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El espionaje interior alemán pone bajo vigilancia a todo el partido de AfD por “sospecha” de extrema derecha
Alternativa por Alemania estaba siendo investigada en algunos territorios, a partir de ahora se monitorizará en todo el país al estimar que se han multiplicado sus ataques contra el orden democrático
El partido ultraderechista alemán Alternativa para Alemania (AfD), el principal partido de la oposición en el Bundestag, se ha convertido en objeto de vigilancia por parte de los servicios secretos federales, según confirmaron ayer fuentes de la Inteligencia germana. Una decisión que permite a la Oficina de protección de la Constitución (BfV) vigilar las comunicaciones de este partido o introducir informantes entre sus filas, al estimar que había multiplicado sus ataques contra el orden democrático y ser sospechoso de extrema derecha. No obstante, la vigilancia no afectará a sus diputados en las cámaras tanto federal, como regionales y europea, así como a los candidatos en las elecciones que se celebran este año.
La AfDya estaba bajo observación en varios estados federados como Brandeburgo, Turingia, Sajonia-Anhalt y Sajonia pero según informó ayer la revista “Der Spiegel”, el partido fue catalogado a finales de la semana pasada como “caso sospechoso” por extremismo.
Un informe del espionaje interior de alrededor de mil páginas, que incluye varias pruebas de supuestas violaciones contra el orden liberal democrático recopiladas por juristas y expertos desde comienzos de 2019, constituye la base para la vigilancia de la AfD en su conjunto, señala la publicación. Entre los documentos recopilados figuran varios centenares de discursos y declaraciones de representantes de este partido en todos sus niveles.
Corriente radical Der Flügel
Una razón de peso para su catalogación como “caso de sospecha” por extremismo es la influencia de la corriente más radical dentro del partido -Der Flügel-, a la que la propia dirección conminó el año pasado a disolverse. A ellos se suman vínculos con organizaciones de extrema derecha como el “Movimiento Identitario”, la publicación “Compact” o el laboratorio de ideas de reciente creación “Instituto para políticas de Estado”. Portavoces de la formación declararon seguidamente que tomarán acciones legales para impedir la aplicación de esta medida.
La copresidenta del grupo parlamentario de AfD, Alice Weidel, denunció en su cuenta Twitter una decisión “puramente política” e “injustificada”. La medida amenaza con “dañar masivamente a la AfD, especialmente en un año cargado de citas elecciones”, agregaron los presidentes del partido Jörg Meuthen y Tino Chrupalla que, aseguraron, “agotarían todas las posibilidades legales para evitar este daño tanto como sea posible o mantenerlo al mínimo”.
Una postura que sin embargó contrastó con las manifestadas por otros partidos alemanes. Desde la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de Angela Merkel, se aseguró que la decisión no tiene motivos políticos sino que, en palabras del portavoz de política interna en el Bundestag, Volker Ullrich, la decisión confirma “que la esencia de la AfD está en contra de la democracia y de nuestro orden libre”.
La izquierda aplaude la decisión
La izquierda asimismo aplaudió la medida y el secretario general del Partido Socialdemócrata, Lars Klingbeil, consideró que la vigilancia de un partido “antidemocrático” como AfD es “necesaria y justa”. También se sucedieron elogios desde el Consejo Central de Judíos. La acción de la Oficina para la Protección de la Constitución “confirma el peligro que representa la AfD”, dijo el presidente del Consejo Central, Josef Schuster.
El partido AfD, creado en 2013, irrumpió en la cámara de diputados en 2017 y es la principal fuerza de oposición a los conservadores liderados por la canciller Angela Merkel y a los socialdemócratas en el poder. El partido debe su apoyo electoral a sus posiciones contra la política migratoria de Merkel, pero está actualmente muy dividido internamente y ha perdido fuerza, según los últimos sondeos.
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