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Alemania

Olaf Scholz: el candidato aburrido que cambió el mapa político alemán

Cuatro ciudadanos alemanes explican las razones de la victoria del socialdemócrata en las elecciones de Alemania

Olaf Scholz FOCKE STRANGMANNEFE

Nada a primera vista muestra en el barrio berlinés de Charlottenburg que muchos de sus residentes hayan cambiado la cruz en su papeleta electoral. Esta vez en muchos de los locales del barrio la mayoría ha votado al partido socialdemócrata y no a los cristianodemócratas. La maestra Ann-Christin Maempel toma su café en la Plaza de Konrad Adenauer mientras lee el periódico «Süddeutsche Zeitung». Explica a LA RAZÓN que votó a los Verdes (Die Grüne) en la lista de candidatos directos y al partido socialdemócrata SPD en la segunda casilla, que gano las elecciones mejorando cinco puntos su resultado previo hasta alcanzar un 25,7 por ciento de los votos. En otras ocasiones, Maempel había votado a otros partidos. Cree que la CDU «no se mostró claro como partido en una dirección». Laschet, el candidato del partido de Angela Merkel, al principio le pareció «tranquilo, pero no se ha demostrado que lo sea durante la campaña». El resultado de las elecciones le parece positivo porque, según ella, «son políticos más jóvenes y es importante que lleguen al poder y discutan entre ellos». Una coalición de a tres no le molesta, sino que cree que así habrá un mayor diálogo entre diferentes sectores sociales.

El hostelero jubilado Franz-Ehrich Klose no sabía a quién votar el pasado domingo porque ninguna opción le convencía.Carmela NegreteCarmela Negrete

De forma intuitiva, esta mujer ha enunciado varios de los factores claves de estas elecciones, que han dejado en el aire la formación de gobierno a la espera de que verdes y liberales dedican si apoyan al SPD oa la CDU. La victoria del SPD con su candidato Olaf Scholz, un político aburrido, sin carisma, y al que las encuestas hace unos meses no le daban ni por asomo la posibilidad de llegar a ser canciller ha marcado los comicios. Su victoria es más el resultado de la pérdida de votos de los conservadores. El doctor en ciencias políticas y director del “think thank” Zukunftspolitik (Política del Futuro) Daniel Detting explica a este periódico que «la caída de la CDU y de la CSU era previsible desde hace tiempo y tiene dos causas principales que son la falta de ideas y de liderazgo». La canciller Angela Merkel habría «administrado más que reinventado» Alemania. Para el experto, la digitalización, la educación y la sanidad fueron los temas centrales de la contienda electoral y la CDU no habría tenido respuestas claras a estos temas. «A ello se le une la lucha interna por el poder con la CSU. Ambos partidos hermanos están enfrentados desde hace tiempo. ¿Por qué deberían votar los ciudadanos un partido que se pelea con sí mismo y no con la concurrencia de cara al futuro?».

Cartel electoral de Kevin Kühnert, vicepresidente del SPD, en una calle de su distrito electoral en el barrio de Tempelhof-Schöneberg, donde ha desplazado a la CDUCarmela NegreteCarmela Negrete

El hostelero jubilado Franz-Ehrich Klose mira a ese futuro con muchas interrogantes internos mientras pasea por la avenida Kurfürstendamm. «Muchos amigos me habían preguntado si iría a votar, y yo les respondía: ¿Pero a quién voto?», pregunta a LA RAZÓN. Lo que sí me decían mis amigos era que votase lo que votase, que no votase a Die Grüne, porque eso sería una catástrofe y yo también lo pienso». Explica que no ha votado a la CDU porque «el candidato era muy antipático», sino al SPD. Klose señala que cree que las elecciones han dado el resultado que han dado porque «hace 20 años en Alemania se vivía mucho mejor que ahora», aunque no da razones concretas de porqué ha votado al SPD más allá de evitar la victoria verde. Explica que es originario del este de Alemania «y ya sabe qué ha ocurrido allí con la Alternativa por Alemania», dice en referencia al partido de extrema derecha AfD. Klose cree que los cambios de los últimos años han sido determinantes «y la pandemia le ha dado la puntilla, porque muchas personas no están de acuerdo en las medidas que se han tomado».

Rahel Bensch quería una coalición de socialdemócratas, verdes y la izquierda, pero se conforma con una coalición con los dos primeros partidos y el partido liberal.Carmela NegreteCarmela Negrete

Las propuestas en el ámbito social del candidato Olaf Scholz, de subir el salario mínimo a 12 euros y de mantener la edad de la jubilación actual, no parecen haber convencido a los alemanes de estos estados. Lo cierto es que la reorganización del tablero político no ha tenido las mismas consecuencias en todo el país. Mientras el cambio de tendencias en casi todas las regiones ha beneficiado al SPD y a Die Grüne, en dos estados del este de Alemania, Turingia y Sajonia, éste ha llevado a la victoria del partido ultra Alternativa por Alemania (AfD). Un estudio de la Fundación Konrad Adenauer publicado esta semana constata además una «convulsión en el electorado, que ya se venía vislumbrando desde hacía tiempo» y destacan que el trasvase no solo se produce «entre sectores de cristianodemócratas y liberales por un lado y de socialdemócratas y verdes por otro, sino que se cruza entre todos los partidos». Esa fragmentación se ve en la calle, donde es difícil encontrar ciudadanos altamente politizados y fieles a un partido.

Todo lo contrario que el hostelero piensa al parecer la joven madre Rahel Bensch, que pasea por la misma calle con su hijo y su marido y explica que ha votado a Die Grüne y que quería una coalición de socialdemócratas, verdes y la izquierda. Visto el resultado de los comicios, se conforma con una coalición con los dos primeros partidos y el partido liberal, pero no le parecería bien que la Unión siguiera en el gobierno como hasta ahora. Ella cree que «los casos de corrupción en la CDU le han costado la pérdida de votos que hemos visto». El tema determinante para su elección del partido a votar asegura que es el cambio climático y que los objetivos perseguidos por el resto de partidos en ese ámbito no le son suficientes.

Scholz ha sabido transmitir la imagen de tranquilidad y estabilidad de la canciller hasta el punto de haber utilizado uno de los gestos de Merkel en algún cartel electoral. Es algo que el doctor en ciencias políticas del Centro Europeo para la Política Henning Vöpel explica con otras palabras a LA RAZÓN: «Los alemanes suelen votar normalmente orientados a la seguridad, la confianza juega un papel muy grande y después de 16 años de cancillería de Angela Merkel la CDU no ha sabido ganar esa confianza de nuevo». El programa no habría convencido al electorado ni le habría transmitido la idea de que con Laschet, Alemania se encaminaba hacia el futuro. «Había una falta de ideas y de un nuevo relato conservador en tiempos de cambio», asegura. A la falta de popularidad del candidato a canciller Armin Laschet se suma el que «la caída histórica de la CDU no se explica tanto por la fuerza de los otros partidos como por las propias debilidades».

Para el experto, «la renovación que tendrá lugar ahora en el partido decidirá también si la CDU a largo plazo continúa siendo uno de los partidos mayoritarios que con contenidos consigue llegar a grandes partes de la sociedad».