Aeropuertos
La verdadera historia del falso secuestro de un avión en Ámsterdam
El Airbus A330-200 de la compañía española Air Europa con destino Madrid emitió por error una señal de emergencia al servicio de control de tráfico aéreo
El pasado día 6 de noviembre a las 7 de la tarde, saltaban las alarmas en el aeropuerto de Schiphol de Ámsterdam, el servicio de control aéreo holandés acababa de recibir un código procedente de un avión español de la compañía Air Europa, estacionado en una de sus terminales, que indicaba que se encontraba en situación de secuestro.
Dentro en la aeronave, un Airbus A330-200 de grandes dimensiones, las cosas eran bien distintas. El avión se encontraba en pleno proceso de embarque con la tripulación al completo y 27 pasajeros ya a bordo. En la cabina un miembro de la tripulación instruía a uno nuevo en prácticas sobre los protocolos de seguridad del aparato en caso de secuestro.
Los aviones comerciales cuentan con un dispositivo, llamado transpondedor, que a través de un código de cuatro cifras emite señales interpretables por las dependencias de control de tráfico aéreo que identifican a la aeronave durante todas las fases del vuelo. Según una convención internacional de la OACI (Organización de la Aviación Civil Internacional) si este código es 7500 indica que la aeronave está sufriendo un secuestro, o lo que es lo mismo, un piloto introduce el código 7500 en el transpondedor para indicar que su aeronave está secuestrada.
El avión continuaba, su embarque, mientras en la cabina el proceso de formación del nuevo miembro de la tripulación continuaba con normalidad hasta que por un error inexplicable se accionó el fatal código 7500. El servicio de control aéreo de la torre del aeropuerto de Schiphol interceptó la señal de alarma y de inmediato activó los protocolos para este tipo de circunstancias: la paralización del tráfico aéreo del aeropuerto y el envío de las brigadas de intervención policiales al avión. De nada sirvieron las llamadas del piloto a la torre de control indicando que todo se debía a un lamentable error. El protocolo dictamina que la Policía tiene que verificar directamente el estado del avión ante la eventualidad de que el piloto estuviese siendo coaccionado por un secuestrador.
Para entonces, la noticia se extendía como la espuma por las redacciones de los medios de comunicación, primero nacionales y después internacionales. Los minutos que pasaron desde que se accionó la señal de alarma hasta que la Policía dictaminó que se trataba de un error bastaron para que la noticia y los falsos rumores se extendieran de manera incontrolable por medio mundo.
Primero fue el aviso de una situación sospechosa, confirmado por la policía militar holandesa, después el envío de mensajes de testigos directos de la intervención policial. Cuando la noticia dio el salto a las redes sociales, la situación sospechosa ya se había convertido en tres atacantes dentro del avión provistos de cuchillos amenazando al pasaje, detenciones de sospechosos y hasta aviones caza vigilando el espacio aéreo holandés.
Atrás quedaban los momentos de pánico vividos por la tripulación y los pasajeros cuando la brigadas policiales irrumpieron en la aeronave para verificar que ninguno de los individuos a bordo era un secuestrador o sospechoso de actos de índole sospechosa. El aeropuerto pudo entonces recuperar su normalidad y el avión terminar el embarque de pasajeros, aliviados por la noticia de la falsa alarma.
El vuelo de Air Europa con indicativo UX1049 procedente de Ámsterdam aterrizó sin incidencias en el aeropuerto de Madrid Barajas entorno a la media noche, dejando detrás una estela de falsas noticias publicadas en medios de todo el mundo, unos pasajeros testigos de un acontecimiento insólito y, lo que es peor, una investigación abierta que puede concluir con posibles sanciones económicas a la compañía aérea por no salvaguardar los mecanismos de emergencia que permitieron activar un dispositivo policial muy costoso.
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