Los Reyes en Auschwitz: “Que la humanidad no vuelva a caer en un horror así”

Los reyes, Felipe VI y doña Letizia, se trasladaron este lunes hasta Polonia para asistir a la ceremonia junto con representantes de otros 50 países. Tras aterrizar en el aeropuerto de Katowice en un avión de la Fuerza Aérea Española, y acompañados por la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se trasladaron al campo de Auschwitz.

Es la primera ocasión que los reyes visitan el campo de exterminio levantado por los nazis en la Polonia ocupada en 1940. Los monarcas españoles coincidieron con los reyes de Bélgica y Holanda, el gran duque Henri de Luxemburgo, el príncipe Haakon de Noruega, la princesa Victoria de Suecia, y la duquesa de Cornualles, esposa del príncipe Carlos de Inglaterra.

Don Felipe y Doña Letizia recorrieron antes de la ceremonia el campo de Auschwitz-Birkenau. Visitaron varios barracones, entre los que se encontraba el número 7; donde se encuentra la fotografía de uno de los españoles asesinados en este campo, el valenciano Joaquín Corteillo. Los reyes también depositaron una ofrenda de flores -un centro de rosas rojas y amarillas formando la bandera de España- en memoria de los cerca de 1,1 millones de personas, la mayoría de ellos judíos, que murieron en estas instalaciones.

Por último, Felipe VI firmó en el libro de honor del campo: “Las palabras son poderosas si están seguidas de acciones. Actuemos para preservar la memoria con verdad, solidaridad y con educación, y el compromiso con firmeza. Que la humanidad no vuelva a caer en un horror así”, escrito en inglés. “75 años después, profundamente conmovidos y honrados de representar a España en Auschwitz-Birkenau”, finaliza el texto.

La última visita de la monarquía española a este campo fue en 1989, cuando el rey Juan Carlos y la reina Sofía depositaron, en el mismo lugar, una corona de flores durante una visita oficial a Polonia.

En la ceremonia los monarcas se sentaron en la primera fila de autoridades, junto a los reyes de Holanda. Sus majestades presenciaron la ceremonia y escucharon los testimonios de los supervivientes. Entrada la noche, todos los invitados salieron de la carpa. Juntos, cruzaron andando parte del campo hasta la salida. Con una vela en la mano iluminaron parte del camino hasta llegar al final del trayecto y depositarlas en el monumento a las afueras del campo.