Talibanes

Gordon Brown: “Occidente camina sonámbulo hacia la peor crisis de Afganistán”

El ex primer ministro británico hizo este miércoles un crudo pronóstico sobre la situación que se vive en el país desde la vuelta al poder de los talibanes

El pasado 15 de agosto, los talibanes recuperaron el poder veinte años después de haber sido derrocados por las fuerzas de la Alianza Atlántica
El pasado 15 de agosto, los talibanes recuperaron el poder veinte años después de haber sido derrocados por las fuerzas de la Alianza AtlánticaSTRINGERAgencia EFE

El ex primer ministro británico Gordon Brown hizo este miércoles un crudo pronóstico sobre la situación que se vive en Afganistán desde la vuelta al poder de los talibanes en una tribuna en The Times y ante los micrófonos de la BBC: “Occidente está en condiciones de actuar pero camina sonámbulo hacia la peor crisis humanitaria de nuestro tiempo”.

No menos lapidaria ha sido la advertencia –que da título al artículo- del ex inquilino del número 10 de Downing Street y enviado de Naciones Unidas para la Educación Global: “Casi toda la población en Afganistán se dirige hacia una auténtica pobreza”.

El ex primer ministro laborista entre 2007 y 2010 insta a la comunidad internacional a dar “la mayor respuesta humanitaria nunca acordada para un único país” con objeto de salvar al país de Asia Central del colapso económico y social al que se encuentra abocado. Recuerda Brown que más de la mitad de la población afgana, entre ella un millón de niños, corre el riesgo de morir de hambre. La retirada de la ayuda internacional y la desconexión del sistema financiero mundial, la fuerte sequía –la peor en 27 años-, los efectos de la pandemia y la salida de las mujeres del mercado laboral golpearán duramente a la economía afgana. Según las predicciones del FMI el PIB afgano se contraerá entre un 20 y un 30% a lo largo del año que viene.

“Ningún país en los últimos tiempos está sufriendo una “pobreza universal” en la forma en que lo puede hacer Afganistán”, abunda el que fuera sucesor de Tony Blair al frente del Gobierno británico. “Resulta irónico que cuando el conjunto de la comunidad internacional está comprometido con cumplir las metas de desarrollo sostenible –liberar al mundo de la pobreza absoluta a lo largo de esta década- prácticamente toda la población de Afganistán estará condenada a tal terrible destino. (…) En lugar del no a la pobreza absoluta en ningún país, tendremos el horror de ver prácticamente a todo un país viviendo en la pobreza absoluta”, insiste Brown en su tribuna en The Times.

“Estados Unidos gastó billones de dólares en la guerra en Afganistán. No está fuera de nuestro alcance encontrar 4.000 millones de dólares para evitar la hambruna”, afirma Brown, quien también se desempeña actualmente como embajador para la Financiación de la Salud Global de la OMS. En su artículo el ex primer ministro británico concreta la cifra que, a su juicio, ha de recabar la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas: 4.500 millones de dólares. “Esta tragedia prevista no puede ser una tragedia sin resolver”, zanja Brown en su reflexión publicada este miércoles.

Consecuencias directas para Occidente

Subraya en su artículo en The Times el ex primer ministro laborista que las consecuencias de la situación en el país de Asia Central pueden acabar sintiéndose en Occidente y, de manera particular, en Europa dado que miles de afganos huirán del país rumbo a las economías más desarrolladas.

Además, avisa el ex primer ministro laborista la retirada de las potencias occidentales, incluido Reino Unido, desde la caída de Kabul en manos talibanes está dejando el camino despejado para el surgimiento de una “nueva generación de terroristas insurgentes” y de “sentimientos extremistas contra Occidente”. “Tenemos que actuar por razones morales, pero hacerlo va también en nuestro propio interés”, ha afirmado el político escocés en declaraciones a BBC Radio 4 también este miércoles.

Asegura Brown en el citado artículo que después de lo ocurrido –incluida la salida atropellada de las representaciones internacionales- nunca más las potencias aliadas podrán “imponer los valores liberales occidentales de la noche a la mañana” en otros países.

El pasado 15 de agosto, poco más de dos semanas antes de que se consumara la retirada definitiva de las tropas internacionales desplegadas en Afganistán, los talibanes recuperaron el poder veinte años después de haber sido derrocados por las fuerzas de la Alianza Atlántica. Lo hicieron de manera fulgurante e inesperada por las cancillerías extranjeras, que partieron en desbandada a medida que la victoria talibán se antojaba ya la única posibilidad.

Cuando han transcurrido más de cuatro meses desde la llegada a Kabul, la andadura del Emirato Islámico no se ha salido del guion previsto en lo relativo a la gestión económica y securitaria, forma de gobierno y justicia, libertades o el papel de la mujer en la sociedad. Naciones Unidas ha advertido desde la misma llegada de los islamistas radicales al poder de que en Afganistán se estaba fraguando una auténtica “catástrofe humanitaria”.

Aunque no enfrenta oposición interna que haga peligrar su permanencia, el nuevo régimen sigue sin ser aún reconocido por ningún país. El propio Gordon Brown aseveraba ante los micrófonos de la BBC que “hay muchas cosas que podemos hacer, sortear al régimen talibán y no darles auxilio, ni darles crédito alguno cuando hagan lo necesario por razones humanitarias”.