Elecciones en EE UU
Biden se la juega en las “Midterms”
El presidente de EE UU apura las últimas horas de campaña para movilizar al electorado demócrata y evitar perder el control de ambas Cámaras del Congreso el resto de su mandato
Joe Biden y Donald Trump. La estampa de hoy no dista mucho de 2020, cuando hace exactamente dos años ambos candidatos a la Casa Blanca competían en una carrera electoral muy reñida y tensa. La recta final de la campaña electoral de estas elecciones legislativas ha mantenido a ambos líderes ocupados recorriendo algunos Estados clave para sus respectivos partidos. El presidente demócrata decidía apurar este lunes sus últimas horas de campaña sobre terreno seguro, cerca de Washington, en Columbia (Maryland). Mientras, el ex presidente republicano hacía lo propio en Vandalia (Ohio).
Liberales y conservadores se juegan el control de ambas Cámaras del Congreso este martes. Pero, más allá de la trascendental cita en las urnas por el control del Poder Legislativo, Estados Unidos se juega su credibilidad ante el mundo con la democracia como principal protagonista. Ese ha sido el eslogan de la campaña que los demócratas han replicado sin descanso en diversos mitines por todo le país. Muchos de ellos encabezados por un enérgico y apasionado Barack Obama, recordando a los estadounidenses que «si tenemos quienes niegan las elecciones sirviendo como gobernador, senador o secretario de Estado y fiscal general, entonces la democracia tal y como la conocemos puede no sobrevivir».
También desde Arizona, Obama advertía que el 75% de los estadounidenses cree que la democracia está en riesgo, aunque solo el 7% la considera una prioridad. «Es una estadística preocupante, pero cierta. Os preocupa llegar a fin de mes, sentir que el proceso político no funciona tan rápido como os gustaría en temas que os importan. La priorizáis, pero veremos qué sucede cuando algunos sitios pierdan la democracia», recalcó en Michigan, Wisconsin, Georgia, Nevada y Pensilvania con Biden.
Los posibles riesgos contra la democracia han resonado con fuerza en los discursos de los liberales y han estado más presentes que nunca en esta campaña. «La democracia estadounidense está bajo ataque porque el ex presidente de EE UU rehúsa a aceptar los resultados de las elecciones de 2020», denunció Biden cerca del Capitolio, donde el asalto del 6 de enero supuso un punto de inflexión en esa dirección.
Más de 300 candidatos republicanos con aspiraciones a nivel federal, estatal y local han utilizado la falsa teoría de Trump de que hubo manipulación en el resultado de 2020 en la campaña de estos comicios legislativos, según un estudio de Brookings, y un 39% de los votantes republicanos cree que, si su candidato pierde en las «Midterms», será debido a un fraude electoral.
Por ello, en contra de su propia voluntad a juzgar por el bajo perfil que ha tenido en los últimos años, Obama volvía a la palestra en un acto de rescate hacia el que fuera su vicepresidente durante ocho años para tratar de paliar los efectos de perder la mayoría de la Cámara de Representantes e intentar, a la vez, mantener el Senado.
De no ser así, la Administración Biden se enfrenta a un futuro incierto. Sin el apoyo del Congreso, el actual Gobierno quedaría estancado y sin la posibilidad de darle continuidad a las prioridades de la agenda demócrata durante el resto de su mandato.
Las ayudas a Ucrania, por ejemplo, podrían tener los días contados. Desde que comenzó la guerra el 24 de febrero, Washington ha comprometido más de 18.200 millones de dólares en armas y equipo militar. Apoyo que Biden ha podido ofrecer con el consentimiento del Congreso, pero los republicanos ya han adelantado que, de recuperar el control, sus prioridades para esos fondos pasarán al terreno doméstico.
La Cámara Baja tiene todas las papeletas de volver a manos de los republicanos, pero en la contienda de la Cámara Alta, donde los resultados en muchos Estados están ajustadísimos, las opciones hacia la ansiada mayoría quedan abiertas hasta última hora para ambas formaciones políticas.
Un lastre electoral
La baja popularidad de Biden tampoco ha ayudado al Partido Demócrata. A pesar de haber cumplido con las principales promesas electorales y de haber conseguido aprobar, con apoyo bipartidista del Congreso algunas de las reformas más ambiciosas de las últimas décadas en materia de infraestructura, sanidad, economía y cambio climático, la Administración Biden se ha enfrentado a las devastadoras consecuencias de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia. A sabiendas que la economía, y cómo ésta afecta directamente a su bolsillo, es la principal motivación de los votantes en las urnas, los conservadores han sabido aprovechar muy bien la oportunidad de relacionar la inflación que atraviesan todos los países, sin excepción, tras nueve meses de invasión rusa en Ucrania con el mal manejo del Gobierno de Biden en esa materia.
La economía, la crisis migratoria en la frontera con México y el estado de salud de Bidenhan estado en boca de todos los candidatos republicanos para escalar puestos en su carrera hacia el Capitolio. Los liberales, por otro lado, han centrado su atención en los derechos de las mujeres tras la polémica decisión del Triubunal Supremo de impedir el aborto en el país en todas sus formas.
Aumenta la tensión también entre los funcionarios estatales, cada vez más acosados por las acusaciones falsas contra los procesos electorales y ante cualquier posible escenario electoral, en el que puedan aumentar las amenazas y posteriores disputas por los resultados, tal y como sucedió en las presidenciales de 2020.
Cada Estado organiza la contienda con distintas leyes y reglamentos, sistemas de votación y procedimientos de recuento de votos, por lo que se espera que el anuncio general de los resultados no se produzca inmediatamente después del cierre de las urnas.
La noche del martes se tendrá constancia de algunos de esos resultados, pero no de todos. Factor que dará pie a rescatar las acusaciones de fraude electoral infundadas por el ex presidente Trump. El magnate neoyorquino estaría a punto de anunciar su candidatura oficial a las elecciones presidenciales de 2024, tras la resaca electoral de estas legislativas y tan pronto como la próxima semana, si ninguno de los procesos judiciales puestos en marcha contra él se lo impiden.
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