Nueva era
Milei: El cambio vence al miedo en Argentina
El presidente electo tiene el enorme desafío de sanear la economía argentina y enderezar un estado ahogado en deudas hace décadas
El liberal Javier Milei rompió todos los pronósticos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Argentina y se convertirá en el próximo presidente del país tras derrotar al peronista Sergio Massa por un holgado margen. Milei se llevó un 56% de los votos frente a un 44% de su rival y resultó el candidato más votado en todas las provincias del país salvo en tres y puso así fin a la hegemonía del kirchnerismo, la fuerza política dentro de la familia peronista que ha dominado la política argentina en las últimas dos décadas.
Los sondeos previos a la elección habían pronosticado un resultado mucho más reñido entre ambos candidatos, pero el de La Libertad Avanza (LLA) fue el claro vencedor en un contexto de alta participación gracias a su capacidad para aglutinar todo el descontento de los votantes con un Gobierno peronista que ha llevado al país a una crisis económica de la que no logra zafarse y una insoportable inflación interanual del 140%.
El presidente electo apareció exultante al final de la jornada en su cuartel electoral en Buenos Aires para proclamar el inicio de una nueva era en Argentina: «Hoy comienza la reconstrucción de Argentina, hoy comienza el fin de la decadencia. Se termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente. Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad, las de nuestros padres fundadores».
Prometió también los «cambios estructurales» que el país necesita para evitar «la peor crisis de la historia» y el inicio de un camino de liberalismo a ultranza que deberá conducir a Argentina a la prosperidad. «Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad para ser una potencia mundial», sentenció Milei.
El presidente electo recibió la felicitación de gobiernos y líderes de todo el mundo, pero hubo una que llamó más la atención, la del expresidente estadounidense Donald Trump, con el que algunos le han comparado.
«Hará a Argentina grande de nuevo», publicó Trump, en Truth (Verdad), la red social que él mismo creó, en un guiño al que fue su propio lema en la campaña electoral que lo llevó a la Casa Blanca en 2016.
De tertuliano a presidente
El triunfo de Milei, un economista de ideas heterodoxas que ganó fama como opinador en programas de televisión, no se explica sin el descrédito total del Gobierno de Alberto Fernández y el peronismo, del que su rival, Sergio Massa, ha sido ministro de Economía en los últimos años.
Difícil tarjeta de presentación para un candidato a presidente haber dirigido la economía nacional a uno de los peores momentos de la historia de Argentina.
Massa aguantó bien en la primera vuelta y eso alentó las esperanzas de la izquierda de que podría frenar el fenómeno Milei en la segunda, pero los resultados del domingo no dejaron lugar a dudas.
En las últimas semanas de la campaña, Massa trató de presentarse como un líder responsable y fiable frente a las extravagancias de Milei, un político que asegura que el perro que se le murió hace años se comunica con él desde el más allá. No sirvió de nada. Milei arrasó, gracias también a la movilización de una juventud frustrada y sin expectativas e incluso en la provincia de Buenos Aires, bastión del peronismo que sostuvo a Massa en la primera vuelta, obtuvo muchos más votos de lo esperado.
Pero sin duda la clave que terminó de catapultar a Milei fue el apoyo de Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri. La candidata del macrismo le dio su apoyo tras resultar eliminada en la primera vuelta, lo que a la postre ha resultado clave para su victoria, por la que ayer Macri fue uno de los primeros en congratularse.
Consciente de lo definitivo de su derrota, Massa anunció el mismo domingo su retirada de la primera línea política. «Que vengan las nuevas generaciones», aseguró tras felicitar al vencedor. El peronismo, descabalgado después de haber sido el partido del Gobierno desde 2003 con el único paréntesis de la presidencia de Macri (2015-2019), enfrenta ahora un doloroso proceso de renovación si quiere volver a ganarse la confianza de los argentinos.
El nuevo presidente tomará posesión de su cargo el próximo 10 de diciembre, cuando Alberto Fernández le entregue la banda de máximo mandatario de la República. La gran pregunta es si cumplirá las promesas radicales que hizo en la campaña y que supondrían una total transformación del Estado argentino.
El «león», como le llaman sus admiradores, prometió tras conocer su triunfo que «no habrá gradualismo ni tibieza», aunque muchos observadores alertan de la inviabilidad de algunas de sus propuestas.
Milei ha propuesto adoptar el dólar como moneda nacional ante la incapacidad de estabilizar el peso argentino, sometido a una sangrante e imparable devaluación desde hace años. También aseguró que quería suprimir el Banco Central, lo que le valió las advertencias de economistas que indicaron que se trata de una institución clave.
Reducción del sector público
Lo que la mayoría de analistas dan por seguro es que el país se aboca a un agresivo proceso de ajuste para corregir su abultado déficit y eso implicará una drástica reducción del sector público. Una de las imágenes más recordadas de Milei es la que dejó cuando esgrimió una motosierra en televisión, amenazando con ella los ministerios que planea suprimir, entre ellos los de Educación y Mujer, que quiere fundir en uno solo llamado de Capital Humano.
En el ámbito social, Milei se ha mostrado partidario de volver a penalizar el aborto. Uno de sus compatriotas más universales, el Papa Francisco, es blanco habitual de sus ataques. Lo ha acusado de tener «afinidad con los comunistas asesinos» y lo ha llamado «imbécil» y «representante del maligno en la Tierra».
Milei vivió su gran noche y logró algo que muchos daban por imposible hace solo unos meses, pero su gobierno no será ni mucho menos tarea fácil. Sanear la economía argentina y enderezar un estado ahogado en deudas hace décadas serán un desafío mayúsculo para el que el nuevo presidente no contará con el apoyo del Congreso, donde sus rivales cuentan con una holgada mayoría.
Otra incógnita es cómo reaccionará el poderoso movimiento sindical argentino a los recortes que planea el nuevo presidente electo. Derrotar al peronismo en las urnas no fue fácil. Hacerlo en la calle no lo será tampoco. Quizá porque lo sabe, Milei advirtió a sus oponentes en su primer mensaje como presidente electo: «Dentro de la ley, todo; fuera, nada».
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