Venezuela
Maduro y oposición retoman las negociaciones en México
El diálogo entre el gobierno y el antichavismo muestra la apuesta de AMLO por estabilizar en la región y cooperar con Biden
El epicentro de la política venezolana se encuentra hoy en Ciudad de México. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición para alcanzar un acuerdo sobre las condiciones de las elecciones regionales venezolanas del 21 de noviembre se retoman este viernes en la capital azteca. Como paso previo a la nueva fase de diálogo, la oposición venezolana ha aceptado este martes presentarse en bloque a esta cita electoral.
Los antichavistas han hecho oficial una lista de unidad. El anuncio cobra especial relevancia tras la decisión de los principales partidos opositores de no presentarse a las elecciones presidenciales de 2018 ni a los comicios parlamentarios de 2020 acusando al gobierno de censura y de amañar los resultados. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha afirmado que “es digo de aplaudir el gesto”. El mandatario de 58 años ha asegurado que “se ha abierto un ciclo de estabilidad política a través del diálogo”.
Maduro considera que “cuando la oposición inscriba candidatos, reconocerá la legitimidad del Consejo Nacional Electoral y la Asamblea Nacional de 2020”. El líder opositor autoproclamado en 2019 “presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación”, Juan Guaidó, ha respondido a Maduro denunciando una vez más que “no se dan las condiciones para unas elecciones libres”.
Tras un mes detenido por su supuesta vinculación con enfrentamientos en Caracas acusado de “traición” y “terrorismo”, el exparlamentario cercano a Guaidó, Freddy Guevara, ha empujado a favor del diálogo este martes tras ser liberado este domingo: “Tenemos que pasar a un proceso de convivencia. No convivencia con estructuras dictatoriales. Pero sí entre fuerzas políticas y que, para una parte del país y de las fuerzas políticas del régimen, Voluntad Popular (la formación de Maduro) deje de ser un partido fascista y terrorista”. En una cita con las urnas marcadas en diciembre por una participación exigua del 31% y 5,2 millones de votantes, el chavismo recuperó con el 67% de los apoyos el único gran poder del Estado contralado por la oposición desde 2015, cuando el bloque antichavista ganó los comicios a la Asamblea Nacional.
El proceso negociador entre el ejecutivo de Nicolás Maduro y la oposición venezolana comenzó con la firma de un memorando sobre las bases del diálogo el viernes 13 de agosto en Ciudad de México. La primera ronda de conversaciones concluyó el domingo 15 del mes pasado con la intención de ambas partes de volver a sentarse en la mesa. Maduro y oposición pactaron negociar entre hoy y el lunes tras mantener “reuniones constructivas”, como indicaron ambas delegaciones en un comunicado conjunto divulgado por la Embajada de Noruega. Tras cuatro intentos fallidos desde 2014, este proceso negociador presenta tantas expectativas como temores. Aparentemente, las condiciones para sellar un pacto son las mejores de los últimos años. La oposición pide unas elecciones “libres y justas” mientras que el gobierno venezolano reitera la necesidad de eliminar o rebajar las sanciones económicas impuestas a Venezuela por Estados Unidos, muchas de ellas implantadas en 2018 por el expresidente Donald Trump.
La mediación directa de México en el conflicto político venezolano muestra los avances de su presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su papel de mediador en las crisis regionales y en su agenda “de construir algo semejante a la Unión Europea apegado a nuestra historia”. AMLO aceptó la petición de Noruega de acoger el proceso de negociador “porque buscamos diálogo y acuerdo entre las partes” tras los intentos fallidos de República Dominicana en 2018, con el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, y de Barbados en 2019. La negociación pretende poner fin a más de cinco años en los que la oposición no ha aceptado los resultados electorales por falta de garantías. La UE, EE.UU. y Canadá observan con gran interés el proceso y han expresado su disposición a “revisar” las sanciones si la negociación avanza hacia “unas elecciones libres”.
Pese a haber realizado un solo viaje oficial fuera de México en su visita hace un año al entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, AMLO ha reforzado su rol en la región. Obrador ha potenciado la tradición diplomática mexicana basada en la neutralidad y la no injerencia. El catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, Ignacio Martínez Cortés, explica a LA RAZÓN que México ha sido elegido “puesto que no es interlocutor de uno o de otro” y “ofrece un territorio neutral”. “La diplomacia en México viene de tiempo atrás. A partir del 27 de septiembre de 1930 se establece la Doctrina Estrada: el gobierno mexicano solo se limita a mantener o retirar embajadores cuando lo crea conveniente”. El académico sostiene que la petición del país nórdico a Obrador también se debe a la falta de alternativas: “No me imagino a Bolsonaro, a Duque en Colombia o a Piñera en Chile como mediadores. Son gobiernos demasiados ideológicos en las relaciones exteriores. El arte de la política es unir a los polos opuestos”. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha mantenido contactos este jueves con gobierno y oposición venezolana para manifestarles su apoyo a estas conversaciones. Albares ha conversado con el nuevo canciller de Venezuela, Félix Plasencia, y con los líderes opositores Leopoldo López y Henrique Capriles.
AMLO busca la complicidad de Biden para estabilizar la región y reducir la migración
La negociación venezolana es una muestra del proyecto de AMLO para estabilizar la región: “Las crisis de Nicaragua, Haití, Cuba y Bolivia son amenazas. Obrador ha mantenido buenas relaciones con gobiernos lejanos a su cuerda ideológica como Honduras, El Salvador o Guatemala. Ha pedido financiación de Washington para apoyar a estas naciones. Ya veremos si se impulsa un proceso de integración tan amplio como la UE. La iniciativa pasa por tres caminos: gobernanza, Derechos Humanos y democracia. La Casa Blanca gana. Sin estabilidad no pueden funcionar las cadenas de suministro. Creo que Biden apoyará o mantendrá un silencio complaciente. Si Washington no respalda procesos de estabilización, se puede incendiar la región. Biden tiene como preferencia reducir el flujo de migrantes hacia su frontera sur para afrontar en las mejores condiciones posibles su reforma migratoria”.
La ayuda humanitaria enviada por México a Cuba, su petición de inversiones a EE.UU. para reducir la pobreza en Centroamérica y su papel en la crisis política de Bolivia acogiendo a Evo Morales en 2019 han permitido a AMLO cobrar mayor relevancia. “No tiene la simpatía de Washington en su apoyo humanitario a Cuba, pero ha logrado amainar la situación”, resalta el académico. La línea marcada por AMLO y el cambio en la Casa Blanca pueden significar un cambio de paradigma: “México puede ser el interlocutor de América Latina ante la Casa Blanca. Washington necesita uno y no hay muchas opciones”. AMLO ha tendido la mano a Biden para cooperar ante la influencia creciente de China en América Latina. Ante una veintena de ministros de exteriores y altos cargos regionales, en un acto por el 238 Aniversario del Nacimiento de Simón Bolívar el 24 de julio, Obrador esbozó su plan: “El crecimiento desmesurado de China ha fortalecido en EE.UU. la opinión de que debemos ser vistos como aliados y no como vecinos distantes. Nosotros preferimos una integración económica con dimensión soberana con EE.UU. y Canadá, a fin de recuperar lo perdido con respecto al comercio con China, que seguirnos debilitando como región y tener en el Pacífico un escenario plagado de tensiones bélicas. Nos conviene que Estados Unidos sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar”.
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