr el riesgo de implementarla en todo el continente.

¿Cuál es el balance de la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín?

Dados los eventos geopolíticos recientes y el impulso de algunos países occidentales contra China, Pekín debe asegurarse de que Hong Kong no sea el semillero de ningún grupo revolucionario o grupo de disidentes hacia el Gobierno Central. Por lo tanto, aplicaron una política de mano dura para enfriar los movimientos de protesta, ya que se percibía como un riesgo para la estabilidad de todo el país. Quizás, el movimiento de protesta podría haberse detenido después de haber obtenido alguna concesión de Pekín, en lugar de doblar las apuestas. Quizás fueron mal asesorados y, en cierto modo, obligaron a Pekín a responder, incluso de mala gana.

¿Cree que Pekín quiere anexar Taiwán pacíficamente o la opción militar está al final del camino?

Taiwán es parte de China, no hay nada que anexar. “Reunión” es el término más apropiado. Pekín probablemente trabajará lentamente para encontrar una solución pacífica. La gente española, con la experiencia del caos durante el referéndum de secesión en Cataluña, entenderá fácilmente el reclamo territorial del Gobierno central de Pekín sobre Taiwán.