Magreb
Por qué los militares siguen teniendo tanto poder en Argelia
Pese a las protestas que pedían un cambio de régimen, el régimen se ha enrocado mientras rivaliza con Marruecos por ser la potencia hegemónica en el Magreb y el Mediterráneo
Argelia, nuestro vecino silencioso, ha dado un puñetazo en la mesa de las relaciones con España enfadado por el cambio de posición del Gobierno dePedro Sánchez con respecto al conflicto del Sáhara. La preocupación en algunos sectores es máxima ante el daño económico y diplomático que puede causar el anuncio de Argel sobre la suspensión del tratado de amistad con España. Si algo ha demostrado el régimen argelino es la coherencia de sus palabras. En agosto de 1994 anunció el cierre de sus fronteras terrestres con Marruecos y 27 años después esa medida sigue en activo.
Para comprender un poco mejor quién es nuestro social comercial más importante del Magreb después de Marruecos conviene recordar algunos datos sobre su sistema político, su pasado reciente, la rivalidad que mantiene con Rabat desde hace décadas y algunos elementos clave que definen cómo es su sociedad.
Para empezar no existe unanimidad a la hora de definir cuál es la verdadera naturaleza del régimen político que impera en Argelia. ¿Es un sistema constitucional y parlamentario de corte liberal al estilo occidental? ¿Tiene más relación con las autocracias árabes o incluso con la Rusia de Putin? La Constitución de 1976 habla de un sistema multipartidista y en la práctica el país está regido por un sistema presidencialista.
Sin embargo, muchos analistas aseguran que Argelia se posiciona como un régimen autocrático y militar desde que alcanzó la independencia de Francia tras los acuerdos de Evian en 1962, con el general De Gaulle al frente de la presidencia de Francia, de cuya firma se han cumplido ahora sesenta años. Con un 40% de su población por debajo de los 25 años, el país está gobernado por un aparato envejecido -una gerontocracia que algunos han comparado a la soviética de los setenta y ochenta- y alejado, dicen sus críticos, de los problemas de los ciudadanos.
Es verdad que el país celebra elecciones presidenciales, pero ese argumento -dicen los analistas- no sirve para validar un sistema como democrático. ¿Acaso son democracias la Venezuela de Nicolás Maduro o la Nicaragua de Daniel Ortega, donde también se celebran elecciones para elegir a su máximo líder?
El punto de inflexión en la vida política argelina se produjo en 2019. Con casi una década de retraso, el paísvivió ese año algo parecido a lo que fueron las primaveras árabesen Libia, Túnez y Siria en 2011. Miles de argelinos salieron a las calles a protestar pidiendo más libertad, empleo y prosperidad a un régimen férreo y anquilosado en el pasado.
Ese régimen estaba liderada por el militar Abdelaziz Buteflika, quien, ya anciano y enfermo (murió en septiembre de 2021), no había tenido reparos en presentar su candidatura por quinta vez para volver a ser presidente en 2019; pero los argelinos estallaron, y lo hicieron de forma pacífica, con manifestaciones en las calles para pedir un cambio de régimen. En sus eslóganes denunciaban la corrupción de un régimen paralizante.
La masiva movilización hizo que la cúpula militar -el gran poder que domina en Argelia- tomara cartas en el asunto. El entonces y ya fallecido jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Ahmed Gaid Salah, forzó la dimisión de Buteflika, que llevaba 20 años gobernando el país. Finalmente, Abdelmadjid Tebboune, de 76 años y apodado el “rais de los militares”, se hizo con el poder (en unas elecciones con el 60% de abstención), pero no son pocos los que creen que el nuevo presidente le debe el cargo a los militares y que nada se podrá hacer sin contar con la voluntad de los uniformados y en particular de Said Chengriha, el actual jefe del Estado Mayor del Ejército.
Haizam Amirah Fernández, analista del Real Instituto Elcano, señaló en un informe que “los militares hacen todo lo posible para mantener su poder detrás de una fachada de constitucionalismo y un pluralismo electoral poco creíble. Para los militares, es crucial preservar sus intereses materiales y sus amplias prerrogativas”.
Presupuesto en Defensa y guerra con Marruecos
El régimen imperante en Argel tiene mucho que ver con las tensas relaciones con su vecino. Marruecos y Argelia mantienen un pulso desde hace décadas por la supremacía política y territorial en la región del Magreb, una aspiración que ha provocado en los últimos años una escalada armamentística inusitada en la región. En Argel, el presupuesto militar no de ha dejado de crecer. En 2018 ascendió a unos 10.000 millones de dólares. Cabe destacar que Argelia ha sido el quinto mayor importador de armas del mundo entre 2014 y 2018.
Un gigante con los pies de barro
Argelia tiene 2.381.000 de kilómetros cuadrados de superficie. Es el país más grande de África y de todo el mundo árabe y el décimo mayor Estado del mundo. Sin embargo solo tiene 44 millones de habitantes. El 60% de los ingresos del Estado vienen a través de sus abundantes recursos energéticos. Argelia es uno de los grandes productores a nivel mundial de gas natural. A España exporta hasta un 50% del gas que consumimos. Sin embargo, el país magrebí presenta enormes debilidades. Casi el 70% de lo que consume tiene que ser importado y sus reservas de divisas se han visto notablemente reducidos en los últimos años.
Cómo se posiciona Argelia en la guerra de Ucrania
Argelia ha tratado de mantener una posición de neutralidad. En abril, el ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov visitó Argel, y pocos días después hizo ese mismo viaje el general Hans-Werner Wiermann, director del Estado Mayor General Internacional de la OTAN, quien se reunió con Said Chengriha. Para Moscú, Argelia es un socio tradicional clave en la región, al que ha vendido ingentes cantidades de armamento en las últimas décadas y con el que ha firmado acuerdos de cooperación en muchos ámbitos. Argel, sin embargo, trata de mantener cierto equilibrio para cuidar las relaciones con países europeos con los que tiene importantes contratos energéticos.
Qué pasó en la década de los noventa
Argelia tiene aún en la memoria su brutal pasado de violencia, que ha actuado como freno en la sociedad argelina a la hora de plantear sus demandas, señalan muchos analistas. En los años noventa, en Argelia se extendió una suerte de guerra civil tras la anulación de los resultados en las elecciones parlamentarias que dieron la victoria a los islamistas del Frente Islámico de Salvación (FIS). El régimen argelino dio un golpe de Estado para revertir la victoria con la bendición de la Unión Europea. Poco después se desató una ola de violencia que sembró el país de sangre y muerte con duros episodios de represión.
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