“Santa Putin”, el único Papá Noel capaz de salvar a los niños occidentales de la homosexualidad

La obsesión que tiene el presidente ruso, Vladimir Putin, contra todo lo que tenga que ver a la homosexualidad o lo que se salga de lo que significa la familia tradicional ha llegado a límites insospechados. Primero se prohibió el matrimonio homosexual y las adopciones de niños rusos por parte de parejas del mismo sexo. Pero es que, además, llegó a amenazar con retirar esos niños a las parejas que les hubieran engañado o que no hubieran formado una familia tradicional en los primeros años de la adopción.

Lo dejó claro antes del mundial de fútbol que se desarrolló en Rusia hace cuatro años: “Mientras yo esté aquí habrá papá y mamá”. Y su postura no ha variado ni un ápice. Las persecuciones de los homosexuales están a la orden del día. Hasta ha llegado a prohibir el yoga en algunas zonas porque podría estar fomentando la homosexualidad.

De hecho, hace un mes, los diputados rusos aprobaron por unanimidad enmiendas que amplían considerablemente el alcance de la ley que prohíbía la “propaganda” LGTB+. El texto legal se presentó como un acto de defensa en la guerra ideológica contra Occidente.

A pesar de lo que pueda parecer, son muchos los seguidores del presidente ruso que comparten sus planteamientos, hasta el punto de convertirle en su salvador para la causa, en el Papá Noel que logra salvar a los niños occidentales que viven bajo la “opresión” de familias compuesta por dos padres o madres, que fomentan la igualdad y luchan contra las actitudes machistas en el día a día.

Esto ha quedado reflejado en una campaña de Navidad elaborada por la productora Signal, quue convierte al líder ruso en “Santa Putin”. El vídeo muestra cómo un Papá Noel entra en la casa de un niño, con dos padres, en el que hay una foto de la pareja y varios libros sobre la homosexualidad. En un momento del vídeo, el niño acude a dejar su carta en el calcetín colgado para Papá Noel, en el que deja entrever que no es feliz con la familia que tiene y su estilo de vida.

Entonces, papá Noel, le deja los clásicos regalos de un balón de fútbol, unos coches de juguete y una batería. Cuando sale de la casa, la foto de los padres ya es de un hombre y una mujer (uno de los hombres desaparece) y tampoco hay rastro de los libros. el niño, como forma de agradecimiento, se asoma a la ventana y Santa Claus se da la vuelta y muestra su verdadera cara: es Vladimir Putin.

El cortometraje de los propagandistas pro-Kremlin vuelve a atacar a los valores occidentales, frente a los modélicos ejemplos rusos, una manera más de polarizar la situación después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

Al final del vídeo, el mensaje es claro: “Querido Santa: ¡Gracias y Feliz Navidad! De parte de todos los niños del mundo”. Queda por ver si la ministra de Igualdad, Irene Montero, se pronuncia al respecto o el titular de Consumo, Alberto Garzón, le envía alguna de las guías para que los padres no compren “juguetes sexistas” y en las que se invirtieron 50.000 euros