Brexit

Reino Unido y Australia cierran el primer acuerdo comercial de la era post-brexit

El acuerdo es más significativo en términos políticos que económicos, pues tan solo supondrá un incremento a largo plazo de un 0.02% al PIB de Reino Unido

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El Reino Unido ha cerrado con Australia su primer acuerdo comercial libre de aranceles de la era post-Brexit. Tras la reunión que Boris Johnson mantuvo ayer en Downing Street con su homólogo australiano, Scott Morrison, el premier calificó el pacto de “histórico”. En efecto, se trata del primero que Londres elabora desde cero con un país tercero desde que los británicos salieron de la UE. Al fin y al cabo, el que selló el año pasado con Tokio era prácticamente un corta-pega del alcanzado entre Japón y la UE.

Los detalles finales de la nueva alianza australiana no se conocerán hasta los próximos días. Aunque el Ejecutivo ya ha adelantado que permitirá que los automóviles británicos o el whisky escocés puedan venderse a precios más bajos, con un impulso para estos sectores que emplean a más de tres millones de personas en el Reino Unido. Asimismo, se establecen los mecanismos para facilitar la inmigración cualificada entre ambos países, mientras que las dos partes intensificarán la cooperación en materia de seguridad, cambio climático, ciencia y tecnología, indicó el Ejecutivo.

Con todo, el acuerdo es más significativo en términos políticos que económicos, ya que, según las propias estimaciones del Gobierno, supondrá tan solo un incremento a largo plazo de un 0.02% al Producto Interior Bruto del Reino Unido y el impacto en los precios será más bien insignificante.

Johnson no dudará en venderlo como una prueba irrefutable de que, fuera de la UE, se ha recuperado el poder para cerrar acuerdos con los países que se quiera. El mensaje es claro: representa las ambiciones de la Global Britain.

El objetivo es que este pacto con Canberra allane el camino para alianzas más allá de la UE, comenzando con el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), cuya adhesión fue solicitada ya formalmente por parte de Londres el pasado mes de febrero, con la esperanza de que, en última instancia, también se sumen socios claves, como los Estados Unidos, con los que todavía no se ha cerrado acuerdo de libre comercio. En cualquier caso, el Reino Unido sólo destina a este grupo de naciones transpacíficas el 8% de sus exportaciones, frente al 46% que manda ahora a la UE.

El nuevo acuerdo no está exento de polémica. Los agricultores británicos temen enfrentarse a una mayor competencia de sus homólogos australianos en su propio país. Los agricultores australianos dicen que no inundarán el mercado. El Reino Unido está geográficamente tan lejos que incluso el aumento del 80% en las importaciones australianas que predice el Gobierno equivale al 0,1% de las importaciones totales británicas.

No obstante, el pacto ha sido recibido con reservas por parte del poderoso sindicato del sector agrícola-ganadero National Farmers Union (NFU, en inglés), que considera que los australianos producen carne de vacuno a costes reducidos y puede crear una situación desventajosa para los ganaderos británicos.

Downing Street defiende que los ganaderos británicos estarán protegidos con un límite sobre las importaciones libres de aranceles durante 15 años, mientras que se apoyará a los agricultores con el aumento de sus exportaciones, incluidos en mercados del área del Indo-Pacífico.

“El día de hoy marca un nuevo amanecer en las relaciones del Reino Unido con Australia, apuntaladas por su historia compartida y valores comunes”, señaló el primer ministro en un comunicado. “Nuestro nuevo acuerdo de libre comercio abre fantásticas oportunidades para los negocios y consumidores británicos, así como a gente joven que quiere la oportunidad de trabajar y vivir en el otro lado del mundo”, agregó Johnson.

La relación comercial entre los dos países estaba valorada el año pasado en 13.900 millones de libras (16.124 millones de euros) y se espera que crezca con el nuevo acuerdo. Metales, vinos y maquinarias han formado parte de las principales exportaciones australianas al Reino Unido en los últimos años, mientras que Australia ha importado principalmente automóviles, fármacos y bebidas alcohólicas de los británicos.

El pacto con Canberra llega en medio de las grandes tensiones entre Londres y Bruselas por la polémica en torno al Protocolo de Irlanda del Norte, ya que el Gobierno británico se niega ahora a implementar los nuevos controles que hay que realizar en los puertos norirlandeses.

Las principales figuras de la UE tienen enfoques distintos sobre cómo actuar. Los partidarios de la línea dura liderados por el francés Emmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, insisten en que se debe aplicar sin excepciones la ley del mercado único.

Pero otros, como Maros Sefcovic, vicepresidente de la comisión europea, que está ahora a cargo de las negociaciones con Londres, están presionando para que haya una flexibilidad de las reglas -como las relativas a los medicamentos- a fin de lograr un compromiso.