Conflicto armado
Sri Lanka afronta una difícil posguerra
Ganada la guerra, al Gobierno de Colombo le queda fomentar la reconciliación nacional tras 26 años de conflicto.
El Gobierno de Sri Lanka proclamó ayer oficialmente el fin de la guerra contra los Tigres Tamiles y en las calles de la capital miles de personas lo celebraron envueltas en banderas nacionales. Cuando la fiesta acabe, con la resaca de la victoria, se tendrá que afrontar una pregunta: ¿Qué viene después de un conflicto de 26 años que para generaciones enteras es la única realidad conocida? Se trata de un enorme desafío para un país partido en dos y en el que casi un cuarto del territorio ha vivido durante décadas al margen del Gobierno.El presidente, Mahinda Rajapaksa, adelantó ayer algo, llamando a la reconciliación nacional en un discurso ante el Parlamento en el que incluso pronunció frases en el idioma de la minoría tamil. Su agenda, dijo, es «proteger a los tamiles» y «garantizar su igualdad de oportunidades», e insistió en que lo que se celebra es una victoria contra el «terrorismo». «Esta guerra la hemos ganado para todos los habitantes de esta isla, sin excepciones», reiteró.El discurso podría estár más dirigido a la galería internacional que al electorado. Y aun suponiendo que se cumpla lo prometido, el trabajo de pacificar Sri Lanka es un notable desafío. Para empezar, Rajapaksa tendrá que decidir qué hacer con los más de 250.000 refugiados tamiles que perdieron sus casas durante la llamada «ofensiva final» y que, de momento, viven en campamentos administrados por el Ejército.Terroristas camufladosAntes de liberarlos, los militares pretenden comprobar que no hay «terroristas camuflados», un trabajo delicado que ha despertado las quejas de varias organizaciones humanitarias, como Human Rights Watch (HRW). «Los refugiados son especialmente vulnerables a asesinatos sin juicio, torturas, desapariciones y otros abusos rampantes, sobre todo mientras no se permita que llegue la ayuda humanitaria», dijo la ONG en un reciente informe. La economía, muy desatendida en detrimento del esfuerzo bélico, es una asignatura pendiente. Los millones de dólares gastados en comprar armas chinas han dejado las arcas estatales temblando. E igual de tocada sale la libertad de prensa, sustituida por un propagandismo ultranacionalista que ha asesinado (en algunas ocasiones literalmente) todas las opiniones divergentes y críticas.Sri Lanka deberá limpiar también su imagen internacional y salir del paso ante las acusaciones de «crímenes de guerra» que están llegando ya desde varios estadios diplomáticos. El premier británico, Gordon Brown, advirtió a Rajapaksa de que sus acciones tendrán «consecuencias», mientras el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU pide que se abra un expediente criminal. En definitiva, Sri Lanka ha ganado la guerra, pero le queda una última batalla que ganar, quizá la más difícil: la posguerra.El cuerpo de Prabhakaran, expuesto como el del «Che»Sin precisar ni dónde fue hallado ni cómo murió, el cadáver del líder tamil Vellupillai Prabhakaran fue exhibido ayer. A la versión periodística de que murió entre los restos de una ambulancia, ayer se sumó otra: que fue hallado «junto a una laguna». El portavoz del Ministerio de Defensa aseguró que iba a hacerse un ADN y los Tigres Tamiles dieron su versión: «Nuestro querido líder está sano y salvo», dijo el encargado de Relaciones Internacionales, Selvarajah Pathmanathan.
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