Opinión
Rusia bajo el zarpazo del coronavirus
La semana pasada, las autoridades rusas registraron por primera vez más de 1.000 muertes diarias por coronavirus, mientras que los nuevos casos diarios también alcanzaron nuevos récords
La semana pasada, las autoridades rusas registraron por primera vez más de 1.000 muertes diarias por coronavirus, mientras que los nuevos casos diarios también alcanzaron nuevos récords con cerca de 34.000. En la actualidad, Rusia ocupa el quinto lugar entre las naciones más afectadas, con 8 millones de casos y 225.000 muertes, pero el panorama real es mucho más sombrío.
Las estadísticas rusas sobre el coronavirus sólo contabilizan los casos mortales en los que se menciona el Covid-19 como “causa principal de la muerte”, y este enfoque permite dejar de lado a muchos pacientes que mueren por otras causas mientras están infectados. Además, como el sistema sanitario no responde a la pandemia, las personas con enfermedades crónicas tampoco pueden recibir ayuda (en las grandes ciudades de provincia las urgencias llegan en 24-48 horas si se llama a un domicilio). Las cifras oficiales de Rosstat para 2021 muestran que el número de muertes de enero a septiembre es 707.000 más que en el mismo periodo de 2019, mientras que el descenso natural de la población rusa superará el millón a finales de año, lo que supera cualquier otro dato anual desde la Segunda Guerra Mundial.
La tendencia general, si nos basamos en los datos oficiales, muestra que durante cualquier nueva “ola” de la pandemia de Covid-19, la proporción de muertes con respecto a los nuevos casos aumenta (de unos 20 por cada 10.000 casos en abril de 2020 a 160 el pasado diciembre y a 300 en estos días).Parece que el gobierno es incapaz de persuadir a la gente para que se vacune - con el 32,4% de la población totalmente vacunada con vacunas producidas localmente se tardará... 188 días en alcanzar el umbral del 70%, pero la vacuna Sputnik-V produce efecto sólo durante 6-8 meses, y la revacunación apenas ha comenzado, por lo que cada vez más personas vacunadas están llenando los hospitales. Al producirse estos casos con mayor frecuencia, la confianza en la vacunación, ya de por sí baja, se evapora entre la gente de a pie. Además, lo más preocupante es otra cuestión: la gente se ha acostumbrado a la pandemia, y cada nueva oleada va acompañada de menos medidas de protección.
En el metro de Moscú y en los transportes públicos en general, alrededor de un tercio de los pasajeros llevan máscaras, mientras que los funcionarios públicos aparecen con más frecuencia sin ellas en las reuniones y asambleas cubiertas por la televisión. Parece que las autoridades, que glorifican cada vez más la historia soviética, actúan a la manera de Stalin, que deseaba conseguir victorias militares sin preocuparse por el número de tropas muertas en la acción: en tiempos de Putin, este enfoque se materializa en evitar nuevos cierres y en fingir que la pandemia se está ralentizando para permitir que la economía funcione “como siempre”. Esto último es un éxito: la economía repunta con fuerza, con todos los restaurantes y gimnasios funcionando a pleno rendimiento y un crecimiento del PIB que se prevé que alcance el 4,7% este año, pero el coste humano es alto.
Las autoridades rusas prometen formalmente que se preocupan por el bienestar de la gente, ya que el Presidente Putin dice constantemente que su objetivo es “la preservación del pueblo” (esta frase es en realidad una cita de Solzhenitsyn, un famoso escritor soviético y ruso), pero sus prioridades políticas indican otros objetivos. Al darse cuenta de que son incapaces de hacer frente a la disminución de la población, los gobernantes del Kremlin aceptaron un número récord de extranjeros (563.000 en 2020) como ciudadanos rusos, y recientemente levantaron la prohibición de 158.000 personas procedentes de las repúblicas pobres postsoviéticas de Asia Central que habían sido deportadas de Rusia por diferentes delitos y les permitieron regresar, ya que el mercado laboral revela una escasez de mano de obra sin precedentes. No se sabe por qué el presidente Putin autorizó otro descenso del 9% en el gasto público en sanidad para 2022 en el proyecto de presupuesto entregado recientemente al Parlamento, mientras las reservas monetarias del Estado van en aumento, pero parece que el Covid-19 en Rusia tendrá consecuencias demográficas mucho más dramáticas que en cualquiera de las naciones del G20, independientemente de los resultados económicos a corto plazo que muestre el país.