Perfil
Kamala Harris: la mujer que aspira a romper los techos de cristal
Era una auténtica desconocida para los norteamericanos pero ahora podría convertirse en la primera afroasiática en llegar a la Casa Blanca
Hasta el pasado julio, Kamala Harris era vista para muchos dentro de los demócratas como alguien a quien muchos no sabían muy bien dónde ubicar. Sus márgenes de popularidad eran ligeramente mayores a los de Joe Biden al fin de su intento reeleccionista, pero no lo suficientemente fuertes para garantizar que la Casa Blanca siguiera bajo control del partido.
En las últimas semanas como segunda de la campaña, su gira por el país en búsqueda de apoyo a la defensa del aborto se había convertido en una de las pocas esperanzas de la dupla Biden-Harris para atraer votantes. A pesar de la resistencia interna que hubo entre algunos poderosos del partido, no fue sorpresa cuando terminó siendo ella la elegida para seguir adelante con la candidatura. Sin embargo, el número de estadounidenses que la daban por desconocida era abrumador.
Hoy la historia que parece estar a punto de construirse es muy distinta: Kamala Harris podría ser la primera mujer afroasiática en ser elegida presidenta de EE UU.
Hasta ahora, su cargo más importante ha sido también histórico: el de la primera vicepresidenta del país. Y como había anticipado en sus memorias de 2019, “The Truths We Hold”, busca insistir en que “los cánones están para romperse más de una vez”.
Nacida en Oakland, California hace 60 años, Kamala Devi Harris es una fiscal de mano dura convertida en política en uno de los estados más progresistas del país. En 1982 se matriculó en la Universidad Howard, una universidad históricamente negra en el corazón de Washington, DC. y a donde este 5 de noviembre regresará para esperar los resultados electorales. Fue en esta Alma Mater donde obtuvo una licenciatura en Ciencias Políticas y Economía.
Después de la Universidad, Harris regresó a su estado natal y asistió a la facultad de derecho en la Universidad de California Hastings. Contrario al deseo de familiares y amigos, se preparó para ser fiscal. Ese trabajo le tomaría tres décadas de su vida, años en los que sirvió como fiscal adjunta del distrito en el condado de Alameda de Oakland, antes de ser elegida en 2004 como fiscal del distrito de San Francisco.
En 2011, Harris logró el primer gran hito de su carrera: se convirtió en la primera afroamericana, la primera mujer y la primera asiática americana en ser elegida fiscal general de California. Como fiscal, varios de sus excolaboradores resaltan un caso del año 2014 que, según ellos, describe el carácter de Harris. Su equipo consiguió bajo el liderazgo de Harris la primera declaración de culpabilidad contra un operador de un sitio web de ciber explotación. El acusado fue sentenciado 18 de prisión en un fallo que ha servido como base para otras persecuciones por ciberdelitos. En ese momento, de acuerdo con el testimonio de sus empleados, la actual vicepresidenta mostró una habilidad para tomar decisiones pragmáticas y basadas en la información.
Esa buena reputación, sin embargo, no la acompañaría siempre. Tras pasar por el Congreso de EE UU, ser candidata y más tarde la fórmula vicepresidencial de Joe Biden, Harris llegó a la Casa Blanca como segunda al mando en 2020 y durante la primera mitad de su gestión rondaron los rumores de un presunto “carácter difícil” y la conflictividad para mantener equipos de trabajo.
Los consultores políticos concuerdan en que nunca brilló como vicepresidenta, a pesar de haber liderado los esfuerzos de la Administración sobre el acceso al aborto. Desde 2022 ha recorrido el país en defensa de los derechos reproductivos, después de que el Tribunal Supremo anulara el caso Roe v. Wade, que garantizaba esa práctica. Harris ha sido también una aliada de confianza del presidente Biden, ya que juntos han invertido en la economía para crear puestos de trabajo y mantener el desempleo bajo. Han creado más pequeñas empresas en un periodo de dos años que cualquier Administración anterior.
Además, Harris ha sido clave para los proyectos legislativos de Biden, estableciendo un nuevo récord por la mayor cantidad de votos de desempate emitidos por una vicepresidenta. En su contra, sin embargo, pesan los fracasos de la política fronteriza del actual gobierno, luego de que no se lograran bajar los cruces irregulares por México cuando en 2021 se le asignó esa tarea.
Harris lideró una iniciativa público-privada dedicada a la creación de empleos locales y otras medidas para frenar el flujo de migración masiva. A través de esta se ha generado más de 5.200 millones de dólares desde su lanzamiento en 2021, y sus socios incluyen a más de 50 empresas y organizaciones que se han comprometido a apoyar el crecimiento económico en la región de Centroamérica. Nada de esto ha evitado que el tema migratorio sea la principal munición de su rival republicano, Donald Trump, quien la llama “fallida Zar fronteriza”.
Durante la campaña Harris se ha enfrentado a una oposición brutal de los conservadores, que le acusan de ser una “candidata sin sustancia” que no puede dar a entender sus propuestas de manera concreta. Ella ha querido ser la candidata que defienda una idea en particular: “es momento de avanzar hacia adelante y pasar la página de Donald Trump”. Está por verse cuánto ha calado en los votantes indecisos aquel discurso, que viene acompañado de un intento (no muy exitoso) de querer distanciarse de lo que ha sido la presidencia de su jefe actual, Joe Biden.
Desde que inició su campaña en julio, Harris se ha enfocado en buscar el voto de bloques electorales claves a lo largo del país, en específico los siete estados Georgia, Nevada, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte y, por supuesto, Arizona, y dándole prioridad a la materia económica, migratoria y de justicia reproductiva —regiones y temas claves que podrían determinar el resultado de la elección general del 5 de noviembre.
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