América del Sur
Los incendios y la tala ilegal devoran el Amazonas
Durante el mes de septiembre, una superficie forestal equivalente a dos campos de fútbol fue destruida por minuto de forma irregular
Continua la sangría en el pulmón del mundo bajo la venía del presidente Jair Bolsonaro, apodado por los indígenas como “el destructor”. Más de 7.000 kilómetros fueron deforestados en la Amazonía brasileña entre enero y septiembre, una cifra alarmante a pesar de ser un 10% menor que la registrada en el mismo período de 2019, año récord.
Los datos oficiales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelan que tan solo en el mes de septiembre se talaron 964 kilómetros, un 34% menos que en septiembre del año pasado, cuando el desmate llegó a 1.453.
El nivel de deforestación en lo que va del año (7.063 km2) se ubicó igualmente por debajo de los 7.869 registrados en el mismo período de 2019, primer año del Gobierno de Bolsonaro, un escéptico del cambio climático que preconiza la apertura de la selva a actividades mineras y agropecuarias. Ambos sectores junto con los evangelistas fueron los mecenas de su campaña.
Pero la superficie talada en los primeros nueve meses de 2020 ya supera al total registrado en los años previos: 4.951 kilómetros en 2018, 3.551 en 2017, 6.032 en 2016 y 2.195 en 2015.
“Las cifras de deforestación siguen siendo altas e inaceptables. En septiembre, una superficie equivalente a dos campos de fútbol fue talada, por minuto, de forma ilegal”, advirtió Marcio Astrini, secretario ejecutivo de la ONG Observatorio do Clima.
Aunque las cifras de la deforestación son inferiores a las de 2019, la cantidad de incendios en la Amazonia aumentó un 61% en septiembre en relación al mismo mes del año pasado, con 32.017 focos identificados por los satélites del INPE.
En los primeros nueve meses del año, se registraron 76.030 focos, frente a los 66.749 entre enero y septiembre de 2019, un aumento de 14%. Al sur de la Amazonia, en el Pantanal -un gigantesco humedal rico en biodiversidad-, los incendios batieron todos los récords: con 8.106 focos, septiembre fue por lejos el peor me desde que el INPE inició la serie estadística, en 1998. El récord anual, que databa de 2005 (12.536 focos) fue más que superado en los últimos nueve meses, con 18.259 focos de incendio desde enero.
Contrariando las críticas de ambientalistas y especialistas, el Gobierno afirma que no ha fallado en su política de combate a los incendios, que atribuye a la fuerte sequía que afecta a ambas regiones. Pero la realidad es que la mayoría de los incendios son provocados bajo la venía de autoridades corruptas, o bajo la ley del plomo que impera con las mafias del agro. Es la madera de sangre.
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