Crisis diplomática

Trump demanda al Partido Laborista británico por "flagrante injerencia extranjera" en las elecciones de Estados Unidos

Los republicanos aluden a una publicación de LinkedIn para asegurar que el partido de Starmer está costeando el viaje a EE UU de los voluntarios

London (United Kingdom), 22/10/2024.- Britain's Prime Minister Keir Starmer puts on a remembrance poppy after buying it from the Royal British Legion fundraisers in Downing Street, London, Britain, 22 October 2024. A remembrance poppy is worn to commemorate military personnel who died in conflicts, and donations go to support the veterans of the armed forces. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/TOLGA AKMEN
El primer ministro británico con la Royal British LegionTOLGA AKMENAgencia EFE

La “relación especial” de la que históricamente han presumido Reino Unido y Estados Unidos siempre se ha priorizado ante la química personal (o falta de ella) entre los inquilinos de turno que haya en Downing Street y en la Casa Blanca. Pero con Donald Trump los patrones funcionan de otra manera. Y en caso de que finalmente el candidato republicano gane las elecciones presidenciales de noviembre, la sintonía con el premier Keir Starmer está más que cuestionada después de que el norteamericano haya presentado una denuncia legal contra el Partido Laborista que gobierna ahora en Reino Unido acusándolo de “flagrante injerencia extranjera”.

La campaña de Trump presentó una denuncia legal ante la Comisión Federal Electoral acusando a la formación que lidera Starmer -a la que tilda de “extrema izquierda”- de violar la ley electoral estadounidense al enviar voluntarios para hacer campaña por Kamala Harris.

La denuncia, que también apunta a la campaña de su rival demócrata, se centra en una publicación de LinkedIn de la jefa de operaciones laboristas, Sofia Patel. En su publicación, que ahora ha sido eliminada, Patel señalaba que alrededor de 100 voluntarios británicos estaban listos para hacer campaña por la candidata demócrata en varios estados indecisos y que quedaban aún 10 plazas para cualquiera que quisiera unirse a ellos.

No es nada nuevo que los miembros del Partido Laborista ayuden a los demócratas en una elección. Durante décadas han viajado a Estados Unidos para apoyar campañas y los demócratas a menudo devuelven el favor. El mismo contacto existe entre el Partido Conservador británico y los republicanos estadounidenses. Sin embargo, el equipo de Trump sostiene que la oferta de Patel equivale a una contribución extranjera más amplia para la campaña de Harris, lo cual de hecho está prohibido.

El Partido Laborista insiste en que no está financiando el viaje ni el alojamiento de los activistas, lo que significa que sus acciones se mantienen dentro de las estrictas normas electorales federales de Estados Unidos, que estipulan que los voluntarios extranjeros no pueden gastar más de 1.000 dólares para ayudar a los candidatos.

Pero la campaña de Trump cuestiona esas sumas en su carta formal a la Comisión Federal Electoral (FEC), argumentando que la publicación en LinkedIn sugería que el Partido Laborista podría estar pagando los costos. “Quienes busquen interferencia extranjera en nuestras elecciones no necesitan mirar más allá de la publicación en LinkedIn”, señala el abogado de la campaña republicana, Gary Lawkowski. “La interferencia está ocurriendo a plena vista”. Lawkowski exigió que la FEC inicie una investigación inmediata sobre el asunto. También añadió con sorna que “la semana pasada se cumplió el 243 aniversario de la rendición de las fuerzas británicas en la batalla de Yorktown, una victoria militar que aseguró que Estados Unidos sería políticamente independiente del Reino Unido”. “Parece que el Partido Laborista y la campaña de Harris para presidente han olvidado el mensaje”, recalca.

La disputa pilló ayer al inquilino de Downing Street en pleno vuelo de 23 horas a Samoa para participar en la cumbre de la Commonwealth. Pero ante los periodistas que le acompañaban en el avión insistió en que los activistas “lo hacen en su tiempo libre, lo hacen como voluntarios, se quedan, creo, con otros voluntarios allí. Eso es lo que han hecho en elecciones anteriores, es lo que están haciendo en esta elección y es realmente sencillo”.

El premier insistió en que mantiene “una buena relación” con Trump, con quien mantuvo una cena de dos horas en Nueva York a fines de septiembre. “Tuvimos una buena y constructiva discusión y, por supuesto, como primer ministro del Reino Unido trabajaré con quienquiera que el pueblo estadounidense elija como su presidente”, agregó.

Durante la sesión de control semanal al Gobierno celebrada ayer en la Cámara de los Comunes, la viceprimera ministra Angela Rayner matizó que “la gente en su tiempo libre a menudo hace campaña”, añadiendo que es una práctica que “sucede en todos los partidos políticos”. “No vamos a discutir lo que hacen en su tiempo libre con su propio dinero”, dijo.

Por su parte, el ministro de Defensa británico, John Healey, explicó que “así es como funciona la política” y matizó que la “relación especial y profunda” entre el Reino Unido y los Estados Unidos había “resistido los altibajos políticos en ambos lados del Atlántico y estamos decididos a hacer que funcione en el futuro”