Taipéi
Elecciones en Taiwán: un nuevo frente entre EE UU y China
Chunjuan Nancy Wei, politóloga de la Universidad de Bridgeport
El mundo dirige hoy su mirada hacia Taiwán, que mañana decidirá quién será su próximo presidente. Y es que Taiwán ocupa un lugar destacado en la geopolítica internacional. La situación de la pequeña nación isleña tiene una repercusión directa en los equilibrios de poder de Asia y el Pacífico. Por lo que la decisión que tome mañana el pueblo taiwanés, podría tener graves consecuencias en el escenario internacional.
Primero, Taiwán decidirá cuál será el statu quo que marcará sus relaciones con China: el nacionalismo unionista chino tradicional, frente al creciente movimiento nacionalista taiwanés, que pretende blindar su independencia respecto a la China continental. El Partido Democrático Progresista (PDP) pro independentista en el Gobierno ha ganado tres de las cinco elecciones; y el partido Kuomintang (KMT), favorable al acercamiento, ha ganado los dos comicios restantes.
Existen diferencias significativas entre los principales candidatos: la presidenta en ejercicio, Tsai Ing-wen, del PDP, prefiere seguir la vía de separatista y ha adoptado una política de oposición total con respecto a China. El candidato del Kuomintang, por su parte, prefiere mantener el statu quo actual, a la vez que desarrolla unas relaciones económicas más sólidas con Pekín. El tercer candidato, James Soong, lidera una escisión de KMT llamada Partido del Pueblo Primero, que también es proclive a mantener una relación más conciliadora con China.
En segundo lugar, el resultado de estas elecciones se convertirá en el indicador con el que el creciente poder chino evaluará si es viable la unificación pacífica de Taiwán. Si la presidenta Tsai Ing Wen gana los comicios, China podrá concluir que ya no tiene ninguna posibilidad de hacerlo de una forma pacífica, con lo que las posibilidades de que se inicie una confrontación podrían aumentar. En cambio, si cualquier otro candidato ganase la Presidencia, las relaciones a través del Estrecho serían más estables y menos polémicas.
Taiwán ha sido marginado económicamente durante las últimas tres décadas: En 1990, la economía de Taiwán representaba el 45% de la totalidad de la riqueza de la China continental. Hoy en día, comprende solo 4.5% (o menos). Además, el 40% de las exportaciones de Taiwán encuentra su destino en el continente. Una relación agria con China no significa más que problemas para Taipéi. Desde mediados de la década de los noventa, China se ha estado preparando para la vía militar, aunque su estrategia predilecta sigue siendo la unificación pacífica mediante negociaciones.
Tercero, las elecciones tendrán un impacto directo en las sensibles relaciones entre Estados Unidos y China. Si China aumenta su capacidad económica, diplomática y militar -mientras Taiwán va alejándose progresivamente-, el tradicional enfrentamiento entre el poder hegemónico desafiado por una segunda potencia global también se intensificará. Taiwán depende de Estados Unidos para garantizar su seguridad, y un movimiento hacia la independencia podría desencadenar el ataque de China, por lo que Estados Unidos podría sentirse obligado a intervenir. Y si Taiwán desencadena una confrontación entre Estados Unidos y China, tendría consecuencias globales de gran alcance.